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Todas Las Damas Aman A Coventry
Dawn Brower
El conde de Coventry conoce a Lady Abigail Wallace y toda su vida da un giro drástico. Charles Lindsay, el conde de Coventry, tiene grandes planes. Ninguno de ellos incluye tener esposa. Su club es su mayor preocupación, y a los hombres que quiere respetar. Es el más retorcido granuja de todos y no pide perdón por ello. Todo cambia cuando conoce a Lady Abigail Wallace… Todas las damas adoran Coventry, pero ninguna de ellas ha logrado conquistar su corazón. ¿Podrá Lady Abigail lograr tal hazaña que ninguna otra dama ha conseguido y enamorar al conde?
Dawn Brower
Todas Las Damas Aman a Coventry: Bluestockings Defying Rogues 5
TODAS LAS DAMAS AMAN A COVENTRY
BLUESTOCKINGS DEFYING ROGUES 5
DAWN BROWER
TRADUCIDO POR OLARIA JORDI
TEKTIME (https://www.tektime.it/)
Esta obra es ficciГіn. Nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginaciГіn del autor y son usados de una manera ficcionada sin poder ser interpretados como reales. Cualquier parecido con lugares, organizaciones o personas reales, vivas o fallecidas, son una mera coincidencia.
Todas las damas aman a Coventry В© 2019 Dawn Brower
Portada por Victoria Miller (https://victoriamillerartist.com/)
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser usada o reproducida electrГіnicamente o impresa sin el permiso por escrito, a excepciГіn de citas cortas adjuntas en crГticas.
PRГ“LOGO
Abril 1794
Charles Lindsay, el conde de Coventry estaba inspeccionando el edificio que querГa comprar. Su estructura estaba en buen estado y resultarГa ideal por lo que tenГa en mente con Г©l. La calle estaba tambiГ©n en un lugar ideal. Un club secreto de caballeros permanecerГa bien escondido en el vecindario, y sus residentes no harГan preguntas sobre las constantes idas y venidas. TenГa muchos planes y esta casa adosada solamente era el inicio.
–¿El propietario estГЎ dispuesto a deshacerse de Г©l? —dijo girГЎndose hacia el abogado encargado de la venta. Charles no querГa parecer demasiado entusiasta. Hubiera dado al abogado una razГіn para subir el precio. No podГa pagar un penique mГЎs de lo que valГa.
–AquГ estГЎ, mi lord —contestГі. Su pelo entrecano estaba esparcido alrededor de sus orejas y por la parte trasera de su cabeza, pero su coronilla estaba completamente calva. El abogado tenГa unos ojos tan pequeГ±os y brillantes que le daban un aire poco de fiar. No era nada bueno para alguien que no deberГa dar tal sensaciГіn.
–¿Quiere hacer una oferta?
–No —contestó—. Necesita grandes reformas y no estoy seguro que pueda usarlo para lo que tengo en mente.
No era cierto, pero no querГa que aquel hombre se diera cuenta de su gran interГ©s. —Todo el suelo de la planta baja necesitarГa ser cambiado y las paredes reconstruidas. Me pides demasiado dinero.
–Ya veo… —el abogado tragГі con fuerza. Charles hubiera deseado poder recordar su nombre, pero al no ser importante para Г©l lo olvidГі tan pronto como lo habГa escuchado. HurgГі en bГєsqueda de unos pergaminos y dijo mientras los miraba:
–Seguro que hay una manera de convencerte para que la compres.
Charles reprimiГі su sonrisa. No hubiera jugado a su favor y querГa esa propiedad. Se tocГі la barbilla e intentГі actuar como si estuviera considerando sus opciones. La verdad era que conocГa perfectamente cual era el siguiente movimiento a hacer. Aquello era el beneficio de ir varios pasos por delante de su oponente. TenГa el don de ver el conjunto y como todas sus piezas a su alrededor terminarГan encargando. Su plan era convertirse en alguien importante por lo que tenГa que hacerlo todo de una manera correcta para que funcionara.
–PodrГa considerarlo si el propietario rebajara unas cuantas miles de libras del precio de venta. No pagarГ© ni un chelГn mГЎs que esto.
ArrastrГі sus pies y mirГі a Charles.
–Parece razonable, mi lord. Informaré al propietario que desea realizar la compra.
Charles levantГі una ceja.
–¿Esto es todo? —se encogiГі de hombros dirigiГ©ndose hacia la salida. En este punto supo que su negocio habГa concluido. Si el propietario aceptara la oferta el abogado podrГa enviarle notificaciГіn sobre ello. A pesar de todo, tenГa una buena sensaciГіn. Pronto tendrГa el edificio necesario para empezar su club.
No habГa llegado a la salida cuando el abogado lo llamГі de nuevo.
–Lord Coventry.
Se dio la vuelta y contestГі:
–¿S�
–Tengo la autoridad para aprobar la venta hasta cierta cantidad. Si quiere la propiedad, es suya.
Esta vez se permitiГі sonreГr. El Club Coventry estaba un paso mГЎs cerca para hacerse realidad. No pudo esperar a decГrselo a su buen amigo George, el conde de Harrington. Juntos planificarГan el desarrollo y reconstrucciГіn del edificio.
–Maravilloso —dijo el abogado—. Se lo haré saber a mi superior y vosotros dos ya os encargaréis de los detalles.
Charles asintiГі con la cabeza.
–Gracias por su ayuda.
Con tales palabras saliГі del edificio camino a casa. TenГa una cita mГЎs tarde con George en la que podrГan terminar sus planes.
Charles golpeaba sus dedos contra su escritorio impacientemente. ВїDГіnde demonios estaba George? Se suponГa que deberГa haber llegado hace varias horas. SuspirГі y llenГі su vaso de brandy de la botella que habГa en el escritorio. TenГan que discutir sus planes para el Club Coventry. Dio un sorbo a su brandy preguntГЎndose si le habrГa pasado algo a su amigo. No logrГі de ninguna de las maneras poder discernir la razГіn por la cual George no habГa venido. Su amigo jamГЎs habГa faltado a una cita. Charles era el hombre mГЎs fiable de todos los que conocГa.
DejГі el vaso y mirГі de cerca la escritura de su nueva propiedad. Ya habГa enviado notificaciones para empezar las reparaciones y reformas. En cuestiГіn de meses, no mГЎs de un aГ±o, su sueГ±o se convertirГa en realidad. Un refugio seguro para hombres que no tienen otro lugar, una guarida de inmoralidad para los que la necesiten, pero sobretodo un lugar donde la lealtad prevalecerГa por encima de cualquier otra cosa.
La puerta de su estudio se abriГі de repente y George entrГі. Su rostro estaba iluminado con una enorme sonrisa cuando exclamГі:
–He sido padre, Charles.
HabГa olvidado que la mujer de George estaba en cinta. Aquella era una muy buena razГіn por haber llegado tarde. Ahora que se dio cuenta de la razГіn, se sintiГі bastante ridГculo. Charles tomГі un vaso y se sirviГі dos dedos de brandy, y se lo dio a su amigo. LevantГі el suyo y brindГі:
–Por la paternidad.
BebiГі a sorbos su brandy y preguntГі:
–Tengo que preguntarte… ¿es un heredero o una hija?
–Es un niño —contestó George— el más perfecto pequeño manojo de joya que jamás he tenido en mis manos. Lo hemos llamado Jonas como bisabuelo materno. Eso pondrá contenta a mi madre.
Charles sabГa que deberГa buscar una esposa y seguir con el ejemplo, pero la idea de atarse a una mujer para el resto de su vida no le llamaba la atenciГіn. No habГa conocido mujer que le inspirara tal compromiso. George se habГa casado con su mujer por exigencias de su padre. El duque de Southington era un hombre al cual no se le podГa decir que no. Charles no envidiaba la situaciГіn de su amigo en tal observaciГіn.
–Estoy seguro que estarГЎ encantada de tener un nieto a quien dedicarle su tiempo. Se que hay mujeres asГ.
–Seguramente tienes razГіn en tal conjetura. En cualquier caso estoy agradecido que haya sido un niГ±o. El parto fue difГcil para Sarah. No creo que pueda soportar otro embarazo —suspiró—. Jonas es una bendiciГіn para ambos. Mi padre por fin nos dejarГЎ solos con lo de seguir el linaje familiar.
–Tu padre es cruel.
Г‰l era un completo tonto que chuleaba con George siempre que podГa. Charles deseaba encontrar una manera para quitar al duque de Southington de la vida de su amigo. Desafortunadamente, no le corresponderГa a Г©l sacar a George del control de su padre. Su amigo tendrГa que encontrar las agallas para hacerlo por si mismo. Era la Гєnica manera que conocГa para que llegara a conocer lo que es tomar decisiones Г©l solo.
–Tengo noticias —empezó diciendo Charles— he comprado el edificio que necesito para el Coventry Club.
–¿Lo compraste? —su rostro se iluminó de felicidad—. Fantástico. Ahora ya podrás hacer realidad tus objetivos y tendremos un lugar para escapar de la realidad de nuestras vidas.
–Tengo que discernir las reglas del club antes de invitar a los nuevos miembros. Me gustarГa que tu fueras el primer director del club, si lo deseas.
QuerГa que George tuviera la responsabilidad de sentirse incluido, y eso le darГa pie para centrarse mГЎs allГЎ del terror hacia el padre.
–¿Yo?– preguntó George sorprendido.
–¿No quieres llevar tu propio club?
–Estoy seguro que al principio me encantarГa. Pero un dГa dejarГa de lado mis obligaciones. Tu eres un hombre de mayor categorГa que yo. Creo que el primer director del club tendrГa que ser el Гєnico que pueda casarse. No quiero un puГ±ado de maridos chistosos que traigan a sus amantes al club.
–Por lo tanto, Вїuna vez que se casen deberГan abandonar el club? —preguntГі George.
–No es mala idea. ¿No lo dejarás hasta que encuentres esposa? Eso será mucho tiempo, ¿no es as�
Charles sonriГі.
–SГ© que un dГa me casarГ© con alguien, pero tienes razГіn, no tengo planeado encontrar una dama con la que casarme en los prГіximos aГ±os. ContarГ© contigo para que todo fluya a la perfecciГіn hasta entonces. Pero no hay ningГєn requisito para casarse y mantener el cargo. Si crees que es demasiado duro, lo dejarГ©. Si antes me caso… tambiГ©n lo dejarГ©.
–Sà —dijo George con tono decidido— tiene sentido —asintió mirando a Charles—. Muy bien, llevaré tu club.
Sus labios se inclinaron hacia arriba como otra muestra de sonrisa.
–No puedo esperar para empezar.
Charles tomГі su vaso y seГ±alГі con Г©l a su amigo.
–Ya lo he echo. Ahora bebamos por tu hijo.
–Es una idea fabulosa —contestó George. Tomó su vaso y lo hizo chocar con el de Charles—. Y para tu futuro club. Será un éxito tal como lo has imaginado.
Cuando ambos terminaron sus copas, Charles las rellenГі otra vez con brandy. Tomaron varios vasos antes de que George se marchara. TenГan decidas ya todas las normas del club y el futuro de su Coventry Club serГa una realidad despuГ©s de mucho tiempo. Charles le encantaba cuando un buen plan daba sus frutos.
CAPГЌTULO UNO
Abril 1800
Lady Abigail Wallace miraba timidamente su insГpido vestido blanco y frunciГі el cejo. El Гєnico color que le era permitido vestir era el azul zafiro en su faja atada alrededor de su pecho.
Poco hizo para que su vestido fuera mГЎs atractivo. Al menos el color de la faja coincidГa con el de sus ojos. Sin embargo, el blanco hizo que su piel pareciera casi enfermiza. TenГa una piel clara y algunas pocas pecas en la cara. Nadie la confundirГa con una seГ±orita inglesa, especialmente por su desvergonzado pelo rojo.
ВїPor quГ© habГa dejado que su padre la convenciera de pasar una temporada en Londres? No habГa nada que aquel lugar pudiera ofrecer que no pudiera encontrar en su casa, en Escocia. ВїQuГ© de malo habГa en buscar un buen laird escocГ©s como esposo? Sus propiedades familiares estaban en los lowlands y su padre se identificaba mГЎs con su hermano que son los highlanders escoceces, pero Abigail hubiera deseado probar suerte en Edimburgo.
–Deja de inquietarte —dijo su hermana, Belinda, silbando por lo bajo. Su acento escocГ©s la ponГa en evidencia incluso en el tono mГЎs bajo que podГa.
–No, nadie nos pedirá que bailemos con él si sigues con esta actitud.
QuerГa contestarle, algo que le harГa feliz. Pero ninguno de los caballeros le gustaban. Todo lo que querГa era sobrevivir a todo aquello y regresar a casa. Si volviera sin pretendiente, su padre aceptarГa pasar una temporada en Edimburgo.
Г‰l querГa que su hija mayor se casara despuГ©s de todo. Belinda no le hubiera echo ningГєn feo durante una buena temporada. Era una autГ©ntica belleza y cosecharГa muchos pretendientes. Su hermana tenГa un bonito pelo rubio y unos preciosos ojos azules. ParecГa mГЎs una dama inglesa, nada parecido a Abigail. Mientras Belinda terminГі pareciendГіse a su madre, Abigail habГa recibido el cabello castaГ±o de su padre. Eso no fue todo lo que ella habГa recibido de Г©l. Su temperamento fue resultado directo de su sangre escocesa. Ella nunca encajarГa con una sociedad educada.
Abigail no tuvo que lidiar con impresentables, ya que la mayorГa de los caballeros allГ presentes lo eran de verdad.
–No tienes por que preocuparte, querida hermana —empezó Abigail— hay montones de caballeros mirándote. No pasará mucho tiempo antes de que uno sea lo suficientemente valiente como para pedir un baile contigo.
Aquello tambiГ©n era verdad. Varios caballeros estaban mirando en esa direcciГіn, pero siempre sobrepasaban a Belinda. Abigail habГa cumplido veintiГєn aГ±os antes de partir hacia Londres.
Belinda era tres aГ±os menor que ella. Ambas deberГan al menos estar ya comprometidas, pero cuando su madre muriГі, su padre se mostrГі reacio a verlas partir. Ahora estaba decidido a que ambas encontraran un marido, como era correcto en su opiniГіn. Abigail querГa decirle dГіnde podГa poner sus ideas sobre el matrimonio, y no era un lugar agradable.
–Quizás —dijo su hermana en tono decidido— si dejas de deslumbrarlos harán el esfuerzo.
Su hermana la mirГі con mala cara.
–Puede que no desees un caballero de clase media, pero yo sГ. No me lo quites.
Una conmociГіn se escuchГі entre el abarrotado salГіn de baile. Todos se giraron hacia la escalera junto a la entrada. Alguien importante debГa estar llegando para hacer que todos se detuvieran en lo que estaban haciendo. Abigail deseaba poder decir que no le importaba, pero su curiosidad se apoderГі de ella. ВїQuiГ©n podrГa llegar que atrajera tanta atenciГіn? Muchas de las mujeres comenzaron a susurrar detrГЎs de sus abanicos y casi chillaron de emociГіn. ВїAparecГa el propio PrГncipe Regente? Nada mГЎs tenГa sentido para ella.
Uno de los sirvientes de Loxton abriГі las puertas sobre la larga y amplia escalera y anunciГі: “El conde y la condesa de Harrington”. Un hombre alto con cabello oscuro y una bella mujer etГ©rea con cabello rubio plateado bajaron las escaleras. Entonces un hombre apareciГі detrГЎs de ellos. Ese hombre llamГі su atenciГіn. Era hermoso, si un hombre pudiera ser descrito como tal. No una hermosura clГЎsica, pero si de una manera que le quitГі el aliento. TenГa los pГіmulos altos y los labios mГЎs besables que ella habГa presenciado en un hombre de buena educaciГіn. Su cabello oscuro era del color de un cielo de medianoche y ella sintiГі curiosidad por la sombra de sus ojos.
El hombre no habГa sido anunciado, pero parecГa ser el que todos esperaban. Contuvieron el aliento mientras Г©l seguГa al conde y la condesa. ВїQuien era Г©l?
–Oh, él es encantador —dijo su hermana casi soplando las palabras— ¿Quién crees que es?
–No tengo ni idea —dijo.
Sus palabras salieron tan entrecortadas como sus hermanas.
–Tal vez deberГamos averiguarlo.
–¿CГіmo? —Belinda levantГі una ceja— No tenemos las conexiones necesarias y nuestro acompaГ±ante no serГЎ de mucha ayuda— seГ±alГі a la matrona que los habГa acompaГ±ado. Ella estaba roncando en un sofГЎ cercano, ajena a lo que estaban haciendo sus cargos.
No es que Abigail y Belinda hicieran mucho. Nadie les habГa pedido que bailaran o hablaran con ellos. Eran floreros al comienzo de su apariciГіn en la sociedad. Odiaba decГrselo a Belinda, pero no pueden irse con sus esposos. Belinda aГєn tenГa la mejor oportunidad. Tal vez Abigail deberГa quedarse en casa la prГіxima vez y los caballeros estarГan mГЎs cГіmodos acercГЎndose a su hermana.
–Vamos a escuchar un poco a las damas. Todos parecen estar enamorados de él —le respondió Abigail—. Están bastante impresionados por su presencia.
Ella no los culpГі. El hombre realmente era encantador de contemplar, pero deberГan tener un poco de autocontrol. Claramente las ignorГі a todas porque sabГa que tenГa su atenciГіn. Fue entonces cuando se dio cuenta de que Г©l era tan engreГdo como guapo. Eso significarГa que esperarГa a que una mujer se enamorara de Г©l. Abigail podrГa encontrar su rostro atractivo, pero ella se negГі a ser el peГіn de cualquier hombre.
–Él podrГa ser un buen pretendiente para vosotras.
–¿Eso crees? —preguntó Belinda mientras inclinaba la cabeza— parece incluso más improbable que tenerme en cuenta que el resto de los caballeros.
Abigail no respondiГі a su hermana. Estaba demasiado ocupada tratando de escuchar la conversaciГіn entre dos de las damas cercanas a ellas.
–¿No es guapo? —murmuró una de las damas.
–Una delicia —dijo su compañera— No lo olvides.
Ella suspirГі mientras miraba al hombre que se abrГa paso a travГ©s del salГіn de baile.
Abigail puso los ojos en blanco. Eran ridГculos y muy obvios en sus afectos. Ella no querГa pensar en cГіmo habГa sido sorprendida momentГЎneamente por el hombre. Eso no importaba porque tenГa el buen sentido de salir de eso. AГєn asГ, ella prestГі atenciГіn a su conversaciГіn porque todavГa no habГan mencionado el nombre del hombre. Ella lo querГa para Belinda. Al menos eso era lo que ella se decГa a sГ misma…
–Nadie sabe cuándo llegará tu oportunidad. Es uno de los solteros más elegibles.
La seГ±ora levantГі su abanico y lo agitГі sobre su cara.
–¿Crees que si me presento a lady Harrington nos presentará? Todos saben que no asiste a ninguna función de la sociedad a menos que sea con el conde y su esposa.
A las damas les encantaba hablar, y aunque era una fuente de informaciГіn, no eran los detalles que ella ansiaba. TendrГa que descifrar su nombre de otra manera. HabГa avanzado a travГ©s de la habitaciГіn y parecГa estar saliendo del salГіn de baile tan rГЎpido como habГa llegado. ВїNo se quedarГa mГЎs rato? Se deslizГі por las puertas en direcciГіn al jardГn. ВїSe atreverГa a encontrarse con Г©l allГ y tener una reuniГіn clandestina con Г©l? No funcionarГa a menos que ella pudiera lograr actuar tГmidamente y sin mostrar interГ©s en Г©l. Muchas damas antes que ella ya lo habrГan intentado, y todas fracasaron.
–Esta noche no ha tenido Г©xito —dijo su hermana rompiendo a Abigail de sus pensamientos. Tal vez deberГamos irnos a casa.
–El baile apenas ha comenzado —respondiГі Abigail. Ella tenГa otras ideas y necesitaba que su hermana estuviera ocupada— creo que es hora de que encuentres un compaГ±ero de baile.
PasГі su brazo alrededor de Belinda y la acercГі a las dos damas que tambiГ©n habГa escuchado.
–Hola —dijo saludando— soy Abigail y esta es mi hermana Belinda.
Odiaba presentarse a sГ misma. A ella no le gustaba la gente en general y preferirГa estar sola en casa. Pero esto era para su hermana y bueno, ella misma, para ser honestos. QuerГa hablar con el hombre misterioso y obtener un poco mГЎs de informaciГіn sobre Г©l. Ver por sГ misma si valГa la pena soГ±ar con Г©l.
Las dos damas tenГan expresiones sobresaltadas en sus caras. La belleza de cabello oscuro recuperГі su compostura primero.
–Soy lady Matilda Emerson —dijo ella. Se habГa olvidado de usar sus tГtulos completos al presentarlos. Abigail estaba horrorizada por estas cosas…
–Y esta es mi prima, lady Carolyn Westwick.
–Es encantador conocerte —Belinda les sonriГі a ambos. Su acento escocГ©s saliГі mientras hablaba. Al menos ella tenГa una voz encantadora… —Somos nuevas en la ciudad.
Probablemente ya se dieron cuenta de eso… Abigail contuvo un suspiro y dejó que su hermana continuara.
–¿Quieres que te haga una llamada a nosotros? Siempre somos tan ingenuos con todo y podrГamos usar un sabio consejo.
EstГЎ bien… Tal vez su hermana sabГa exactamente cГіmo manejar la situaciГіn. Las damas probablemente pensarГan que era una buena manera de guiarlas a travГ©s de la telaraГ±a que era eso. HabГa tantas cosas que deberГan o no deberГan hacerse, que podrГa ser difГcil seguirlas.
Lady Matilda mirГі a su prima y luego a Abigail y Belinda.
–SerГa mejor si nos llamaras.
Entonces ella les dio su direcciГіn. Una meta cumplida, muchas mГЎs por ver completadas. Al final estarГa bien. Belinda encontrarГa un marido y Abigail podrГa regresar a casa. No habГa nada en Londres para ella.
El hombre que habГa llamado su atenciГіn antes volviГі a aparecer. Ella se mordiГі el labio y volviГі la cabeza. Г‰l no era para ella.
–Oh… —Lady Carolyn suspiró— ahà está de nuevo. Es tan esquivo, ¿crees que bailará esta noche?
–No es probable —dijo lady Matilde. Su voz se llenó de admiración por el misterioso caballero—. Lord Coventry no baila. Me pregunto por qué siguió a lord y lady Harrington esta noche. Él siempre tiene alguna razón para asistir a un baile, aunque nunca he estado al tanto de los detalles cuando lo ha hecho. Mi hermano lo mencionó antes. Algo sobre un club…
Cuanto mГЎs aprendГa sobre este lord Coventry, lamentablemente tenГa un nombre que adjuntar a su persona, mГЎs intrigada estaba. Estaba de vuelta en el salГіn de baile, por lo que encontrarlo solo probablemente serГa algo que no sucederГa. Cualquiera que sea la posibilidad de que ella hubiera desaparecido cuando Г©l reapareciГі, eso no significaba que ella se hubiera rendido. En algГєn momento, ella tendrГa una conversaciГіn con Г©l, y entonces, solo entonces, serГa capaz de determinar su valor. Abigail se enorgullecГa de ser un buen juez sobre el carГЎcter de una persona.
Tres caballeros se acercaron a ellos y, antes de que ella tuviera la oportunidad de pedir a lady Matilda o lady Carolyn que extendieran sus comentarios anteriores, fueron arrastradas a la pista de baile, seguidos por su hermana. La dejaron sola cerca del borde del suelo. La Гєnica verdadera solitaria en el grupo… Abigail suspirГі y decidiГі que abandonar el salГіn de baile era lo mejor para ella. Ella no querГa que nadie la compadeciera. Tal vez vaya a buscar la sala de retiro de las damas o la biblioteca. Tal vez ella podrГa encontrar un libro para leer hasta el final del baile. Ahora que su hermana habГa encontrado un compaГ±ero de baile, estarГa ocupada el resto de la noche. Todos esos caballeros que la habГan estado observando en secreto ahora no se mantendrГan alejados…
Resignada a pasar la noche sola, se fue y no mirГі hacia atrГЎs. Aunque ella querГa hacerlo. No para ver cГіmo estaba su hermana, sino para mirar por Гєltima vez a lord Coventry, pero ella tenГa algo de orgullo y no se rendirГa a la tentaciГіn con la que casi se quemГі.
CAPГЌTULO DOS
Charles desearГa no haber tenido que asistir a ese jodido baile. Odiaba socializar a menos que fuera necesario. Desafortunadamente, era importante su presencia. HabГa un conde al cual tenГa la esperanza de tentar hacia su club. Hasta el momento no habГa podido localizarlo, algo predecible por su parte. El conde de Shelby era todavГa mГЎs libertino que lo que Charles podГa ser. La mujer de Shelby habГa muerto dando a luz a su hija, y terminГі ahogando sus penas en el brandy y las mujeres. No habГa visto a su hijo o hija durante mГЎs de un aГ±o. George creГa que si invitaba a Shelby a unirse al club, podrГan llevarlo por el buen camino. Este era mucho mГЎs que una guarida de la inmoralidad.
TambiГ©n era un lugar donde un hombre tenГa un espacio para dejarse caer si lo necesitaba, y no siempre se trataba de la lujuria de unos pequeГ±os de mujer, aunque no les hiriera.
Charles se riГі suavemente con ese Гєltimo pensamiento. A Г©l no le importarГa encontrar una mujer cГЎlida y dispuesta para compartir su cama con Г©l despuГ©s de dejar el baile. TenГa que encontrar a Shelby cuanto antes mejor. Casi podГa sentir todas las miradas de las damas. Sin duda, todos ellqs estaban activamente tramando atraparlo, al menos con un baile. Charles no bailГі con ninguna dama. Se quedaron con las ganas. Las cautivГі cuando fue necesario, y desafortunadamente, a menudo se convirtiГі asГ en eventos de la sociedad. Tuvo que asistir a ellas de vez en cuando, asГ que hizo todo lo posible para no enajenar a ninguna.
–Coventry —le llamГі un hombre con voz profunda. Al darse la vuelta se encontrГі con lord Dashwille. Su pelo oscuro estaba un poco desnivelado pero tenГa una enorme sonrisa en su rostro. HacГa mucho que no veГa a su amigo.
–¡Ey! —dijo antes de sonreГrle— ВїCГіmo estГЎs? He oГdo que has tenido un hijo.
–Sà —contestГі rГЎpidamente— lo llamamos Oliver por mi bisabuelo. Iba a ir al club para verte, pero por sorpresa mГa, supe que estarГas aquГ. ВїQuГ© te ha llevado hasta el baile del Loxton?
Tener a lord Dashville en el baile era una bendiciГіn con la que no habГa contado. George tendrГa que ver a su esposa durante una buena parte del evento, pero la esposa de Dashville se habrГa quedado en casa tan pronto como naciГі su hijo.
–¿Has visto al conde de Shelby?
–SГ, ya lo he visto —. EchГі una mirada por encima de sus hombros —iba direcciГіn a la biblioteca para, segГєn intuyo, alguna asignaciГіn. Estaba confundido por lo que yo podrГa contar. ZigzagueГі un poco mientras caminaba.
Coventry contuvo el suspiro. TendrГan mucho trabajo por delante si lo aceptaran en el club. Harrington sabe mejor en quГ© estaba, porque tendrГa que estar sobrio antes de que pudieran discutir los detalles del club con Г©l. Ser malvado y un conde era una ventaja normalmente, pero Shelby tendrГa que poner su vida en orden antes de que accedieran a permitirle la entrada. No le dieron una llave al club a la ligera.
–Supongo que no querrás ayudarme con él, ¿verdad?
–¿Va a ser uno de tus nuevos miembros? Dashville no pudo ser parte del club debido a su estado civil. En algГєn lugar del camino solo habГan admitido al club, pero esa no habГa sido su intenciГіn original. Dashville era un marquГ©s. Si no hubiera estado prometido en el momento de la apertura del club, habrГa sido invitado a unirse. No fue rechazado si aparecГa en el club. Era mГЎs como si no le dieran acceso completo y lo llevaran directamente a la oficina de Harrington. AsГ fue como un no miembro fue tratado y realmente supo que el club existГa.
–Lo estamos considerando. Harrington cree que puede salvarse —Charles respirГі hondo y luego dijo— No estoy tan seguro. Espero que pueda ser porque serГa una pena perder a un hombre con tanto potencial. Antes de morir su esposa tenГa muchas promesas. Ahora es el peor depravado de Londres.
–PensГ© que tГє tenГas ese tГtulo —Dashville golpeГі el hombro de Charles con la mano y se riГі entre dientes.
MirГі a su amigo y sonriГі.
–De alguna manera me ha superado. Aunque me detengo en seducir a inocentes, no fue difГcil reclamar ese tГtulo en particular.
Salieron del salГіn de baile y se dirigieron en la direcciГіn en que Dashville habГa notado que Shelby se iba. Doblaron una esquina y no lo vieron por ninguna parte. La habitaciГіn estaba inquietantemente tranquila. Ni siquiera habГa sirvientes y Charles tuvo que admitir que serГa un buen lugar para tener una reuniГіn clandestina.
–¿No está la biblioteca por aquà en alguna parte? —preguntó Dashville.
–Creo que ahГ. IrГ© a revisar. ВїPor quГ© no vas a mirar al jardГn? Si lo encuentras, llГ©valo a mi casa y haz que mi criado comience a tranquilizarlo. Te verГ© allГ en una hora—. No podГa hacer mucho para salvar a Shelby. Si Dashville o Г©l no lo localizaran, lo intentarГa de nuevo otro dГa, pero no seguirГa intentГЎndolo si Shelby iba a ser demasiado difГcil.
–Está bien —estuvo de acuerdo Dashville—. Buena suerte.
Se dio la vuelta y dejГі a Charles solo en el pasillo en direcciГіn a los jardines traseros. Esperaba encontrar a Shelby o, al menos, a Dashville. El conde necesitaba ayuda.
Charles frunciГі el ceГ±o y comenzГі a caminar hacia la biblioteca. Mantuvo un ritmo pausado a pesar de que tenГa prisa por encontrar al conde. Su corazГіn simplemente no estaba en eso y no sabГa por quГ©. Por lo general, le gustaba la idea de salvar a un miembro potencial de su club. Г‰l habГa sido golpeado con un poco de aburrimiento Гєltimamente y no podГa sacarlo de su cabeza. Algo no estaba bien en su vida pero Г©l no sabГa el quГ©. Aunque no podГa insistir en eso en ese momento. Charles tenГa que al menos intentar localizar a Shelby. El pasillo todavГa estaba tranquilo y eso no era un buen lugar para encontrar al conde.
Dio unos pasos mГЎs y se detuvo. Una mujer estaba parada cerca de la entrada de la biblioteca. Charles no podГa distinguir sus rasgos, pero su silueta era claramente femenina, y muy bien curvada tambiГ©n. Tal vez Shelby realmente tenГa una asignaciГіn en su lugar y Charles lo encontrarГa en la biblioteca. Realmente odiaba interrumpir el placer de un hombre, pero no podГa ayudarlo. Charles continuГі hacia la biblioteca y siguiГі a la mujer hacia dentro. Ella no habГa notado su presencia y no parecГa haber nadie mГЎs en la habitaciГіn. La luz de la luna que entraba por la ventana iluminaba sus rasgos, pero no lo suficiente para que Г©l tambiГ©n la viera. QuerГa verla y descubrir si era tan encantadora como su figura sombrГa sugerГa. Una cosa que Г©l sabГa, ella vestГa de blanco.
Aquel normalmente era un color reservado para las novatas, tambiГ©n conocidas como inocentes. ВїQuГ© estaba haciendo una virgen conociendo a Shelby en secreto? ВїCreГa ella que el conde se casarГa con ella? Charles tendrГa que disuadirla de esa idea.
Se acercГі y dijo:
–¿Estás perdida?
Ella se sacudiГі ante su pregunta. Tal vez no habГa estado esperando a alguien despuГ©s de todo. Una mujer que planea conocer a un hombre no se sorprenderГЎ por el sonido de una voz masculina.
–¿Quién está ah� —preguntó ella.
Ella tenГa un encantador acento escocГ©s que le provocГі escalofrГos. No habГa demasiadas mujeres de Escocia que asistГan a los bailes de Londres. Tampoco habГa oГdo hablar de ninguna reciГ©n llegada. No es que ella no pudiera haber salido a Londres. Charles no vigilaba a ninguno de las debutantes. Generalmente solo escuchaba sobre ellas si le gustaba o no.
–No respondiste mi pregunta —bromeó—. Desviar una pregunta con una no es muy fácil, querida.
CaminГі hacia el hogar y deslizГі los dedos por la parte superior hasta que encontrГі el encendedor de yesca. Luego se inclinГі para encender el fuego. HacГa mucho frГo en la habitaciГіn y tenГa la sensaciГіn de que estarГan allГ por un tiempo. TambiГ©n ayudarГa a iluminar la habitaciГіn un poco y Г©l podrГa ver mejor a la jovencita.
–¿Qué estás haciendo? —preguntó ella.
–Creo que un incendio mejorarГЎ las cosas, Вїverdad? —. Г‰l no detuvo lo que estaba haciendo para mirarla. Charles querГa un fuego y verГa uno encendido. DespuГ©s de que terminara, le prestarГa toda su atenciГіn.
–¿Sabes lo que estГЎs haciendo? Ella habГa venido a pararse a su lado y ahora se estaba inclinando a criticar su tГ©cnica.
Charles se riГі ligeramente. Le gustaba un poco a ella. Ella no estaba tratando de acicalarse ante Г©l y captar su interГ©s. Eso fue bastante refrescante.
–He encendido algunos incendios en mi vida.
En más de un sentido…
–ConfГa en mГ, puedo con ello.
–Algo me dice que no solo te refieres a encender una hoguera en el hogar —dio un paso atrás—. No respondiste mi pregunta anterior. ¿Quién sois?
Se puso de pie despuГ©s de que el fuego ardiera intensamente y colocГі el encendedor nuevamente en su lugar. Charles se volviГі para mirarla y reprenderla por su comportamiento grosero, pero no logrГі pronunciar una palabra. El fuego la hizo absolutamente impresionante. Su pelo rojo oscuro era como una llama que crepitaba en la luz y su piel clara era deliciosa. Casi la invitaba a probar, pero Г©l se contuvo. Esos eran sus propios deseos, no los de ella, que estaban brotando. TragГі saliva y luego se aclarГі la garganta. Su miembro se apretГі en sus pantalones y rezГі para que ella no se diera cuenta. —ConfГo en tu continua desviaciГіn de que no estГЎs perdido.
–No —ella estuvo de acuerdo— y confГo en que tu forma elegante de cambiar el tema de nuestra conversaciГіn es la forma de evitar presentarte.
Una suave sonrisa se formГі en su rostro y la hizo aГєn mГЎs encantadora.
–Pero no tienes que preocuparte. Tu nombre no me importa.
–¿A s� —levantó una ceja— ¿Por qué?
Ella se encogiГі de hombros, se apartГі de Г©l y se dirigiГі a la ventana. La joven mirГі hacia afuera y hacia el cielo oscuro.
–Porque no me voy a quedar en Londres. No hay nada aquГ para mГ. Una vez que mi hermana encuentre un marido, regresarГ© a casa y nunca volverГ©.
Eso casi sonГі como un desafГo.
–Estás manteniendo tu distancia para no tener la tentación de quedarte.
Era algo que Г©l harГa. Ella era un espГritu afГn y Г©l lo respetaba, incluso si no estaba de acuerdo. Una mujer tan vibrante como ella no deberГa aislarse del mundo.
–Esa es una forma de percibir las cosas. Ella continuГі mirando por la ventana y aparentemente querГa ignorarlo. Eso molestГі a Charles mucho mГЎs de lo que querГa admitir.
–Una pequeña conversación nunca hace daño a nadie —comenzó diciendo— familiarizarme conmigo no te asegurará de que quedes atrapado conmigo o con Londres. ¿Por qué no apostar y descubrir algo nuevo?
–Prefiero no hacerlo —dijo ella— no soy el tipo de apuestas. Los riesgos no son algo que conduzca a nada bueno según mi experiencia.
Ella estaba siendo demasiado escurridiza y Г©l querГa romper su caparazГіn cuidadosamente elaborado. Si querГa empezar a hacerlo, tendrГa que darle las herramientas para ello.
–Es posible que no desees conocerme de verdad —comenzó— pero creo que vamos a ser los mejores amigos.
Se inclinГі ante ella.
–Déjame presentarme. Soy el conde de Coventry, pero mi querida, puedes llamarme Charles.
Ella lo mirГі por encima del hombro. Sus labios se separaron, pero ninguna palabra saliГі. Entonces ella sonriГі.
–Ya es demasiado tarde para regresar al baile, mi lord. No me moleste en llamarme más. Dudo que nos veamos de nuevo.
Con esas palabras, lo rozГі dejГЎndolo solo en la biblioteca. Charles nunca habГa estado mГЎs intrigado en su vida. DescubrirГa su nombre y se volverГan a encontrar con ella. JurГі hacerlo costara lo que costara.
CAPГЌTULO TRES
Brillantes rayos de sol fluГan a travГ©s de las ventanas de la sala de estar e iluminaban toda la zona. Era demasiado brillante para leer y Abigail tuvo problemas para contener su irritaciГіn. ВїCГіmo iba a aprender algo sobre la mitologГa griega si no podГa centrarse en las palabras? GruГ±Гі y cerrГі el tomo con frustraciГіn, luego lo arrojГі sobre la silla vacГa a su lado.
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