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Comprometida
Morgan Rice


Diario de un Vampiro #6
En Comprometida (Libro # 6 del Dirio del Vampiro), Caitlin y Caleb se encuentran, una vez más, viajando hacia atrás en el tiempo, esta vez en el Londres de 1599. Londres en 1599 es un lugar salvaje, lleno de paradojas: por un lado es una época sofisticada increíblemente erudita, con dramaturgos como Shakespeare, por otro, también es bárbara y cruel, con ejecuciones públicas diarias, torturas y cabezas de prisioneros empalados en estacas. También es una época de superstición y de peligro en los lugares públicos, con la falta de higiene y la peste bubónica se difumina en las calles por la gran cantidad de ratas. En este contexto Caitlin y Caleb aterrizan, buscando a su padre, a la tercera lave, y al mítico escudo que puede salvar a la humanidad. Su misión los lleva por un torbellino de as más asombrosa arquitectura medieval de Londres y los castillos más impresionantes de la campiña británica. Los lleva de nuevo al corazón de Londres, donde conocen a Shakespeare en persona y ven una de sus obras en vivo. Los lleva a una niña, Scarlet, que sólo podría ser su hija. Y durante todo este tiempo, el amor de Caitlin por Caleb se profundiza mientras que finalmente están juntos -y Caleb sólo podría finalmente encontrar el momento y el lugar perfectos para proponerle matrimonio. Sam y Polly han viajado, también absortos en su propio viaje, su relación se profundiza, ya que, a pesar de sí mismos, no pueden evitar tener sentimientos más profundos hacia el otro. Pero no todo está bien. Kyle ha regresado también, al igual que su compañero en el mal, Sergei, y ambos están empeñados en destruir todo lo que hay de bueno en la vida de Caitlin. Será una carrera hasta el final dado que Caitlin se verá obligada a tomar algunas de las decisiones más difíciles de su vida al querer salvar a todos a quien quiere, salvar su relación con Caleb – y tratar de salir con vida.





Morgan Rice

comprometida (libro #6 de Diario del Vampiro)




Acerca de Morgan Rice

Morgan Rice es la escritora del bestseller #1: DIARIO DE UN VAMPIRO (THE VAMPIRE JOURNALS), una saga que comprende once libros (y siguen llegando); la saga del bestseller #1: TRILOGГЌA DE SUPERVIVENCIA (THE SURVIVAL TRILOGY), thriller pos apocalГ­ptico que comprende dos libros (y siguen llegando); y la saga de fantasГ­a Г©pica, bestseller #1: EL ANILLO DEL HECHICERO, que comprende trece libros (y contando).

Los libros de Morgan estГЎn disponibles en audio y ediciГіn impresa, y la traducciГіn de los libros estГЎ disponible en alemГЎn, francГ©s, italiano, espaГ±ol, portuguГ©s, japonГ©s, chino, sueco, holandГ©s, turco, hГєngaro, checo y eslovaco (prГіximamente en otros idiomas).

A Morgan le encantarГ­a tener comunicaciГіn con usted, asГ­ que visite www.morganricebooks.com (http://www.morganricebooks.com/) para unirse a la lista de correo electrГіnico, recibir un libro gratuito, recibir regalos gratuitos, descargar una aplicaciГіn gratuita, obtener las Гєltimas noticias exclusivas, conectarse a Facebook y Twitter, y ВЎmantenerse en contacto!



Algunas Opiniones Acerca de las Obras de Morgan Rice

“EL ANILLO DEL HECHICERO (THE SOURCERER’S RING) tiene todos los ingredientes para ser un éxito inmediato: tramas, tramas secundarias, misterio, caballeros aguerridos y relaciones que florecen, llenos de corazones heridos, decepciones y traiciones. Lo mantendrá entretenido durante horas y satisfará a las personas de cualquier edad.   Recomendado para la biblioteca habitual de todos los lectores de fantasía”.



В В В В --Books and Movie Reviews, Roberto Mattos

“Rice hace un gran trabajo para captar su atención desde el principio, al utilizar una gran calidad descriptiva que va más allá de la simple descripción de la ambientación… Bien escrito y sumamente rápido de leer”.



В В В В --Black Lagoon Reviews (acerca de Turned)

“Es una historia ideal para lectores jóvenes. Morgan Rice hizo un buen trabajo dando un giro interesante… Innovador y singular. La saga se centra alrededor de una chica… ¡una chica extraordinaria!  Es fácil de leer, pero con un ritmo sumamente rápido…  Clasificación PG (Guía Paternal)”.



В В В В --The Romance Reviews (acerca de Turned)

“Me llamó la atención desde el principio y no dejé de leerlo… Esta historia es una aventura increíble, de ritmo rápido y llena de acción desde su inicio.   No hay un momento aburrido”.



В В В В --Paranormal Romance Guild (con respecto a Turned)

“Lleno de acción, romance, aventura y suspenso.   Ponga sus manos en él y vuelva a enamorarse”.



В В В В --vampirebooksite.com (con respecto a Turned)

“Tiene una trama estupenda y este libro en particular, le costará dejar de leer en la noche.  El final en suspenso es tan espectacular, que inmediatamente querrá comprar el siguiente libro, solamente para ver qué sigue”.



В В В В --The Dallas Examiner (referente a Loved)

“Es un libro equiparable a TWILIGHT y DIARIO DE UN VAMPIRO (VAMPIRE DIARIES), y hará que quiera seguir leyendo ¡hasta la última página!  Si le gusta la aventura, el amor y los vampiros, ¡este libro es para usted!”.



В В В В --Vampirebooksite.com (con respecto a Turned)

“Morgan Rice se demuestra a sí misma una vez más que es una narradora de gran talento… Esto atraerá a una gran audiencia, incluyendo a los aficionados más jóvenes, del género de los vampiros y de la fantasía.   El final de suspenso inesperado lo dejará estupefacto”.



В В В В --ReseГ±as de The Romance Reviews (con respecto a Loved)

"Una fantasía animada que entreteje elementos de misterio e intriga en la historia. La Senda de los Héroes trata acerca del valor y sobre la realización de un propósito de vida que conduce al crecimiento, la madurez y la excelencia… Para los que buscan aventuras de ficción sustanciosa, los protagonistas, los mecanismos y la acción proporcionan un conjunto vigoroso de encuentros que se centran en la evolución de Thor de ser un niño soñador a un adulto joven que enfrenta a situaciones imposibles para sobrevivir… Es sólo el comienzo de lo que promete ser una saga épica para adultos jóvenes".



    – Midwest Book Review (D. Donovan, eBook Reviewer)



Libros de Morgan Rice

EL ANILLO DEL HECHICERO (THE SORCERER’S RING)

LA SENDA DE LOS HÉROES (A QUEST OF HEROES) – (Libro #1)

LA MARCHA DE LOS REYES (A MARCH OF KINGS) – (Libro #2)

EL DESTINO DE LOS DRAGONES (A FATE OF DRAGONS) (Libro #3)

EL GRITO DE HONOR (A CRY OF HONOR) (Libro #4)

UNA PROMESA DE GLORIA (A VOW OF GLORY) (Libro #5)

UN DEBER DE VALOR (A CHARGE OF VALOR)В  (Libro #6)

UN GRITO DE ESPADAS (A RITE OF SWORDS) (Libro #7)

UNA SUBVENCIГ“N DE ARMAS (A GRANT OF ARMS)В  (Libro #8)

UN CIELO DE HECHIZOS (A SKY OF SPELLS)В  (Libro #9)

UN MAR DE ESCUDOS (A SEA OF SHIELDS) (Libro #10)

UN REINADO DE HIERRO (A REIGN OF STEEL) (Libro #11)

UNA TIERRA DE FUEGO (A LAND OF FIRE) –  (Libro #12)

EL DECRETO DE LAS REINAS (A RULE OF QUEENS) –  (Libro #13)



LA TRILOGГЌA DE SUPERVIVENCIA (THE SURVIVAL TRILOGY)

ARENA UNO: TRATANTES DE ESCLAVOS (SLAVERSUNNERS) –  (Libro #1)

ARENA DOS (ARENA TWO) – (Libro #2)



DIARIO DE UN VAMPIRO (THE VAMPIRE JOURNALS)

TRANSFORMACIГ“N (TURNED) (Libro #1)

AMORES (LOVED)В  (Libro #2)

TRAICIÓN (BETRAYED) – (Libro #3)

DESTINADO (DESTINED) (Libro #4)

DESEO (DESIRED) (Libro #5)

PROMETIDO (BETROTHED) (Libro #6)

PROMESA (VOWED) (Libro #7)

ENCUENTRO (FOUND) (Libro #8)

RESURRECCIГ“N (RESURRECTED) (Libro #9)

ANSIAS (CRAVED) (Libro #10)

DESTINO (FATED) (Libro #11)












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Disponibles ahora en:




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Derechos Reservados В© 2014 Morgan Rice



Todos los derechos reservados. Ninguna porciГіn de este libro podrГЎ ser reproducida, almacenada en algГєn sistema de recuperaciГіn, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio o ser guardado en una base de datos o sistema de recuperaciГіn, sin la autorizaciГіn previa del autor.



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Esta es una obra de ficciГіn. Los nombres, personajes , empresas, organizaciones, lugares, eventos e incidentes son producto de la imaginaciГіn del autor o han sido usados como ficciГіn. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, es total coincidencia.



Modelo en la portada: Jennifer Onvie. FotografГ­a de la portada: Adam Luke Studios, New York. Artista de maquillaje de la portada: Ruthie Weems. Si desea comunicarse con alguno de estos artistas, por favor, pГіngase en contacto con Morgan Rice.



HECHO:

En el Londres de Shakespeare, una forma común de entretenimiento era "el oso cebado.” Se ataba un oso a un poste mientras se soltaba una manada de perros salvajes. Se hacían apuestas para ver quién ganaba. El estadio del "oso cebado” estaba muy cerca del teatro de Shakespeare. Muchos de la multitud rústica del oso cebado luego iba a ver una obra de Shakespeare.



En la época de Shakespeare la gente que iba a ver a sus obras de teatro no era sofisticada ni pertenecía a una élite. Todo lo contrario. La mayoría era gente rústica, sin educación, los plebeyos que asistían para entretenerse y pagaban sólo un centavo la entrada. Por ese precio, podían ver toda la obra parados en el suelo- y, por esa razón, llegaron a ser conocido como los “Del Piso.”



El Londres de Shakespeare era civilizado -pero tambiГ©n bГЎrbaro. Era comГєn ver ejecuciones en las calles y se torturaba pГєblicamente a los criminales. La entrada a su camino mГЎs famoso -el Puente de Londres- estaba a menudo adornado con picas, en la que se clavaban las cabezas de los delincuentes.



La peste bubГіnica (tambiГ©n conocida como la Muerte Negra) matГі a millones en Europa, y golpeГі a Londres en varias ocasiones a lo largo de los siglos. Se propagaba en lugares con condiciones sanitarias deficientes y donde habГ­a mucha gente, y azotГі duramente el distrito teatral de Shakespeare. PasarГ­an siglos hasta que se descubriera que los portadores de la plaga eran las pulgas en las ratas.


"Ven, noche gentil, ven, amorosa noche,
Dame mi Romeo; y, cuando muera,
LlГ©valo y cГіrtalo en pequeГ±as estrellas,
Y Г©l harГЎ que la cara del cielo se vea tan delicada
Que todo el mundo va a estar enamorado de la noche
Y no adorarГЎ al sol chillГіn ".

В В В В --William Shakespeare, Romeo y Julieta






CAPITULO UNO




Londres, Inglaterra

(Septiembre de 1599)


Caleb se despertГі con el repicar de las campanas.

Respirando pesadamente, se sentГі de golpe y mirГі a su alrededor. HabГ­a estado soГ±ando que Kyle lo perseguГ­a, y que Caitlin le tendГ­a una mano buscando su ayuda. Estaban en un campo lleno de murciГ©lagos, contra un sol de color rojo sangre; todo se veГ­a muy real.

Ahora, mientras miraba alrededor de la habitaciГіn, tratГі de saber si todo eso era real, o si estaba realmente despierto y habГ­a regresado en el tiempo. DespuГ©s de escuchar su propia respiraciГіn por varios segundos, sentir la fresca humedad en el aire, y escuchar el latido de su propio corazГіn en medio del silencio, se dio cuenta de que todo habГ­a sido un sueГ±o. Realmente estaba despierto.

Caleb estaba sentado en el interior de un sarcГіfago abierto. MirГі alrededor de la habitaciГіn oscura como una caverna y vio que estaba llena de sarcГіfagos. Los techos eran bajos con arcos y las ventanas eran aberturas estrechas por las que entraba muy poquito sol. HabГ­a suficiente luz para poder ver. EntrecerrГі los ojos ante el reflejo, metiГі la mano en el bolsillo, y se aplicГі sus gotas en los ojos, feliz de conservar las gotas todavГ­a. Poco a poco, el dolor se desvaneciГі y Г©l se relajГі.

Caleb se levantГі de un salto, en un solo movimiento, y dio una vuelta por la habitaciГіn, mirando en todas direcciones. TodavГ­a estaba en guardia, no querГ­a que lo atacaran o emboscaran antes de que tuviera la oportunidad de orientarse. Pero no habГ­a nada ni nadie en la habitaciГіn. SГіlo silencio. Al notar los pisos de piedra antiguos, las paredes, el pequeГ±o altar y la cruz, supuso que estaba en la cripta subterrГЎnea de una iglesia.

Caitlin.

De nuevo, Caleb dio una vuelta por la habitaciГіn en busca de algГєn rastro de ella. ExperimentГі una sensaciГіn de urgencia mientras se apresuraba al sarcГіfago que tenГ­a mГЎs cerca. Con todas sus fuerzas, quitГі la tapa.

Su corazГіn se llenГі de entusiasmo con la esperanza de encontrarla. Pero el sarcГіfago estaba vacГ­o.

Caleb se apresurГі por la habitaciГіn yendo de un sarcГіfago al siguiente abriendo cada una de susВ  tapas. Pero todos estaban vacГ­os.

Caleb se desesperaba más y más mientras empujaba la última tapa, lo hizo con tanta fuerza que cayó al suelo y se rompió en mil pedazos. Pero ya tenía la sensación de que no la encontraría y, como los demás, estaba vacío – había tenido razón. Se dio cuenta que Caitlin no estaba en esa sala, y empezó a sudar frío. ¿Dónde podría estar?

La idea de haber regresado en el tiempo sin ella le provocГі un escalofrГ­o en la columna vertebral. Ella le importaba mГЎs de lo que Г©l podrГ­a decirle y, sin ella a su lado, su vida, su misiГіn, no tenГ­an ningГєn propГіsito.

De repente, se acordГі de algo y metiГі la mano en el bolsillo para comprobar si todavГ­a estaba allГ­. Afortunadamente, estaba. El anillo de bodas de su madre. Lo sostuvo en la luz y admirГі el zafiro de seis quilates perfectamente cortado, montado sobre una banda de diamantes y rubГ­es. No habГ­a podidoВ  encontrar el momento oportuno para proponerle matrimonio. Esta vez estaba decidido a hacerlo.

Por supuesto, si ella habГ­a regresado.

Caleb oyГі un ruido y girГі hacia la entrada, algo se estaba moviendo. Esperaba con todas sus ganas de que fuera Caitlin.

Pero se sorprendiГі al encontrarse mirando hacia abajo mientras la persona doblaba la esquina y ver que no se trataba de una persona. Era Ruth. Caleb se alegrГі de verla porque habГ­a sobrevivido el viaje en el tiempo.

CaminГі hacia Caleb moviendo la cola, sus ojos se iluminaron al reconocerlo. Caleb se arrodillГі y ella corriГі a sus brazos. QuerГ­a a Ruth, y le sorprendiГі lo mucho que habГ­a crecido: parecГ­a ser el doble de grande, y es veГ­a como todo un animal. TambiГ©n se animГі al encontrarla: quizГЎs Caitlin tambiГ©n estaba allГ­.

Ruth se volviГі de repente, saliГі corriendo de la habitaciГіn y desapareciГі por la esquina. A Caleb leВ  desconcertГі su reacciГіn y saliГі corriendo tras ella, querГ­a ver dГіnde iba.

EntrГі a otra cГЎmara abovedada, tambiГ©n estaba llena de sarcГіfagos. A simple vista pudo ver que todos habГ­an sido abiertos y estaban vacГ­os.

Ruth siguiГі corriendo, gimiendo y tambiГ©n saliГі corriendo de esa habitaciГіn. Caleb empezГі a preguntarse si Ruth lo conducirГ­a a alguna parte. CorriГі tras ella.

DespuГ©s de recorrer mГЎs habitaciones, Ruth finalmente se detuvo en una pequeГ±a alcoba al final del pasillo, apenas iluminada por una antorcha. En el interior, habГ­a un sarcГіfago de mГЎrmol de diseГ±o intrincado.

Caleb se acercГі lentamente, conteniendo la respiraciГіn, esperando, sintiendo que Caitlin podrГ­a estar dentro.

Ruth se sentГі a su lado y se le quedГі mirando. Ella gemГ­a desesperadamente.

Caleb se arrodillГі y tratГі de empujar su tapa de piedra. Pero era mucho mГЎs pesada que los otras y apenas se moviГі.

Se arrodillГі y empujГі con mГЎs fuerza, con todas sus fuerzas hasta que comenzГі a ceder. SiguiГі empujando y, en unos momentos, la tapa se desprendiГі por completo.

Caleb se sintiГі aliviado al encontrar a Caitlin acostada allГ­, inmГіvil, con las manos cuidadosamente dobladasВ  sobre el pecho. Pero su alivio se convirtiГі en preocupaciГіn cuando la examinГі y vio que estaba mГЎs pГЎlida de lo que jamГЎs la habГ­a visto en su vida. Sus mejillas no tenГ­an color y sus ojos ni siquiera reaccionaban a la luz de las antorchas. La mirГі mГЎs de cerca y se dio cuenta de que parecГ­a no estar respirando.

Se echГі hacia atrГЎs con horror. Caitlin parecГ­a estar muerta.

Ruth gimiГі mГЎs fuerte: ahora Г©l entendГ­a.

Caleb se inclinГі y colocГі firmemente ambas manos sobre sus hombros. La sacudiГі suavemente.

"ВїCaitlin?", dijo con preocupaciГіn en su voz. "ВїВЎCAITLIN !?" llamГі mГЎs fuerte, mientras la sacudГ­a con mГЎs fuerza.

Pero ella no respondГ­a, se le congelГі todo su cuerpo al imaginar lo que su vida serГ­a sin ella. SabГ­a que era peligroso viajar en el tiempo y que no todos los vampiros sobrevivГ­an a los viajes. Pero Г©l nunca habГ­a contemplado la posibilidad de morir en el viaje de regreso. ВїHabГ­a cometido un error al alentarla a continuar la bГєsqueda y cumplir con su misiГіn? ВїDeberГ­a haber renunciado y haberse establecido con ella en el Гєltimo lugar?

ВїY si lo habГ­a perdido todo?

Ruth saltГі sobre el sarcГіfago, puso sus cuatro patas sobre el pecho de Caitlin, y comenzГі a lamer toda su cara. Pasaron varios minutos y Ruth no dejaba de lamerla, gimiendo.

Cuando Caleb se inclinГі para sacar a Ruth, se detuvo. Le sorprendiГі ver a Caitlin abrir un ojo.

Ruth aullГі, feliz, mientras saltaba del pecho de Caitlin y corrГ­a en cГ­rculos. Caleb se inclinГі, igualmente feliz, mientras Caitlin abrГ­a los dos ojos y empezaba a mirar a su alrededor.

Se apresurГі y cogiГі una de sus manos heladas, calentГЎndola entre las suyas.

"ВїCaitlin? ВїPuedes oГ­rme? Soy yo, Caleb."

Poco a poco, ella empezГі a incorporarse y Г©l la ayudГі, colocando suavemente una mano detrГЎs de su cuello. Estaba tan feliz de verla parpadear, entrecerrando los ojos. PodГ­a ver lo desorientada que estaba, como si hubiera despertado de un sueГ±o profundo, muy profundo.

"ВїCaitlin?", preguntГі de nuevo, en voz baja.

Ella lo mirГі fijamente, con sus ojos marrones tan hermosos como Г©l los recordaba. Pero algo, se dio cuenta, estaba mal. Ella no sonreГ­a y, cuando parpadeГі, sus ojos tenГ­an la mirada propia de un extraГ±o.

"ВїCaitlin?", preguntГі de nuevo, esta vez estaba preocupado.

Ella lo mirГі directamente con los ojos bien abiertos y con sorpresa, se dio cuenta que ella no lo reconocГ­a.

"ВїQuiГ©n eres tГє?", ella preguntГі.

A Caleb se le cayГі el corazГіn al piso. ВїEra posible? ВїEl viaje habГ­a borrado memoria? ВїDe verdad lo habГ­a olvidado?

"Caitlin", le preguntГі otra vez, "soy yo. Caleb."

Г‰l sonriГі, esperando tal vez que eso la ayudarГ­a a recordar.

Pero ella no le devolviГі la sonrisa. Se limitГі a mirarlo con una mirada vacГ­a, parpadeando varias veces.

"Lo siento," dijo finalmente. "Pero no tengo idea quiГ©n eres."




CAPГЌTULO DOS


Sam se despertГі con el chillido de los pГЎjaros. AbriГі los ojos y vio en lo alto varios buitres dando enormes vueltas. DebГ­a haber una docena de ellos y volaban en cГ­rculo cada vez mГЎs bajo, justo sobre Г©l como si lo estuvieran observando. Como si estuvieran esperando.

De repente, se dio cuenta de que los buitres suponГ­an que Г©l estaba muerto y estaban esperando su oportunidad para lanzarse en picada y comГ©rselo.

Cuando Sam se puso de pie, las aves, de repente, salieron volando, como si les hubiera sorprendido que los muertos podГ­an resucitar.

MirГі a su alrededor tratando de orientarse. Estaba en un campo en medio de colinas. Por lo que alcanzaba a ver, habГ­a muchas colinas cubiertas de hierba y arbustos raros. La temperatura era perfecta, y no habГ­a ninguna una nube en el cielo. Todo se veГ­a muy pintoresco y no habГ­a un solo edificio a la vista. ParecГ­a que estaba en medio de la nada.

Sam tratГі de averiguar dГіnde estaba, en quГ© Г©poca, y cГіmo habГ­a llegado hasta allГ­. TratГі desesperadamente de recordar. ВїQuГ© habГ­a ocurrido antes de regresar en el tiempo?

Poco a poco, fue recordando. HabГ­a estado en la catedral de Notre Dame, en ParГ­s, en 1789, habГ­a estado luchando contra Kyle, Kendra, Sergei y su gente, manteniГ©ndolos a raya para que Caitlin y Caleb pudieran escapar. HabГ­a sido lo menos que podГ­a hacer, Г©l le debГ­a a Caitlin mГЎs que eso, sobre todo despuГ©s de haberla puesto en peligro con su imprudente romance con Kendra.

Enormemente superados en nГєmero, habГ­a usado su poder de cambiar de forma y habГ­a logrado confundirlos lo suficiente como para causar daГ±os considerables, aniquilando a muchos de los hombres de Kyle, incapacitando a los otros, y logrando escapar con Polly.

Polly.

Ella habГ­a estado todo el tiempo a su lado, habГ­a luchado valientemente y los dos, recordГі, habГ­an sido una fuerza a respetar. HabГ­an escapado por el techo de la catedral de Notre Dame y en medio de la noche habГ­an ido en busca de Caitlin y Caleb. SГ­. Todo estaba empezando a hacerse claro ....

Sam se habГ­a enterado de que su hermana habГ­a regresado en el tiempo y, lo supo en el acto, Г©l tambiГ©n tenГ­a que regresar en el tiempo para corregir los agravios, encontrar Caitlin otra vez, pedirleВ  disculpas y protegerla. SabГ­a que ella no lo necesitaba: ahora ella era un guerrero mejor que Г©l, y tenГ­a a Caleb. Pero, despuГ©s de todo, era su hermana y no podГ­a detener su impulso de protegerla.

Polly habГ­a insistido en regresar con Г©l. Ella tambiГ©n tenГ­a el propГіsito de ver a Caitlin de nuevo y darle explicaciones de lo que sucediГі. Sam no se habГ­a opuesto y habГ­anВ  regresado juntos.

De nuevo, Sam mirГі a su alrededor con la mirada fija en los campos, preguntГЎndose dГіnde estaba ella.

"ВїPolly?", gritГі una primera vez.

No escuchГі ninguna respuesta.

CaminГі hacia el borde de una colina para tener una vista mГЎs amplia del paisaje.

"ВїВЎPolly !?", gritГі de nuevo, esta vez mГЎs fuerte.

"ВЎPor fin!" dijo una voz.

Cuando Sam mirГі a lo lejos, vio a Polly caminando en el horizonte, dando vuelta enВ  una colina. Cargaba una brazada de fresas y estaba comiendo mientras hablaba con la boca llena. "ВЎHe estado esperando toda la maГ±ana! ВЎDios! ВЎRealmente te gusta dormir, ВїВЎno!?"

Sam estaba encantado de verla. Se dio cuenta de lo solo que se habГ­a sentido al volver, y lo feliz que estaba de tener algo de compaГ±Г­a. TambiГ©n se dio cuenta, a pesar de sГ­ mismo, de lo importante que ella se habГ­a convertido para Г©l. DespuГ©s de su fiasco con Kendra, apreciaba estar alrededor de una chica normal, apreciaba a Polly mГЎs de lo que ella podГ­a imaginar. Y a medida que se acercaba y el sol iluminaba su pelo marrГіn, sus ojos de color azul claro y su piel blanca translГєcida, le sorprendiГі, una vez mГЎs, su belleza natural.

Estaba a punto de responder pero, como de costumbre, ella no lo dejГі hablar.

"Me desperté a menos de tres metros de ti", continuó mientras se acercaba comiendo otra fresa, "y te sacudí una y otra vez ¡pero no despertabas! Así que me fui y me puse a recolectar fresas. Ya quería irme de este lugar pero no iba a dejarte a merced de los pájaros. Tenemos que encontrar a Caitlin. ¿Quién sabe dónde estará? Ella podría necesitar nuestra ayuda en estos momentos. ¡Y todo lo que haces es dormir! Después de todo, ¿para qué regresamos si no nos vamos a levantar e ir… "

"ВЎPor favor!" Sam gritГі, rompiendo a reГ­r. "ВЎNo puedo decir una palabra!"

Polly se detuvo y lo mirГі con sorpresa,como si no tuviera ni idea de que estaba hablando muchГ­simo.

"Pues bien," dijo ella, "ВЎhabla!"

Sam la mirГі, distraГ­do por lo azul que sus ojos se veГ­an a la luz de la maГ±ana; finalmente cuando tuvo la oportunidad de hablar, se quedГі congelado olvidando lo que iba a decir.

"Uh …", comenzó.

Polly alzГі las manos.

"ВЎChicos!", exclamГі. "Nunca quieren que hables-ВЎpero ellos nunca tienen nada que decir! Bueno, ВЎno puedo seguir esperando mГЎs! ", dijo y se apresurГі pavoneГЎndose por el campo, mientras comГ­a otra fresa.

"ВЎEspera!" Sam gritГі, corriendo tratando de alcanzarla. "ВїAdГіnde vas?"

"ВїPues a encontrar a Caitlin, por supuesto!"

"ВїSabes dГіnde estГЎ?", preguntГі.

"No," dijo ella. "Pero sГ© dГіnde no estГЎ- ВЎy es en este campo! Tenemos que salir de aquГ­. Encontrar la ciudad mГЎs cercana, o edificios, o lo que sea, y averiguar en quГ© Г©poca nos encontramos. ВЎTenemos que empezar en alguna parte! ВЎY este no es un lugar adecuado!"

"Bueno, ВїВЎNo crees que yo tambiГ©n quiero encontrar a mi hermana!?" Sam gritГі exasperado.

Finalmente, ella se detuvo y se volviГі de frente hacia Г©l.

"Quiero decir, Вїno quieres que te acompaГ±e?", preguntГі Sam, dГЎndose cuenta de lo mucho que querГ­a buscar a Caitlin con ella. "ВїNo quieres que busquemos juntos?"

Polly lo mirГі con sus grandes ojos azules, como si lo estuviera evaluando. Г‰l sentГ­a como si lo estuvieranВ  investigando, y pudo ver que ella no estaba segura. No lograba entender por quГ©.

"No sé," ella dijo finalmente. "Quiero decir, te manejaste muy bien allá en París -Tengo que admitirlo. Pero … "

Hizo una pausa.

"ВїQuГ© pasa?", le preguntГі finalmente.

Polly se aclarГі la garganta.

"Bueno, si quieres saberlo, el Гєltimo-um-chico- con quien estuve -Sergei resultГі ser un mentiroso y un estafador, me engaГ±Гі y me usГі. Era demasiado tonta para darme cuenta. Pero nunca mГЎs voy a dejarme engaГ±ar asГ­ de nuevo. Y no estoy lista para confiar en nadie de la raza masculina, incluido tГє. Es sГіlo que no quiero estar con ningГєn chico ahora. No es que tГє y yo-no estoy diciendo que SEAMOS-no pienso en ti de esa manera-mГЎs que como un amigo- un conocido-"

Polly empezГі a tartamudear, y Sam pudo ver lo nerviosa que estaba y no pudo evitar sonreГ­r para sus adentros.

В»Pero es sГіlo que estoy harta de los chicos. Sin ГЎnimo de ofender."

Sam sonriГі divertido. Le encantaba su candor y su desparpajo.

"No me ofende", respondió. "La verdad sea dicha," añadió, “Yo estoy harto de las chicas."

Los ojos de Polly se abrieron de sorpresa; claramente no era la respuesta que habГ­a estado esperando.

"Pero se me ocurre que tenemos una mejor oportunidad de encontrar a mi hermana si buscamos juntos. Quiero decir-" Sam se aclarГі la garganta, "profesionalmente hablando."

Ahora fue el turno de Polly de sonreГ­r.

"Profesionalmente hablando," repitiГі.

Sam extendiГі formalmente su mano.

"Te lo prometo, sГіlo seremos amigos, nada mГЎs", dijo. "He renunciado a las chicas para siempre. No importa lo que pase. "

"Y he renunciado a chicos para siempre. No importa quГ©, " Polly dijo, todavГ­a examinando su mano que colgaba en el aire, aun no muy segura.

Sam sacГі su mano con paciencia, esperando.

"ВїSolo amigos?", preguntГі. "ВїNada mГЎs?"

"SГіlo amigos", dijo Sam.

Finalmente, ella extendiГі su mano y se la estrechГі.

Sam no pudo evitar notar que ella sostuvo su mano por un poco demasiado largo tiempo.




CAPГЌTULO TRES


Caitlin se sentГі en el sarcГіfago y le devolviГі la mirada al hombre que tenГ­a frente a ella. SabГ­a que lo conocГ­a de alguna parte, pero no lograba ubicar de dГіnde. MirГі sus grande ojos cafГ©s preocupados, su rostro perfectamente cincelado, sus pГіmulos, su piel suave y su cabello grueso y ondulado. Era hermoso, y ella percibiГі lo mucho que se preocupaba por ella. En el fondo, sentГ­a que se trataba de una persona importante para ella pero, con toda sinceridad, no podГ­a recordar quiГ©n era.

Caitlin sintiГі algo hГєmedo en su palma y mirГі hacia abajo para ver un lobo sentado allГ­, lamiГ©ndola. Le sorprendiГі lo cariГ±osa que la loba era con ella, como si la conociera de siempre. TenГ­a una hermosa piel blanca, con una sola raya gris que iba por el medio de su cabeza y su espalda. Caitlin sentГ­a que tambiГ©n conocГ­a a este animal y que en algГєn momento de su vida habГ­a tenido una estrecha relaciГіn con ella.

Pero aunque tratГі, no pudo recordar cГіmo.

Con la esperanza deВ  poder refrescar su memoria, mirГі a su alrededor. La habitaciГіn se ponГ­a lentamente en foco. Era oscura y estaba iluminada sГіlo por una antorcha y a lo lejos vio otras habitaciones llenas de sarcГіfagos. TenГ­a un techo bajo abovedado, y las piedras se veГ­an antiguas. ParecГ­a una cripta. Se preguntГі cГіmo habГ­a llegado hasta allГ­ -y quiГ©nes eran esas personas. SentГ­a como si se hubiera despertado de un sueГ±o que aun no terminaba.

Caitlin cerrГі los ojos por un momento respirando profundamente y, repentinamente, una colecciГіn de imГЎgenes al azar cruzГі por su mente. Se vio de pie en el Coliseo romano luchando contra varios soldados sobre el suelo caliente y polvoriento; se vio volando sobre una isla en el rГ­o Hudson, mirando un castillo extendido abajo; se vio en Venecia en una gГіndola con un chico que no conocГ­a y que tambiГ©n era hermoso; se vio en ParГ­s, caminando a lo largo de un rГ­o con un hombre que ella reconociГі como el mismo hombre que estaba frente a ella. TratГі de concentrarse en esa imagen para aferrarse a Г©l. QuizГЎs la ayudarГ­a a recordar.

Vio a ellos dos de nuevo, esta vez en su castillo, en el campo de Francia. Los vio montar a caballo en la playa, y luego vio a un halcГіn dando vueltas por encima de ellos y que dejaba una carta.

Ella tratГі de mirar su rostro mГЎs de cerca y recordar su nombre. ParecГ­a regresar a ella; todo estaba tan cerca. Pero su mente no dejaba de arrojar mГЎs imГЎgenes y le era muy difГ­cil aferrarse a alguna. Vida tras vida pasГі ante ella en un sin fin de imГЎgenes. Era como si su memoria se estuviera volviendo a habitar.

"Caleb", dijo una voz.

Caitlin abriГі los ojos. Г‰l se habГ­a acercado a ella, extendiГ©ndole una mano, sosteniendo su hombro.

"Mi nombre es Caleb. De la cofradГ­a Blanca. ВїNo te acuerdas?"

Los ojos de Caitlin se cerraron de nuevo, mientras su mente recibГ­a sus palabras, su voz. Caleb. El nombre sonГі como una campana en su cerebro. SentГ­a que era un nombre importante para ella.

La cofradГ­a Blanca. Eso tambiГ©n le resultГі conocido. De repente, se vio en una ciudad que ella sabГ­a que era Nueva York, en un claustro en el extremo norte de la isla. Se vio de pie en una gran terraza, mirando hacia afuera. Se vio discutiendo con una mujer llamada Sera.

"Caitlin", dijo la voz de nuevo, con mГЎs firmeza. "ВїNo te acuerdas?"

Caitlin. SГ­. Ese era su nombre. Ahora estaba segura.

Y Caleb. Sí. Él era importante para ella. ¿Él era su amigo …? Se sentía como más que eso. ¿ Era su prometido? ¿ Su marido?

Ella abriГі los ojos y lo mirГі fijamente; todo empezaba a regresar a su memoria. Se empezГі a llenar deВ  esperanza, lentamente, poco a poco, estaba empezando a recordar todo.

"Caleb", dijo ella de regreso en voz baja.

Los ojos de Г©l se llenaron de esperanza y de lГЎgrimas. El lobo gimiГі a su lado y , entusiasmada, le lamiГі la mejilla. Caitlin la mirГі y de repente se acordГі su nombre.

"Rose", dijo, y luego se dio cuenta de que no estaba bien. "No. Ruth. Tu nombre es Ruth."

Ruth se inclinГі mГЎs lamiГ©ndole la cara. Caitlin no pudo evitar sonreГ­r y le acariciГі la cabeza. Caleb se iluminГі con una sonrisa de alivio.

"SГ­. Ruth. Y yo soy Caleb. Y tГє eres Caitlin. ВїTe acuerdas ahora?"

Ella asintió con la cabeza. "Todo está regresando", dijo. "¿Tú eres mi marido …?"

ObservГі cГіmo su rostro de repente se puso rojo, como si estuviera avergonzado o avergonzado. Y en ese momento, de repente recordГі. No. Ellos no estaban casados.

"No estamos casados", ella dijo, disculpГЎndose, "pero estamos juntos."

Estaba avergonzada tambiГ©n mientras comenzaba a recordarlo todo, todo el pasado la inundaba.

De repente, se acordГі de las llaves. Las llaves de su padre. BuscГі en el bolsillo y se tranquilizГі al sentirlas allГ­. MetiГі la mano en otro bolsillo y sintiГі su diario, seguГ­a ahГ­. Se sintiГі aliviada.

Caleb le tendiГі una mano.

Ella la tomГі y se dejГі levantar y sacar del sarcГіfago.

Se sentГ­a bien de estar de pie y estirar los mГєsculos doloridos.

Caleb se acercГі y apartГі el pelo de la cara. Sus suaves dedos se sentГ­an muy bien cuando le rozaron la sien.

"Estoy muy feliz de que estГ©s con vida", Г©l dijo.

Г‰l la abrazГі con fuerza. Ella le devolviГі el abrazo y mГЎs recuerdos la inundaron. SГ­, Г©l era el hombre a quienВ  amaba. El hombre con quien un dГ­a esperaba casarse. PodГ­a sentir el amor correr por ella y recordГі que habГ­an retrocedido juntos en el tiempo. HabГ­an estado en Francia, en ParГ­s, y ella habГ­a encontrado la segunda llave, y ambos habГ­an sido enviados de regreso en el tiempo. Ella habГ­a orado para que esta vez regresaran juntos. Y mientras lo sostenГ­a con mГЎs fuerza, se dio cuenta de que sus oraciones se habГ­an hecho realidad.

Finalmente, en esta ocasiГіn, estaban juntos.




CAPГЌTULO CUATRO


"Veo que ustedes dos ya se han encontrado", dijo una voz.

TodavГ­a abrazados, Caitlin y Caleb giraron hacia la voz que los habГ­a sobresaltado. Caitlin se sorprendiГі de que alguien hubiera podido dar con ellos tan rГЎpidamente, especialmente teniendo en cuenta sus sentidos de vampiro estaban en alerta.

Pero cuando mirГі a la mujer de pie delante de ellos, se dio cuenta por quГ©: esa mujer tambiГ©n era un vampiro. VestГ­a toda de blanco y llevaba una capucha, la mujer levantГі la barbilla y le devolviГі la mirada con unos penetrantes ojos azules. Caitlin pudo detectar una sensaciГіn de paz y armonГ­a salir de ella, y bajГі la guardia. Caleb tambiГ©n lo hizo.

La mujer rompiГі en una amplia sonrisa.

"Hemos estado esperГЎndolos desde hace bastante tiempo", dijo ella con voz suave.

"ВїDГіnde estamos?" preguntГі Caitlin. "ВїQuГ© aГ±o es?"

La mujer sГіlo le devolviГі la sonrisa.

"Ven por aquГ­", dijo ella dГЎndole la espalda y saliendo por la puerta baja con forma de arco.

Caitlin y Caleb intercambiaron miradas, luego la siguieron por la puerta; Ruth iba a su lado.

Caminaron por un pasillo de piedra, dando varias vueltas hasta dar con un conjunto de escaleras estrechas, iluminadas por una antorcha. Iban muy cerca detrГЎs de la mujer, quien simplemente siguiГі caminando suponiendo que la seguirГ­an.

Caitlin quiso hacerle mГЎs preguntas, presionarla para saber donde estaban; pero al llegar a la parte superior de la escalera, de repente la sala se abriГі en una magnГ­fica vista que le quitГі la respiraciГіn, y se dio cuenta de que estaban en una iglesia enorme. Al menos, encontraba respuesta a una parte de su pregunta.

Una vez mГЎs, Caitlin lamentГі no haber puesto mГЎs atenciГіn en sus clases de historia y arquitectura, lamentГі no poder decir a primera vista exactamente quГ© iglesia era. PensГі de nuevo en todas las magnГ­ficas iglesias que habГ­a visitado-Notre Dame, en ParГ­s, el Duomo en Florencia-y Г©sta le recordГі un poco a ellas.

La nave de la iglesia se extendГ­a por cientos de metros, tenГ­a un piso de mГЎrmol con azulejos, y tenГ­a paredes adornadas con docenas de estatuas de piedra talladas. Sus techos abovedados se elevaban a cientos de metros de altura. En lo alto, habГ­a filas y filas de vitrales que inundaban la iglesia con una luz multicolor suave. En su extremo mГЎs alejado, habГ­a una enorme pieza circular con vitrales que filtraba la luz en un enorme altar dorado. Frente al altar se extendГ­an cientos de pequeГ±as sillas de madera para los fieles.

Pero ahora, la iglesia estaba vacГ­a. TenГ­an todo el lugar para ellos.

Caminaron a travГ©s del cuarto detrГЎs de la vampiro, sus pasos resonaban reverberando en la enorme sala vacГ­a.

"ВїQuГ© iglesia es Г©sta?" Caitlin preguntГі finalmente.

"La AbadГ­a de Westminster," le llegГі la voz de la mujer mientras continuaba caminando. "Ha sido la sede de la coronaciГіn de reyes y reinas desde hace miles de aГ±os."

La AbadГ­a de Westminster, pensГі Caitlin. SabГ­a que estaba en Inglaterra. Londres, de hecho.

Londres.

La idea de estar allГ­ la golpeГі como una ola de ladrillos. Era abrumador, impresionante. Nunca antes habГ­a estado allГ­ y siempre habГ­a querido ir. HabГ­a tenido amigos que habГ­an ido y habГ­a visto fotos en lГ­nea. TenГ­a mucho sentido que estuvieran aquГ­, dada la larga historia medieval de esta ciudad. Tan solo esa iglesia tenГ­aВ  miles de aГ±os-y sabГ­a que esa ciudad tenГ­a muchos mГЎs edificios como Г©se. Pero todavГ­a no sabГ­a el aГ±o.

"ВїY quГ© aГ±o es?" preguntГі Caitlin, nerviosa.

Pero su guГ­a caminaba tan rГЎpido que ya habГ­a cruzado la gran capilla y ahora se agachaba bajo otra puerta de arco, obligando a Caitlin y Caleb a darse prisa para no quedarse atrГЎs.

Cuando entraron, Caitlin se sorprendiГі al ver que se trataba de un claustro. HabГ­a un largo pasillo de piedra, con paredes de piedra y estatuas a uno y por el otro, arcos abiertos. Estos arcos estaban abiertos y, a travГ©s de ellos, se podГ­a ver un patio pequeГ±o y tranquilo. Le recordГі a muchos otros claustros que habГ­a visitado; ya empezaba a ver el patrГіn de su simplicidad, su vacГ­o, las paredes con arcos, las columnas, los patios cuidados. Todos ellos se sentГ­an como un refugio del mundo, como un lugar para la oraciГіn y la contemplaciГіn silenciosa.

La vampiro finalmente se detuvo y los enfrentГі. MirГі a Caitlin con sus grandes ojos compasivos, y parecГ­a venir de otro mundo.

"Estamos a fines de siglo," dijo ella.

Caitlin pensГі por un momento. "ВїEn quГ© siglo?", preguntГі.

"El decimosexto, por supuesto. Es 1599."

1599, pensГі Caitlin. La idea era abrumadora. Una vez mГЎs, deseaba haber leГ­do historia con mayor detalle. Anteriormente, habГ­a pasado de 1791 a 1789, pero ahora se encontraba en 1599, era un salto de casiВ  200 aГ±os.

RecordГі que muchas cosas le habГ­an parecido primitivas en 1789 -la falta de plomerГ­a, los caminos de tierra aquГ­ y allГЎ, la gente que rara vez se baГ±aba. No podГ­a llegar a hacerse una idea de cuГЎnto mГЎs primitivas podrГ­an ser las cosas 200 aГ±os mГЎs atrГЎs. Sin duda, serГ­a mГЎs difГ­cil de reconocer que cualquier otro momento. Incluso Londres probablemente serГ­a apenas reconocible. Eso la hizo sentir aislada, sola, en un mundo y en una Г©poca distantes. Si Caleb no hubiera estado allГ­, a su lado, se habrГ­a sentido completamente sola.

Pero al mismo tiempo, esa arquitectura, esa iglesia, esos claustros -todo se sentГ­a muy reconocible, muy familiar. DespuГ©s de todo, estaba caminando en la misma AbadГ­a de Westminster que existГ­a en el siglo 21. No sГіlo eso, ese edificio, incluso como estaba ahora, ya era antiguo, ya habГ­a existido por siglos. Al menos eso le dio un poco de familiaridad.

Pero Вїpor quГ© la habГ­an enviado de regreso a esta Г©poca? ВїY a este lugar? Claramente, tenГ­a una gran importancia para su misiГіn.

Londres. 1599.

ВїEra Г©sta la Г©poca en que Shakespeare viviГі? se preguntГі, su corazГіn empezГі a latir mГЎs rГЎpidamente de repente, mientras se imaginaba que tal vez podrГ­a tener la oportunidad de verlo en carne y hueso.

Caminaron en silencio, pasillo tras pasillo.

"Londres en 1599 no es tan primitiva como crees," dijo su guГ­a mirГЎndola con una sonrisa.

Caitlin se sintiГі avergonzada de que hubiera leГ­do sus pensamientos. Como siempre, sabГ­a que debГ­a estar mГЎs atenta y guardГЎrselos. Esperaba no haberla ofendido.

"No me ofende en lo absoluto", respondiГі ella, leyendo sus pensamientos. "Nuestro tiempo es primitivo en muchos aspectos tecnolГіgicos a los que estГЎs acostumbrada. Pero, de otras maneras, somos mГЎs sofisticados que incluso en su tiempo moderno. Estamos muy bien informados y cultivados y los libros rigen el dГ­a. Tal vez,В  somos personas con medios primitivos, pero con un intelecto muy desarrollado.

"MГЎs importante aГєn, este es un momento crucial para la raza de los vampiros. Nos encontramos en una encrucijada. Has venido al final de este siglo por una razГіn."

"ВїPor quГ©?" preguntГі Caleb.

La mujer les sonriГі antes de pasar por otra puerta.

"Esa respuesta tendrГЎs que descubrirla por ti misma."

Entraron a otra sala magnГ­fica, con techos altos, vitrales, pisos de mГЎrmol, adornada con enormes velas, y con estatuas talladasВ  de reyes y santos. Pero esa habitaciГіn era diferente a las demГЎs. TenГ­a sarcГіfagos y efigies cuidadosamente colocadas en todas partes, y en el centro habГ­a una tumba enorme de decenas de metros de altura y cubierta de oro.

Su guГ­a se acercГі hasta allГ­ mientras la seguГ­an. Se detuvo ante la tumba y se volviГі hacia ellos.

Caitlin observГі la magnГ­fica tumba: era grande, imponente. Era una obra de arte magnГ­fica enchapada en oro y adornada conВ  intrincadas tallas. TambiГ©n, ella sintiГі una energГ­a provenir de ella, como si contuviera algo importante.

"Es la tumba de San Eduardo, el Confesor", dijo la vampiro. "Es un lugar sagrado, un lugar de peregrinaciГіn para nuestra especie desde hace cientos de aГ±os. Se dice que si uno le reza, recibirГЎ curaciones milagrosas para quienes estГЎn enfermos. Miren la piedra a sus pies:.. EstГЎ gastada por todas las personas que se han arrodillado aquГ­ a lo largo del tiempo."

Caitlin mirГі hacia abajo y vio que, en efecto, la plataforma de mГЎrmol tenГ­a leves hendiduras en sus bordes. Se maravillГі de cuГЎntas personas debieron arrodillado allГ­.

"Pero en tu caso," continuГі, "tiene una mayor importancia."

Ella se volviГі y mirГі directamente a Caitlin.

"Tu llave", dijo a Caitlin.

Caitlin estaba desconcertada. ВїA quГ© llave se referГ­a? MetiГі la mano en los bolsillos y palpГі de nuevo las dos llaves que habГ­a encontrado hasta el momento. No estaba segura cuГЎl querГ­a mujer.

Ella negГі con la cabeza. "No. Tu otra llave."

Caitlin pensГі, estaba perpleja. ВїSe habГ­a olvidado de alguna otra llave?

Entonces, al mirar su pecho, se dio cuenta. Su collar.

Caitlin se tocГі, y se sorprendiГі al darse cuenta de que todavГ­a estaba allГ­. Se la quitГі con cuidado y sostuvo la delicada cruz de plata antigua en la palma de su mano.

La vampiro negГі con la cabeza.

"SГіlo tГє puedes usarla."

Ella extendiГі la mano y suavemente tomГі la muГ±eca de Caitlin y la guiГі hacia una cerradura que era la mГЎs pequeГ±a que pudiera imaginarse, en la base del pedestal.

Caitlin estaba asombrada. Nunca podrГ­a haber notado por si sola la cerradura. Introdujo la llave, girГі, y se escuchГі un suave clic.

LevantГі la vista y vio que un compartimiento pequeГ±o se habГ­a abierto a un lado de la tumba. Caitlin mirГі a la vampiro, y ella asintiГі solemnemente.

Caitlin alzГі la mano y lentamente sacГі un compartimento largo y estrecho. En el interior, le sorprendiГі encontrar un largo cetro de oro, con la cabeza adornada con rubГ­es y esmeraldas.

Lo extrajo y le sorprendiГі lo pesado que era y lo suave que se sentГ­a el oro en sus manos. DebГ­a tener un metro de largo y estaba hecho de oro macizo.

"El cetro sagrado", dijo la monja. "Era de tu padre, hace tiempo de eso.”

Caitlin mirГі el cetro con renovada admiraciГіn y tambiГ©n respeto. PercibiГі su electricidad mientras lo sostenГ­a, y se sintiГі mГЎs cerca de su padre, mГЎs que nunca.

"ВїEsto me llevarГЎ con mi padre?", preguntГі.

Su guГ­a sГіlo se volviГі y se dirigiГі a la cГЎmara. "Por aquГ­", dijo.

Caitlin y Caleb la siguieron por otra puerta y hacia abajo por mГЎs corredores; cruzaron el patio medieval de otro claustro. A Caitlin le sorprendiГі ver a varios vampiros vestidos con tГєnicas blancas y capuchas caminando por los pasillos. La mayorГ­a miraba hacia abajo, parecГ­an absortos en la oraciГіn. Algunos balanceaban decantadores de incienso. Algunos asentГ­an a su paso y continuaban en silencio.

Caitlin se preguntГі cuГЎntos vampiros vivirГ­an allГ­ y si pertenecГ­an a la cofradГ­a de su padre. No sabГ­a que la AbadГ­a de Westminster, ademГЎs de una iglesia, era un claustro. O que era un lugar de descanso para su especie.

Finalmente, entraron a otra habitaciГіn, era mГЎs pequeГ±a que las demГЎs pero tenГ­a techos altos y abovedados y la luz natural entraba en ella. Esa habitaciГіn tenГ­a pisos de piedra austeros y en su centro se asentaba una notable pieza de mobiliario: un trono. Montado en lo alto de un pedestal, al menos a cinco metros de altura, estaba el trono de madera, una silla extremadamente ancha, con posabrazos que se inclinaban hacia arriba, y un respaldo con un ГЎngulo en triГЎngulo, que se juntaba en un punto en el medio. Debajo, en sus esquinas, habГ­a dos leones de oro sentados, diseГ±ados para que se vieran como si estuvieran sosteniendo la silla.

Caitlin la observГі con respeto.

"Es la silla del rey Eduardo," dijo la vampiro. “Ha sido el trono para la coronación de los reyes y reinas desde hace miles de años. Es una pieza de mobiliario muy especial -no sólo por su importancia en la historia, sino porque tiene una de las llaves para nuestra especie."

Ella se volviГі y mirГі a Caitlin. "Hemos estado custodiando este trono desde hace miles de aГ±os. Ahora que ya estГЎs aquГ­, y que has desbloqueado el cetro, es el momento para que tomes el lugar que te corresponde."

Ella hizo un gesto a Caitlin para que ascendiera al trono.

Caitlin la mirГі con sorpresa. ВїQuГ© derecho tenГ­a ella, una chica sencilla, para subir a un trono real -el trono donde se habГ­an sentado los reyes y reinas por miles de aГ±os? SentГ­a que no era correcto acercarse y mucho menos ascender por su enorme pedestal y sentarse en el trono.

"Por favor," insistiГі la vampiro. "Tienes todo el derecho. TГє eres La Elegida."

Caleb asintiГі y lentamente, a regaГ±adientes, Caitlin subiГі al enorme pedestal llevando el cetro. Cuando llegГі a la cima, se dio vuelta y delicadamente se sentГі en el trono.

Estaba hecho de madera dura, y no cediГі. Ella se recostГі y apoyГі las manos sobre los posabrazos, logrГі sentir su poder. SintiГі los miles de aГ±os en los que los reyes habГ­an sido coronados allГ­. Lo sentГ­a cargado elГ©ctricamente.

Cuando mirГі la habitaciГіn desde quince pies mГЎs arriba que los demГЎs, sintiГі como si se hubiera alzado sobre todos, sobre el mundo. Era una sensaciГіn impresionante.

"El cetro", dijo la vampiro.

Con desconcierto,В  Caitlin mirГі sin saber lo que querГ­a que hiciera con el cetro.

"En el posabrazo del trono, hay un pequeГ±o agujero. EstГЎ diseГ±ado para sostenerlo."

Caitlin mirГі de cerca hacia abajo, y esta vez vio un pequeГ±o agujero lo suficientemente amplio como para que cupiera el diГЎmetro exacto del cetro. Lentamente, Caitlin insertГі el cetro que se hundiГі hasta que sГіlo su cabeza sobresalГ­a del posabrazo.

De repente, se escuchГі un suave clic.

Caitlin mirГі hacia abajo y se sorprendiГі al ver un pequeГ±o compartimiento abierto en la base de una de las cabezas de los leones. En el interior, habГ­a un pequeГ±o anillo de oro. Se agachГі y lo sacГі.

Lo sostuvo en lo alto, mirГЎndolo.

"El anillo del destino", dijo la vampiro. "EstГЎ destinado sГіlo para ti. Es un regalo de tu padre."

Con profunda admiraciГіn, Caitlin lo contemplГі en la luz, viendo como brillaba la joya, mientras lo movГ­a.

"ColГіcatelo en el dedo anular de tu mano derecha."

Caitlin se lo deslizГі y, cuando sintiГі el metal frГ­o, una vibraciГіn corriГі a travГ©s de ella. Pudo sentir el poder emerger de Г©l.

"Г‰l te conducirГЎ."

Caitlin lo examinГі. "Pero, ВїcГіmo?", preguntГі.

"SГіlo necesitas inspeccionarlo," dijo la vampiro.

En un principio Caitlin estaba desconcertada, pero luego examinГі el anillo mГЎs de cerca. Se dio cuenta que tenГ­a un delicado grabado alrededor de la banda. El corazГіn le latiГі mГЎs rГЎpidamenteВ  cuando comenzГі a leerlo. Inmediatamente sintiГі que era un mensaje de su padre.



Al otro lado del puente, MГЎs allГЎ del oso,

Con los vientos o el sol, cruzamos Londres.



Caitlin leyГі el acertijo de nuevo, y luego en voz alta para que Caleb pudiera oГ­rlo.

"ВїQuГ© significa?", preguntГі.

Su guГ­a sГіlo le devolviГі la sonrisa.

"Estoy autorizado a conducirte hasta aquí. El resto del viaje lo tienes que descubrir tú." Entonces ella se acercó más. “Contamos contigo. Hagas lo que hagas, no nos vayas a  fallar.”




CAPГЌTULO CINCO


Bajo la luz de la maГ±ana, Caitlin y Caleb salieron por las enormes puertas de arco de la abadГ­a de Westminster, Ruth iba pisГЎndoles los talones. Instintivamente, ambos entrecerraron los ojos y levantaron la mano a la luz, Caitlin agradecГ­a de que Caleb le hubiera dado las gotas para los ojos antes de salir. Le tomГі unos momentos para que sus ojos se adaptaran. Poco a poco, el mundo de 1599 de Londres entrГі en foco.

Caitlin estaba asombrada. ParГ­s en 1789 no habГ­a sido muy diferente a la Venecia de 1791, pero Londres en 1599 era un mundo aparte. Le sorprendiГі la diferencia que hacГ­an 190 aГ±os.

Ante ella se extendГ­a Londres. Pero no era una bulliciosa ciudad metropolitana. MГЎs bien se sentГ­a aГєn en desarrollo como una gran ciudad, rural, con lotes grandes y vacГ­os. No habГ­a caminos pavimentados, en todas partes habГ­a suciedad y, aunque habГ­a muchos edificios, se veГ­an mГЎs ГЎrboles. En medio de los ГЎrboles, habГ­a cuadras e hileras de casas, muchas de ellas desiguales y toscamente trazadas. Las casas estaban construidas de madera y estaban cubiertas con enormes techos de paja. Era evidente que la ciudad podГ­a incendiarse porque casi todo estaba construido con madera y era fГЎcil que la paja cubrГ­a las casas se prendiera fuego.

Los caminos de tierra dificultaban el trГЎnsito. El caballo parecГ­a ser la forma preferible de transporte y de vez en cuando pasaba un caballo o un carruaje. Pero esa era la excepciГіn. La mayorГ­a de la gente caminaba -o mГЎs bien, tropezaba. La gente parecГ­a luchar para mantener el equilibrio y no caerse en las calles llenas de lodo.

DivisГі excremento a lo largo de las calles, aun estando lejos le llegaba el hedor. ElВ  ganado que caminaba aquГ­ y allГЎ lo empeoraba. Si alguna vez habГ­a pensado en regresar en el tiempo para ser romГЎntica, esta vista no era la mejor.

Y aun mГЎs, en esta ciudad no veГ­a a la gente pasear con sus mejores galas, portando sombrillas, mostrando lo Гєltimo de la moda, como lo habГ­a visto en ParГ­s y Venecia. En cambio, estaban vestidos mГЎs simplemente, con ropa mucho mГЎs anticuada; los hombres vestГ­an ropa rural, ya sea simple, como harapos, y sГіlo unos pocos llevaban pantalones blancos hasta los muslos con tГєnicas cortas que parecГ­an faldas. Las mujeres, por su parte, estaban todavГ­a cubiertas de tanto material que luchaban para transitar por las calles mientras agarraban los bordes de las faldas y los sostenГ­an tan alto como podГ­an, no sГіlo para mantenerlos lejos del barro y los excrementos sino tambiГ©n de las ratas, que sorprendieron a Caitlin corriendo a la luz del dГ­a.

AГєn asГ­, esta Г©poca era claramente Гєnica y, al menos, relajada. SentГ­a como si estuviera en un gran pueblo rural. No habГ­a el bullicio vertiginoso del siglo 21. No habГ­a coches acelerando por las calles; no se escuchaba el ruido de la construcciГіn. Sin claxon, ni autobuses, ni camiones, ni maquinaria. Incluso los caballos no hacГ­an ruido porque sus patas se hundГ­an en la tierra. De hecho, los Гєnicos sonidos que se oГ­an, aparte de los vendedores gritando, eran las campanas de la iglesia que, como un coro de bombas,В  sonaban regularmente por toda la ciudad. Se trataba de una ciudad dominada por las iglesias.

Lo Гєnico que presagiaba la futura urbanizaciГіn eran, paradГіjicamente, las antiguas iglesias -que se elevaban por encima del resto de la humilde arquitectura y dominaban el horizonte, sus campanarios elevГЎndose a alturas inimaginables. De hecho, el edificio del que salГ­an, la AbadГ­a de Westminster, era el mГЎs alto de todos los edificios de la vista. Su campanario era como un faro que servГ­a como una guГ­a para orientarse en la ciudad.

MirГі a Caleb e, igualmente sorprendido, estaba contemplando el lugar. Ella extendiГі su mano y se sintiГі feliz de sentir que Г©l colocaba su mano sobre la suya. Le gustabaВ  sentir su mano en la suya.

Г‰l se volviГі y la mirГі, ella pudo ver el amor en sus ojos.

"Bueno", dijo, aclarГЎndose la garganta, "no es exactamente el ParГ­s del siglo 18."

Ella le devolviГі la sonrisa. "No, no lo es."

"Pero estamos juntos y eso es todo lo que importa", Г©l agregГі.

Mientras Г©l la miraba fijamente a los ojos, ella sintiГі todo lo que Г©l la amaba y, por un momento, no pensГі en su misiГіn.

“Siento mucho lo que pasó en Francia", dijo. "Con Sera. Nunca quise hacerte daño. ¿Sí lo sabes?”

Ella lo mirГі, sabГ­a que lo decГ­a en serio. Y para su sorpresa, sintiГі que podГ­a perdonarlo sin mГЎs. La Caitlin de antes le hubiera guardado rencor. Pero se sentГ­a mГЎs fuerte de lo que nunca habГ­a estado, y capaz de olvidar todo el asunto. Sobre todo porque Г©l habГ­a regresado por ella y, sobre todo, porque era claro que no Г©l tenГ­a sentimientos por Sera.

AГєn mГЎs, ahora, por primera vez, ella se dio cuenta de sus propios errores en el pasado, llegando demasiado rГЎpido a conclusiones, no confiando en Г©l, no dГЎndole espacio suficiente.

"Yo tambiГ©n lo siento," dijo ella. "Esta es una nueva vida ahora. Y estamos aquГ­ juntos. Eso es todo lo que importa."

Г‰l le apretГі la mano, y el amor corriГі dentro de ella.

Г‰l se inclinГі y la besГі. Ella se sorprendiГі y se emocionГі al mismo tiempo. SintiГі la electricidad correr por ella y le devolviГі el beso.

Ruth comenzГі a gemir a sus pies.

Ambos se separaron, la miraron y se rieron.

“Tiene hambre", dijo Caleb.

"Yo tambiГ©n"

“¿Vamos a ver Londres?", él le preguntó con una sonrisa. "Podríamos volar", agregó, "es decir, si estás lista.”

Ella arqueГі sus hombros hacia atrГЎs y sintiГі sus alas, estaba lista. Se sentГ­a recuperada del viaje en el tiempo. Tal vez, finalmente, se habГ­a acostumbrado a este tipo de viajes.

“Estoy lista, dijo, "pero me gustaría caminar. Me gustaría experimentar este lugar, por primera vez, como lo hace todo el mundo."

Y tambiГ©n es mГЎs romГЎntico, pensГі para sГ­ pero no se lo dijo.

Pero Г©l bajГі la mirada y le sonriГі, ella se preguntГі si habГ­a leГ­do sus pensamientos.

Г‰l extendiГі la mano con una sonrisa, ella la tomГі, y los dos bajaron las escaleras.




*

Mientras salГ­an de la iglesia, Caitlin avistГі un rГ­o a lo lejos y un camino ancho a unos cincuenta yardas con un cartel de madera toscamente tallada que decГ­a "King Street." TenГ­an la opciГіn de girar a la izquierda o a la derecha. La ciudad se veГ­a mГЎs poblada a la izquierda.

Giraron a la izquierda en direcciГіn norte hacia King Street, que iba paralela al rГ­o. A Caitlin le asombrГі el paisaje y los sonidos, lo observaba todo. A su derecha, habГ­a una serie de grandes casas de madera, grandes propiedades, construidas en el estilo Tudor, con un exterior de estuco blanco enmarcado en cafГ©, y con techo de paja. A su izquierda, se sorprendiГі al ver parcelas rurales con tierras de cultivo, y una que otra pequeГ±a casa humilde; ovejas y las vacas salpicaban el paisaje. Londres de 1599 le era fascinante. Un lado de la calle era cosmopolita y rica, mientras que el otro todavГ­a estaba poblada por agricultores.

En sГ­, la calle era sorprendente. Sus pies se atoraban en el barro mientras caminaba, el suelo era liso por todo el trГЎnsito a pie y a caballo. Por sГ­ solo, podГ­a soportarse, pero mezclado con la suciedad habГ­a excremento de las jaurГ­as de perros salvajes o de los seres humanos que arrojaban por las ventanas. De hecho, mientras caminaban, esporГЎdicamente se abrГ­an las persianas y las ancianas tiraban residuos domГ©sticos a la calle. OlГ­a mucho peor que Venecia o Florencia o ParГ­s. Casi sentГ­a que iba a vomitar y le hubiera gustado tener una de esas pequeГ±as bolsas perfume para poner junto a su nariz. Por suerte, todavГ­a llevaba los zapatos de entrenamiento que Aiden le habГ­a dado en Versalles. No podГ­a imaginar caminar por esta calle en tacones.

Sin embargo, entremezclado con las tierras de cultivo y grandes fincas, tambiГ©n encontrГі fabulosas obras de arquitectura. Caitlin se sorprendiГі al ver aquГ­ y allГЎ algunos edificios que reconociГі por fotografГ­as del siglo 21, iglesias ornamentadas, y uno que otro palacio.

En una gran puerta de entrada arqueada, el camino llegГі a un abrupto fin; habГ­a varios guardias de pie frente a ella en uniforme, en posiciГіn de firmes, sosteniendo lanzas. Sin embargo, la puerta estaba abierta y entraron.

Un letrero esculpido en piedra decГ­a "el palacio de Whitehall," y continuaron por un pasillo largo y estrecho y luego por otra puerta de arco hasta el otro lado, y de regreso al camino principal. Pronto se acercaron a una intersecciГіn circular con un cartel que decГ­a "Charing Cross", con un gran monumento vertical en el centro. El camino se bifurcaba a la izquierda y a la derecha.

"ВїPor dГіnde?", ella preguntГі.

Caleb parecГ­a tan abrumado como ella. Finalmente dijo, "Mi instinto me dice de permanecer cerca del rГ­o y tomar el camino de la derecha."

Ella cerrГі los ojos y tratГі de sentirlo tambiГ©n. "Estoy de acuerdo", dijo, y aГ±adiГі, "ВїTienes alguna idea de quГ© es exactamente lo que estamos buscando?"

Él negó con la cabeza. “Sé tanto como tú.”

Ella mirГі su anillo y leyГі, una vez mГЎs, el acertijo en voz alta.



Al otro lado del puente, MГЎs allГЎ del oso,

Con los vientos o el sol, cruzamos Londres.



No le sonaba familiar y a Caleb tampoco.

"Bueno, menciona a Londres", ella dijo, "siento que que estamos en el camino correcto. Mi instinto me dice que tenemos que seguir adelante, hacia el interior de la ciudad, y que lo sabremos cuando lo veamos."

Г‰l estuvo de acuerdo y ella le agarrГі la mano, y tomaron por el camino de la derecha paralelo al rГ­o siguiendo un cartel que decГ­a "El Strande."

Esta nueva calle estaba mГЎs densamente poblada, habГ­a mГЎs casas construidas una cerca de la otra a ambos lados de la calle. Se sentГ­a como si se estuvieran acercando al centro de la ciudad. Las callesВ  tambiГ©n se llenaban con mГЎs y mГЎs gente. El clima era perfecto -se sentГ­a como un dГ­a de otoГ±o y el sol brillaba sin parar. Se preguntГі quГ© mes podrГ­a ser. Le sorprendiГі cГіmo habГ­a perdido la nociГіn del tiempo.

Por lo menos no hacГ­a demasiado calor. Pero a medida que las calles estaban mГЎs llenas de gente, empezГі a sentirse un poco claustrofГіbica. Sin duda, se estaban acercando el centro de una gran ciudad metropolitana, incluso si no era tan sofisticada como la de hoy en dГ­a. Estaba sorprendida: siempre habГ­a imaginado que en la antigГјedad habrГ­a menos gente y los lugares estarГ­an menos concurridos. Pero, en realidad, era cierto lo contrario: mientras las calles se llenaban mГЎs y mГЎs, no podГ­a creer cuanta gente habГ­a. Le pareciГі que estaba de vuelta en la ciudad de Nueva York en el siglo 21. La gente daba codazos y empujones y ni siquiera miraba hacia atrГЎs para disculparse. TambiГ©n apestaban.

AdemГЎs, en cada esquina habГ­a vendedores ambulantes tratando con ahГ­nco de vender sus mercancГ­as. Por todos lados, la gente gritaba con los mГЎs divertidos acentos britГЎnicos.

Y cuando las voces de los vendedores ambulantes se apagaban, otras voces dominaban el aire: los predicadores. En todas partes, Caitlin vio improvisadas plataformas, tarimas, cajones, pГєlpitos, sobre los que los predicadores se paraban para predicar sus sermones a las masas, gritaban para hacerse oГ­r.

“¡Jesús dice ARREPIÉNTANSE!” gritaba un ministro de pie con un sombrero de copa y una divertida mirada severa, mirando a la multitud con una mirada arrebatadora. “¡Yo exijo que TODOS LOS TEATROS deben cerrarse! ¡Se debe PROHIBIR el ocio! ¡Regresen a los templos!”

Le recordГі a Caitlin las personas que predicaban en las esquinas de la ciudad de Nueva York. De alguna manera, nada habГ­a cambiado.

Llegaron a otra puerta ubicada justo en el medio de la calle con un cartel que decГ­a "Templo Barre, Puerta de la Ciudad." A Caitlin le asombrГі de que las ciudades tuvieran puertas. Esta puerta grande e imponente estaba abierta para que las personas pasaran, Caitlin se preguntГі si las cerrarГ­an por la noche. A cada lado habГ­a mГЎs guardias.

Pero esta puerta era diferente: tambiГ©n parecГ­a ser un lugar de reuniГіn. Una gran multitud se amontonaba a su alrededor y muy arriba, encima de una pequeГ±a plataforma, un guardia sostenГ­a un lГЎtigo. Caitlin se sorprendiГі al ver que un hombre, encadenado y apenas vestido, estaba atado a un poste de flagelaciГіn. El guardia lo azotaba una y otra vez mientras toda la multitud vitoreaba y lanzaba gritos de exclamaciГіn.

Caitlin examinГі los rostros de la multitud y no podГ­a creer lo indiferentes que se veГ­an, como si se tratara de un hecho cotidiano ordinario, como si fuera una forma popular de entretenimiento. Le enfureciГі la barbarie de esta sociedad y le dio un codazo a Caleb. TambiГ©n la escena lo tenГ­a impactado, y lo tomГі de la mano y corriГі a travГ©s de la puerta para evitar mirar mГЎs. TemГ­a que si se quedaba por mГЎs tiempo, no podrГ­a contenerse de atacar a los guardias.

"Este lugar es una barbaridad", dijo, a medida que se alejaban de la vista grizzly y los sonidos del lГЎtigo se hacГ­an mГЎs dГ©biles.

"Es terrible", Г©l coincidiГі con ella.

Mientras seguían adelante, ella trató de sacar la imagen de su mente. Se obligó a enfocar su atención en otra cosa. Miró un cartel y notó que el nombre de la calle por donde iban había cambiado a "la calle Fleet". Las calles se llenaron aún más de gente, había menos lugar para caminar, y los edificios y las numerosas filas de casas de madera estaban  construidas aún más cerca una de la otra. Esta calle también estaba llena de tiendas. Un cartel decía: “Rasurada por un centavo.” Delante de otra tienda colgaba el letrero de un herrero, con una herradura enfrente. Otro cartel en letras grandes decía “Monturas.”

“¿Necesita una nueva herradura, señorita?" un comerciante local preguntó a Caitlin mientras pasaba.

La sorprendió con la guardia baja. "Um … no, gracias", dijo.

"ВїY usted, seГ±or?" insistiГі el hombre. "ВїQuiere rasurarse? Tengo las hojas mГЎs limpias en Fleet Street."

Caleb sonriГі el hombre. "Gracias, pero estoy bien."

Caitlin mirГі a Caleb, y se dio cuenta de lo bien afeitado que siempre se veГ­a. Su rostro era tan suave que parecГ­a de porcelana.

Mientras seguГ­an por la calle Fleet, Caitlin no pudo evitar notar cГіmo la multitud habГ­a cambiado. Era mГЎs sГіrdida aquГ­, varias personas bebГ­an abiertamente de frascos y botellas de vidrio, tropezando, riendo en voz demasiado alta, y mirando impГєdicamente a las mujeres.

“¡GINEBRA AQUÍ! ¡GINEBRA AQUÍ!" gritaba un muchacho de poco más de diez años mientras sostenía una caja llena de pequeñas botellas de color verde con ginebra. “¡COMPRE SU BOTELLA! ¡COMPRE SU BOTELLA!"

Caitlin sentГ­a que la empujaban nuevamente a medida que la multitud crecГ­a y se hacГ­a cada vez mГЎs espesa. Vio a un grupo de mujeres con demasiado maquillaje, vestidas con ropa gruesa y toneladas de tela mientras que llevaban sus camisas abiertas revelando la mayor parte de sus pechos.

"ВїQuieres pasarla bien?" una de las mujeres le gritГі, estaba borracha y se tambaleabaВ  sobre sus pies. Se acercГі a un transeГєnte quien la empujГі.

A Caitlin le sorprendiГі lo rГєstica que era esta parte de la ciudad. Instintivamente, Caleb se le acercГі mГЎs poniendo sus manos alrededor de su cintura, ella sintiГі su actitud protectora. Retomaron su paso y continuaron rГЎpidamente a travГ©s de la multitud, y Caitlin mirГі hacia abajo, Ruth seguГ­a a su lado.

La calle pronto terminГі en un pequeГ±o puente peatonal, mientras caminaban sobre el puente, Caitlin mirГі hacia abajo. LeyГі en un gran cartel "Fleet Ditch," y se maravillГі de la vista. Debajo habГ­a lo que parecГ­a un pequeГ±o canal, quizГЎs de diez pies de ancho, que fluГ­a con agua turbia. En el agua, nadaba todo tipo de basura y desperdicios. Al mirar hacia arriba, vio gente orinando en Г©l, y otros lanzaban botes de excrementos, huesos de pollo, residuos domГ©sticos y todo tipo de basura. Era una inmensa cloaca que transportaba todos los residuos de la ciudad aguas abajo.

Ella buscГі ver a dГіnde conducГ­a y vio que a lo lejos desembocaba en un rГ­o. VolviГі la cabeza por el olor. Probablemente era lo peor que jamГЎs habГ­a olido en su vida. Los gases tГіxicos se elevaban haciendo que en comparaciГіn el horrible olor en las calles pareciera deВ  rosas.

Se apresuraron por el puente.

Al cruzar al otro lado de la calle Fleet, Caitlin se sintiГі aliviada al ver que la calle finalmente se abrГ­a y estaba un poco menos congestionada. El olor tambiГ©n se desvaneciГі. DespuГ©s del horrible olor de Fleet Ditch, el olor de la calle ya no le molestГі. Se dio cuenta de que asГ­ era como la gente vivГ­a felizmente: era todo cuestiГіn deВ  acostumbrarse a la Г©poca en que se estaba.

Mientras caminaban, el barrio se hizo mГЎs agradable. Pasaron junto a una gran iglesia a la izquierda, grabadas en el edificio de piedra con una prolija caligrafГ­a se leГ­a: "San Pablo." Era una iglesia enorme con una hermosa fachada adornada que se elevaba por encima de todos los edificios a su alrededor. Caitlin se maravillГі de suВ  hermosa arquitectura y de que podrГ­a encajar a la perfecciГіn en el siglo 21. Se sentГ­a muy fuera de lugar, elevГЎndose por encima de todas las pequeГ±as casas de madera a su alrededor. Caitlin empezГі a notar que las iglesias dominaban el paisaje urbano de ese tiempo, y lo importante que eran para la gente. Eran, sin lugar a dudas, omnipresentes. Y sus campanas, muy sonoras, siempre se estaban escuchando.

Caitlin se detuvo para observar su arquitectura antigua, y no pudo evitar preguntarse si guardarГ­a alguna pista para ellos en su interior.

“¿Me pregunto si deberíamos entrar?" preguntó Caleb, leyendo su mente.

Ella examinГі la inscripciГіn de su anillo una vez mГЎs.

Al otro lado del puente, MГЎs allГЎ del Oso.

"Se habla de un puente," dijo ella, pensando.

"Acabamos de cruzar un puente," respondiГі Caleb.

Caitlin negГі con la cabeza. No le pareciГі que era el lugar indicado.

“Era un puente peatonal. Mi instinto me dice que éste no es el lugar. Donde sea que tengamos que ir, no siento que sea aquí."

Caleb se quedГі allГ­ y cerrГі los ojos. Por Гєltimo, los abriГі. "No siento nada bueno. Sigamos adelante."

“Acerquémonos al río", dijo Caitlin. "Si tenemos que encontrar un puente, supongo que sería por el río. Y no me importaría respirar un poco de aire fresco."

Caitlin vio un camino lateral que conducГ­a a la orilla del rГ­o, con un cartel que decГ­a "St. Andrews Hill." Ella tomГі la mano de Caleb y lo condujo hacia allГ­.

Caminaron por el camino de pendiente suave, desde allГ­ se podГ­a ver el rГ­o a lo lejos, estaba lleno de barcos.

DebГ­a ser el famoso rГ­o TГЎmesis de Londres, ella pensГі. TenГ­a que ser. Era lo que recordaba de su clase de geografГ­a bГЎsica.

Esta calle terminaba en un edificio y, como no los llevaba hacia el río, tuvieron que doblar a la izquierda en una calle que corría paralela al río, a sólo unos cincuenta metros de distancia, llamada "Calle Támesis.”

La calle TГЎmesis era mГЎs amable, un mundo aparte de la calle Fleet. Las casas eran mГЎs bonitas aquГ­ y, a su derecha, a lo largo de la orilla del rГ­o, habГ­a grandes fincas con grandes parcelas de tierra que bajaban hasta la orilla. La arquitectura era mГЎs elaborada y mГЎs hermosa tambiГ©n. Era evidente que esta parte de la ciudad estaba reservada para la gente rica.

Se veía como un barrio pintoresco, mientras pasaban por muchas calles con nombres divertidos como “Camino de viento del Ganso y “Ca”mino del Viejo Cisne y “Cerro del Ajo y “Cerro de la Calle del Pan”, que daban muchas vueltas. De hecho, se olía a comida por todas partes, y Caitlin escuchó su estómago gruñir. Ruth se quejó también, tenía hambre. Pero no había ningún alimento a la venta.

"Lo sГ©, Ruth," Caitlin simpatizГі con ella. "EncontrarГ© comida pronto, lo prometo."

Caminaron y caminaron. Caitlin no sabГ­a exactamente lo que estaba buscando, y Caleb tampoco. SentГ­a que el acertijo podrГ­a llevarlos a cualquier lugar y que no tenГ­an ninguna pista segura. Se estaban adentrando en lo profundo del corazГіn de la ciudad, y todavГ­a no estaba segura quГ© camino tomar.

Cuando Caitlin estaba empezando a sentirse cansada, con hambre y mal humor, llegaron a una gran intersección. Ella se detuvo y miró hacia arriba. En un rústico cartel de madera, leyó “Calle de la Iglesia de la Gracia.” Olía mucho a pescado allí.

Se detuvo sin saber quГ© hacer, y mirГі a Caleb.

"Ni siquiera sabemos lo que estamos buscando", dijo. "Se habla de un puente. Pero no he visto ni un solo puente por ningГєn lado. ВїEstamos perdiendo el tiempo aquГ­? ВїDeberГ­amos estar pensando de otra manera?"

De repente, Caleb le dio un golpecito en el hombro y seГ±alГі algo.

Poco a poco, ella se dio la vuelta y se sorprendiГі por lo que vio.

La calle Iglesia de la Gracia conducía a un puente enorme, uno de los puentes más grandes que jamás había visto. Su corazón se alegró con una nueva esperanza. Un enorme cartel  decía: “Puente de Londres”, y su corazón empezó a latir más rápidamente. Esta calle era más amplia, una arteria principal; la gente, caballos, carros y todo tipo de tráfico entraba y salía del puente.

Si estaban buscando un puente, lo habГ­an encontrado.


*

Caleb la tomГі de la mano y la condujo hacia el puente, mezclГЎndose con los transeГєntes. Ella levantГі la vista y se sintiГі abrumada por la vista. No se parecГ­a a ningГєn otro puente que habГ­a visto en el pasado. Su entrada estaba anunciada por una enorme puerta con forma de arco, habГ­a guardias a cada lado. En su parte superior, habГ­a mГєltiples picos en los que habГ­a cabezas cortadas clavadas en las espigas, la sangre goteaba de sus gargantas. Era un espectГЎculo horrible, Caitlin desviГі la mirada.

"Me acuerdo de esto", suspirГі Caleb. "De hace siglos. Era la forma en que adornaban sus puentes: con las cabezas de los presos. Lo hacen como una advertencia a otros criminales."

"Es horrible", dijo Caitlin, mientras bajaba la cabeza y se dirigГ­a rГЎpidamente hacia el puente.

En la base del puente, habГ­a puestos de venta de pescado, y Caitlin vio los barcos acercarse a la orilla y los trabajadores resbalar mientras llevaban el pescado por la costa fangosa. La entrada al puente apestaba a pescado, tanto que ella tuvo que taparse la nariz. En pequeГ±as mesas improvisadas, se ofrecГ­an peces de todo tipo, algunos todavГ­a seguГ­an vivos.

“Mojarra, ¡tres peniques por libra!" alguien gritó.

Caitlin apresurГі su paso, tratando de alejarse del olor.

El puente la sorprendiГі de nuevo pues estaba lleno de tiendas. PequeГ±os expendios y vendedores se alineaban a ambos lados del puente, mientras que los peatones, el ganado, los caballos y los carruajes se apretujaban en el medio. Era una escena caГіtica llena de gente que gritaba en todas direcciones anunciando sus mercancГ­as.

“¡Curtiembres por aquí!" alguien gritó.

“¡Desollamos su animal!" gritó otro.

“¡Cera de vela por aquí! ¡Tenemos la mejor cera de la vela!"

“¡Techos de paja!"

“¡Compre su leña aquí!"

“¡Plumas frescas! ¡Pliegos y pergaminos!"

A medida que avanzaban, habГ­a tiendas mГЎs bonitas, algunas vendГ­an joyas. Caitlin no pudo dejar de pensar en el puente del oro de Florencia, en sus dГ­as con Blake y la pulsera que Г©l le habГ­a comprado.

MomentГЎneamente abrumada por la emociГіn, se hizo a un lado, se aferrГі a la barandilla y mirГі el paisaje. PensГі en todas las vidas que habГ­a vivido, en todos los lugares en losВ  que habГ­a estado, y se sintiГі abrumada. ВїEra todo esto realmente cierto? ВїCГіmo una persona podГ­a vivir tantas vidas? ВїO se despertarГ­a en su departamento en la ciudad de Nueva York, y pensarГ­a que todo habГ­a sido el sueГ±o mГЎs largo y mГЎs increГ­ble de su vida?

“¿Estás bien?" le preguntó Caleb, acercándose a su lado. “¿Qué pasa?”

RГЎpidamente, Caitlin se secГі una lГЎgrima. Se pellizcГі y se dio cuenta de que no estaba soГ±ando. Todo era real. Y eso fue lo mГЎs impactante de todo.

"Nada," dijo ella rГЎpidamente con una sonrisa forzada. Esperaba que Г©l no hubiera podido leer sus pensamientos.

Caleb estaba a su lado, juntos, se asomaron al TГЎmesis. Aunque eraВ  un rГ­o ancho, estaba totalmente congestionado de trГЎfico. Veleros de todos los tamaГ±os navegaban por el rГ­o y compartГ­an las aguas con botes de remos, botes de pescadores y todo tipo de embarcaciones. Era un curso de agua muy bulliciosa; a Caitlin le maravillГі el tamaГ±o de todas las diferentes embarcaciones y veleros, algunos alcanzaban varias docenas de metros en el aire. Le sorprendiГі lo tranquilas que eran las aguas aun con tantos buques. No se escuchaba el sonido de motores, tampoco habГ­a lanchas. SГіlo se escuchaba el sonido de la tela ondeando al viento. Eso la relajГі. El aire allГ­, con la brisa constante, era fresco y finalmente no olГ­a.

Se volviГі hacia Caleb y continuaron paseando por el puente, con Ruth pisГЎndoles los talones. Ruth comenzГі a lloriquear de nuevo y Caitlin supo que tenГ­a hambre y quiso detenerse. Pero por mГЎs que mirГі por todas partes, no encontrГі nada de comida. Ella tambiГ©n tenГ­a cada vez mГЎs hambre.

Al llegar a la mitad del puente, a Caitlin le sorprendiГі una vez mГЎs la vista que tenГ­a frente a ella. CreГ­a que no quedaba nada que pudiera escandalizarla despuГ©s de ver esas cabezas en las picas -pero habГ­a mГЎs.

Justo ahГ­, en el centro del puente, tres presos estaban de pie en un andamio con sogas alrededor de sus cuellos, con los ojos vendados, apenas vestidos, aun estaban vivos. Un verdugo con una capucha negra abierta en los ojos estaba detrГЎs de ellos.

“¡El siguiente colgado es a la una!" gritó. Una multitud que crecía se acurrucó alrededor del andamio, al parecer esperaba.

"ВїQuГ© hicieron?" Caitlin le preguntГі a uno de la multitud.

“Los sorprendieron robando, señorita," dijo, sin molestarse siquiera en mirar en su dirección.

“¡Capturaron a uno por calumniar a la Reina!" Una anciana añadió.

Caleb le alejГі de la escena horripilante.

"Ver ejecuciones parece ser un deporte diario por aquГ­", comentГі Caleb.

"Es cruel", dijo Caitlin. Ella se maravillГі de lo diferente que esta sociedad era de la Г©poca actual, y de cГіmo toleraba la crueldad y la violencia. Y era Londres, uno de los lugares mГЎs civilizados en 1599. No podГ­a llegar a imaginar el mundo fuera de una ciudad civilizada como Г©sta. Le asombrГі todo lo que la sociedad y sus reglas habГ­an cambiado.

Finalmente, llegaron al otro lado del puente, Caitlin se volviГі hacia Caleb. MirГі su anillo y leyГі en voz alta una vez mГЎs:



Del otro lado del puente, MГЎs allГЎ del oso,

Con los vientos o el sol, cruzamos Londres.



"Bueno, si estamos siguiendo esta frase correctamente, acabamos de 'cruzar el puente.' Lo siguiente serГ­a 'MГЎs allГЎ del Oso.'" Caitlin mirГі. "ВїQuГ© podrГЎ significar?"

"OjalГЎ lo supiera", Г©l dijo.

“Siento que mi padre está cerca", dijo Caitlin.

Ella cerrГі los ojos deseando encontrar una pista.

Justo en ese momento, un muchacho joven, que cargaba una pila enorme de panfletos, corrió delante de ellos, gritando. “¡El Oso Cebado! ¿Cinco peniques! ¡Por aquí! ¡El Oso cebado! ¡Cinco peniques! ¡Por aquí!”

Puso un volante en la mano de Caitlin. Ella leyó, en grandes letras, las palabras “Oso Cebado, con la imagen cruda de un estadio.

Ella y Caleb se miraron al mismo tiempo. Ambos miraron al chico mientras se perdГ­a en el camino.

“¿Oso cebado?" preguntó Caitlin. "¿Qué es eso?"

"Ahora me acuerdo", dijo Caitlin. “Era el gran deporte de esta época. Ponían un oso en un círculo, lo ataban a una estaca como cebo para perros salvajes. Se hacían apuestas sobre quién ganaría: el oso o los perro."

"Eso es enfermo", dijo Caitlin.

"El acertijo, dijo. “’Del otro lado del puente y más allá del Oso. ¿Crees que podría ser eso?"

Al mismo tiempo, los dos se volvieron y siguieron al muchacho, que se alejabaВ  todavГ­a gritando.

Doblaron a la derecha en la base del puente y caminaron junto al rГ­o, ahora del otro lado del TГЎmesis, y bajaron por una calle llamada "Clink Street." Este lado del rГ­o, Caitlin se dio cuenta, era muy diferente al otro. Estaba menos construido y estaba menos poblado. Las casas tambiГ©n eran mГЎs bajas que allГ­, mГЎs rГєsticas, este lado del rГ­o se veГ­a mГЎs descuidado. HabГ­a pocas tiendas y menos gente.

Pronto se encontraron frente a una gran estructura y Caitlin se dio cuenta por los barrotes en las ventanas y los guardias afuera que era una prisiГіn.

Clink Street, pensГі Caitlin. No podГ­a tener un mejor nombre.

Era un edificio enorme y extendido; al pasar, Caitlin vio manos y caras que salГ­an de los barrotes y la observaban. HabГ­a cientos de prisioneros que la miraban con lujuria y le gritaban al pasar.

Ruth gruГ±Гі, y Caleb se acercГі mГЎs junto a ella.

Caminaron un poco mГЎs, pasando una calle con un cartel que decГ­a "Lugar de la Muerte." Ella mirГі a su derecha y vio otro andamio donde se estaba preparando otra ejecuciГіn. Con los ojos vendados, un prisionero temblaba de pie sobre una plataforma, tenГ­a una soga alrededor de su cuello.

Caitlin estaba tan distraГ­da que casi perdiГі de vista al muchacho, mientras sentГ­a que Caleb la agarraba de la mano y la guiaba hacia Clink Street.

De repente, Caitlin oyГі un grito a lo lejos, y luego un rugido. Vio al niГ±o, a lo lejos, doblar en la esquina, y oyГі otro grito. Le sorprendiГі sentir que la tierraВ  temblaba abajo. No habГ­a sentido nada asГ­ desde el Coliseo Romano. Se dio cuenta de que debГ­a haber un enorme estadio a la vuelta de la esquina.

Al doblar la esquina, le sorprendiГі ver lo que tenГ­a adelante. Era una enorme estructura circular que parecГ­a un Coliseo en miniatura. TenГ­a varios pisosВ  y estaba cerrado, pero en cada direcciГіn habГ­a puertas en forma de arco. EscuchГіВ  los gritos, que ahora eran mГЎs fuertes y provenГ­an de detrГЎs de sus muros.

Frente al edificio deambulaban cientos de personas de las mГЎs sГіrdidas que jamГЎs habГ­a visto. Algunos estaban apenas vestidos, muchos tenГ­an panzas enormes que les sobresalГ­an, estaban sin afeitar y sin baГ±ar. Los perros salvajes vagaban entre ellos; Ruth gruГ±Г­a, tenГ­a los pelos en la espalda de punta.

Los vendedores empujaban carritos en el barro, muchos vendían litros de ginebra. Por como se veía la multitud, parecía que la mayoría de personas bebía. Se empujaban unos contra otros, y caso todos parecían estar alcoholizados. Se escuchó otro rugido, y Caitlin vio el cartel que colgaba sobre el estadio: "Oso Cebado.”

Eso le asqueГі. ВїPodГ­a esta sociedad ser realmente tan cruel?

El pequeño estadio parecía ser parte de un complejo. A lo lejos, había otro pequeño estadio, con un enorme letrero que decía “Toro Cebado.” Y allí, a un lado, apartado de los dos, había otra gran estructura circular -aunque ésta se veía diferente a las demás, con más clase.

“¡Vengan a ver la nueva obra de Will Shakespeare en el nuevo teatro del globo!" gritó un chico que pasaba cargando una pila de panfletos. Caminó hasta Caitlin, y empujó un folleto en sus manos. Ella leyó: "la nueva obra de William Shakespeare: La tragedia de Romeo y Julieta."

"ВїQuiere venir, seГ±orita?" preguntГі el muchacho. "Es su nueva obra, y la va a interpretar por primera vez en este nuevo teatro: el globo."

Caitlin mirГі el folleto y sintiГі una oleada de emociГіn. ВїSerГ­a real? ВїEsto estabaВ  realmente sucediendo?

"ВїDГіnde estГЎ?", ella preguntГі.

El niño se rió entre dientes. Se volvió y señaló. “¿Pues, es justo ahí, señorita."

Caitlin mirГі hacia donde Г©l seГ±alaba y vio una estructura circular a lo lejos, tenГ­a paredes de estuco blanco y un recorte de madera al estilo Tudor. El Globo. El Globo de Shakespeare. Era increГ­ble. Realmente estaba allГ­.

Frente al Globo, se arremolinaban miles de personas que entraban por todasВ  direcciones. Y la multitud se veГ­a tan rГєstica como la que entraba al Toro Cebado y al Oso Cebado. Eso la sorprendiГі. Siempre habГ­a imaginado que quienes asistГ­an al teatro de Shakespeare eran mГЎs civilizados, mГЎs sofisticados. Nunca habГ­a imaginado que se trataba de entretenimiento para las masas-y el tipo mГЎs rГєstico. ParecГ­an estar asistiendo al Oso Cebado.

SГ­, a ella le encantarГ­a ver una nueva obra de Shakespeare, ir al Globo. Pero estaba decidida a cumplir primero con su misiГіn y resolver el acertijo.

Un nuevo rugido emergiГі del estadio del Oso Cebado, y ella se volviГі y centrГі su atenciГіn allГ­. Se preguntГі si la respuesta al acertijo estaba del otro lado de sus muros.

Se volviГі hacia Caleb.

“¿Qué crees?" , preguntó. “¿Vemos de qué se trata?"

Caleb la mirГі vacilante.

"El acertijo mencionГі un puente," dijo, "y un oso. Pero mis sentidos me dicen otra cosa. No estoy muy seguro- "

De repente, Ruth gruГ±Гі y se fue corriendo lejos.

“¡Ruth!" gritó Caitlin.

Estaba lejos. Ni siquiera se volviГі para escuchar y se echГі a correr con todas sus fuerzas.

Caitlin se sorprendiГі. Nunca la habГ­a visto comportarse de esa manera, incluso en momentos de mГЎxima peligro. ВїQuГ© la estaba jalando? Ruth nunca la habГ­aВ  desobedecido.

Al mismo tiempo, Caitlin y Caleb echaron a correr tras ella.

Pero aun con su velocidad vampГ­rica, corrГ­an lentamente por el lodo, y Ruth era mucho mГЎs rГЎpida que ellos. La vieron dar vuelta y meterse por las masas, y tuvieron que empujar su paso entre la multitud para no perderla de vista. Caitlin pudo verla a lo lejos, doblar en una esquina y correr por un callejГіn estrecho. Ella tomГі velocidad, al igual que Caleb, sacando a un gran hombre fuera de su paso y se dirigiГі por el callejГіn, detrГЎs de Ruth.

ВїQuГ© demonios estaba persiguiendo? Caitlin se preguntГі. Se preguntГі si se trataba de un perro callejero, o si tal vez habГ­a llegado a sГіlo un punto de inflexiГіn con el hambre e iba tras algo para comer. DespuГ©s de todo, era un lobo. Caitlin tuvo que recordГЎrselo. DebiГі haber buscado con mГЎs ahГ­nco comida para ella, y pronto.

Pero cuando Caitlin doblГі en la esquina y mirГі hacia el callejГіn, con asombro se dio cuenta lo que era.

AllГ­, en el otro extremo del callejГіn, estaba sentada sobre la tierra una niГ±a de tal vez ocho aГ±os, se veГ­a asustada, lloraba y temblaba. Por encima de ella habГ­a un hombre fornido, grande, sin camisa; su vientre enorme le sobresalГ­a, estaba sin afeitar y tenГ­a el pecho y los hombros cubiertos de pelo. Con su ceГ±o enojado, sin algunos dientes, llevaba hacia atrГЎs un cinturГіn de cuero y azotaba a la pobre chica en la espalda, una y otra vez.

“¡Esto es lo que te pasa por no escuchar!" el hombre gritaba con un tono malicioso, mientras levantaba su cinturón de nuevo.

Caitlin se sintiГі mortificada y, sin ni siquiera pensarlo, se preparГі para entrar en acciГіn.

Pero Ruth se le adelantГі. Cuando el hombre llevГі el brazo hacia atrГЎs, Ruth corriГі y saltГі en el aire, abriendo sus fauces.

MordiГі el antebrazo del hombre y hundiГі sus dientes hasta el fondo. La sangre salpicaba por todas partes, mientras el hombre emitГ­a un grito sobrenatural.

Ruth estaba furiosa y no se detuvo. GruГ±Гі y sacudiГі la cabeza hacia adelante y atrГЎs, mordiendo mГЎs profundamente la carne del hombre; no lo soltaba.

El hombre jaloneaba a Ruth de uno a otro lado, lo podГ­a hacer debido a su considerable tamaГ±o y porque Ruth no era todavГ­a un lobo adulto. Ella gruГ±Г­a; era un sonido suficientemente aterrador para erizar el pelo detrГЎs del cuello de Caitlin.

Pero este hombre estaba acostumbrado a lidiar con la violencia, y sacudiГі su hombro grande y fornido hasta que logrГі estrellar a Ruth contra una pared de ladrillo. Luego, con la otra mano sacГі su cinturГіn y la azotГі con fuerza en laВ  espalda.

Ruth chillaba y chillaba. Finalmente, la soltГі y cayГі al suelo.

Con odio en sus ojos, el hombre llevГі sus dos manos hacia atrГЎs, listo para lanzar con toda su fuerza su cinturГіn contra el rostro de Ruth.

Caitlin entrГі en acciГіn. Antes de que el hombre pudiera bajarlo, se lanzГі con su mano derecha extendida y lo agarrГі de la garganta. Lo hizo retroceder tomГЎndolo del cuello, lo levantГі sobre el suelo, mГЎs arriba de su cabeza, hasta que lo estrellГі contra un muro de ladrillos en ruinas.

Lo tuvo colgando frente a ella mientras su cara se volvГ­a azul por la asfixia. Ella era mucho mГЎs pequeГ±a, pero Г©l no tenГ­a ninguna alternativa con su puГ±o de hierro.

Finalmente, ella lo dejГі caer. AlzГі la mano, buscando su cinturГіn, Caitlin se echГі hacia atrГЎs y le dio una fuerte patada en la cara, rompiГ©ndole la nariz.

Luego se inclinГі hacia atrГЎs y le dio una patada en el pecho, una patada tan fuerte que lo enviГі volando varios metros hacia atrГЎs. Г‰l golpeГі contra la pared con tal fuerza que dejГі una hendidura en los ladrillos, y cuando cayГі al suelo, era un desastre.

Pero Caitlin aГєn podГ­a sentir la furia correr por sus venas. PensГі en esa chica inocente, en Ruth, y no habГ­a sentido tanta rabia desde no sabГ­a cuГЎndo. No podГ­a evitarlo. Se acercГі a Г©l, le sacГі el cinturГіn de la mano, lo hizo hacia atrГЎs, y le pegГі duro en su enorme barriga.

Г‰l se tambaleaba hacia arriba mientras se agarraba el estГіmago.

Cuando se sentГі, ella lo pateГі con fuerza, justo en la cara. Le pegГі en el mentГіn, y lo enviГі hacia atrГЎs; Г©l pegГі con la parte posterior de su cabeza en el suelo. Finalmente, estaba inconsciente.

Pero Caitlin aГєn no estaba satisfecha. No se llenaba de ira con facilidad, pero cuando se enfurecГ­a, no lograba detenerse.

Se acercГі y puso un pie en la garganta del hombre, iba a matarlo en el acto.

“¡Caitlin!" le llegó una voz intencionada.

Se dio vuelta, todavГ­a latiendo con furia, y vio a Caleb junto a ella. Г‰l negabaВ  con la cabeza lentamente, con una mirada desaprobadora.

"Ya has hecho bastante daГ±o. Deja que se vaya."

Algo en la voz de Caleb le llegГі.

A regaГ±adientes, levantГі el pie.

A lo lejos, vio una enorme baГ±era llena de aguas residuales. Vio el oscuro lГ­quido espeso derramarse por sus bordes, y podГ­a oler su hedor desde allГ­.

Era perfecto.

Se agachГі, alzГі al hombre por encima de su cabeza, a pesar de que pesaba fГЎcilmente mГЎs de 300 libras, y cruzГі el callejГіn. Lo arrojГі de cabeza en la tina de aguas residuales.

AterrizГі con un chapoteo. Lo vio atascado hasta el cuello en todo el excremento. Le gustГі imaginar su despertar y darse cuenta de dГіnde estaba, finalmente, se sintiГі satisfecha.

Bien, pensГі. AhГ­ es donde perteneces.

Inmediatamente, Caitlin pensГі en Ruth. CorriГі hacia ella y examinГі la marca de la correa en su espalda; Ruth estaba acurrucada, y estaba recuperГЎndose lentamente. Caleb se acercГі tambiГ©n para examinarla, mientras Ruth ponГ­a su rostro en el regazo de Caitlin y gemГ­a. Caitlin le dio un beso en la frente.

De repente, Ruth se apartГі de ellos y se lanzГі por el callejГіn en busca de la niГ±a.

Caitlin de pronto recordГі y corriГі tras ella.

Ruth se acercГі a la chica y empezГі a lamer su rostro. Lentamente, la niГ±a dejГі de llorar, distraГ­da por los lamidos de Ruth. Se quedГі sentada en el barro, con su vestido sucio, cubierto de marcas del cinturГіn en la espalda, se traslucГ­a la sangre; la niГ±a miraba a Ruth en sorpresa.

Sus ojos llorosos se abrieron mientras Ruth la seguГ­a lamiendo. Lentamente, levantГі su mano vacilante y acariciГі a Ruth. Luego, le dio un abrazo. Ruth le correspondiГі acercГЎndose mГЎs.

Era increГ­ble, pensГі Caitlin. Ruth habГ­a detectado a esta niГ±a desde muy lejos. Era como si las dos se conocieran de siempre.

Caitlin se acercГі y se arrodillГі junto a la niГ±a y la ayudГі a sentarse.

“¿Estás bien?" preguntó Caitlin.

La niГ±a la mirГі en estado de shock, y luego a Caleb. ParpadeГі varias veces, como si se preguntara quien eran esas personas.

Por Гєltimo, lentamente, asintiГі con la cabeza. Sus ojos estaban muy abiertos, y parecГ­a tener demasiado miedo para hablar.

Caitlin la acarició quitando suavemente el pelo enmarañado de su cara. "Está bien", dijo Caitlin. “Nunca más él te hará daño.”

La muchacha mirГі como si estuviera a punto de llorar otra vez.

"Yo soy Caitlin," dijo ella. "Y Г©l es Caleb."

La niГ±a los mirГі, aГєn sin hablar.

“¿Cómo te llamas?” preguntó Caitlin.

DespuГ©s de unos segundos, la niГ±a finalmente respondiГі: "Scarlet".

Caitlin sonrió. "Scarlet", repitió. “Es un nombre muy bonito. ¿Dónde están tus padres?"

Ella negГі con la cabeza. "Yo no tengo padres. Г‰l es mi guardiГЎn. Lo odio. Me pega todos los dГ­as. Sin razГіn. Lo odio. Por favor, no me hagas volver con Г©l. No tengo a nadie mГЎs."

Caitlin se volviГі hacia Caleb, y vio que la miraba, estaban pensando lo mismo.

"Ahora estás a salvo", dijo Caitlin. “No tienes que preocuparse más. Puedes venir con nosotros."

Los ojos de Scarlet se abrieron con sorpresa y alegrГ­a, y casi sonriГі.

"ВїEn serio?" , preguntГі.

Caitlin le devolviГі la sonrisa, extendiГі su mano y Scarlet la tomГі y la ayudГі a ponerse de pie. Caitlin vio las heridas, aГєn con sangre, en su espalda y, desde algГєn lugar profundo en su interior, Caitlin sintiГі que un poder la invadГ­a. PensГі en lo que Aiden le habГ­a enseГ±ado, en la facultad de ser uno con el universo y, en lo profundo de sГ­, de repente sintiГі emerger un poder que desconocГ­a. HabГ­a sentido su poder para la rabia, pero nunca habГ­a sentido un poder como Г©se. Era diferente, un nuevo poder le hormigueaba desde los pies por las piernas, a travГ©s de su torso, por sus brazos, sus dedos.

Era el poder de curar.

Caitlin cerrГі los ojos y suavemente colocГі sus manos sobre la espalda de Scarlet, donde estaban las marcas. RespirГі profundamente y convocГі al poder del universo, convocГі toda la formaciГіn Aiden le habГ­a dado, y se centrГі para enviar luz blanca a la muchacha. SintiГі que sus manos se calentaban mucho y sintiГі una energГ­a increГ­ble correr por ella.

Caitlin no sabГ­a cuГЎnto tiempo habГ­a pasado cuando abriГі los ojos. MirГі hacia arriba, abriendo los ojos lentamente, y vio a Scarlet que le devolvГ­a la mirada con los ojos llenos de asombro. Caleb la miraba tambiГ©n, estaba sorprendido.

Caitlin vio que las heridas de Scarlet se habГ­an curado completamente.

"ВїEres un mago?" preguntГі Scarlet.

Caitlin sonriГі satisfecha. "Algo por el estilo."




CAPГЌTULO SEIS


Sam volaba sobre el campo britГЎnico, Polly iba a su lado, pero manteniendo su distancia. Llevaban las alas extendidas pero no alcanzaban a tocarse, ya que los dos querГ­an guardar un espacio entre sГ­. Sam lo preferГ­a asГ­, y supusoВ  que ella tambiГ©n. Le gustaba Polly, realmente. Pero despuГ©s de su debacle con Kendra, por un largo tiempo, no estaba listo para acercarse a alguien del sexo opuesto. PasarГ­a un tiempo antes de que pudiera volver a confiar en alguien. Incluso alguien que habГ­a estado cerca de su hermana, como Polly.

HabГ­an estado volando durante horas, cuando Sam mirГі hacia abajo, en la luz de la maГ±ana, vio extensiones interminables de tierras de cultivo, con casas pequeГ±as aquГ­ y allГЎ; el humo salГ­a de sus chimeneas de piedra en este hermoso dГ­a de otoГ±o. HabГ­a una que otra persona en su patio tendiendo la ropa, colgando sГЎbanas en cuerdas. Sin embargo, no habГ­a muchas casas. Esta campiГ±a se veГ­a enteramente rural, Sam comenzГі a preguntarse si existГ­an ciudades en esta Г©poca -cualesquiera fuera la Г©poca y el lugar donde se encontraban.

Sam no tenГ­a idea a dГіnde ir, y Polly no habГ­a sido de mucha ayuda. Ambos habГ­an utilizado sus agudos sentidos de vampiro, valiГ©ndose de su estrecha conexiГіn con Caitlin, para detectar dГіnde podrГ­a estar. Ambos habГ­an intuido que ella podrГ­a estar en esa direcciГіn y habГ­an estado volando durante horas. Pero, desde entonces, no habГ­an visto ninguna pista o algo que los condujera a un lugar mГЎs preciso. Los instintos le dijeron a Sam que Caitlin estaba en una gran ciudad. Pero, por cientos de kilГіmetros, no habГ­an pasado nada remotamente parecido a una ciudad.

Justo cuando Sam estaba empezando a preguntarse si habГ­an elegido la direcciГіn correcta, doblaron una curva y se sorprendieron ante lo que se extendГ­a a lo lejos. AllГ­, en el horizonte, se extendГ­a una ciudad. No logrГіВ  reconocer la ciudad y no estaba seguro de que serГ­a capaz de identificarla aun volando mГЎs cerca. Era malo en geografГ­a y en historia era aГєn peor. Fue el resultado de haberse mudado demasiadas veces, de estar con los amigos equivocados, de no prestar atenciГіn en la escuela. HabГ­a sido un estudiante de C, aunque sabГ­a que tenГ­a la capacidad para obtener Aes. Pero con el tipo de crianza que habГ­a recibido, le habГ­a sido demasiado difГ­cil encontrar una razГіn para aplicarse. Ahora, se estabaВ  arrepintiendo.

“¡Es Londres!" Polly gritó de alegría y sorpresa. “¡Oh, Dios mío! ¡Londres! No lo puedo creer. ¡Estamos aquí! ¡Estamos realmente aquí! ¡Es un lugar fantástico!" gritó ella, emocionada.

Gracias a Dios por Polly, Sam pensГі, sintiГ©ndose mГЎs estГєpido que nunca. Se dio cuenta de que tenГ­a mucho que aprender de ella.

Al acercarse y los edificios aparecieron a la vista, se maravillГі ante la arquitectura. Incluso desde esta gran distancia, podГ­a ver los campanarios de las iglesias elevГЎndoseВ  hacia el cielo, convirtiendo a la ciudad en un un campo de lanzas. A medida que se acercaban, vio cuГЎn grandes y magnГ­ficas eran todas las iglesias -y le sorprendiГі de que ya se vieran antiguas. En comparaciГіn, todo el resto de la arquitectura quedaba eclipsada.

Mientras lo veГ­a todo, sintiГі con fuerza de que Caitlin estaba allГ­. Y la idea lo entusiasmГі y lo emocionГі.

“¡Caitlin está allí abajo!" él gritó. "Puedo sentirla.”

Polly le devolvió la sonrisa. “¡Yo también!” ella gritó.

Por primera vez desde que habГ­a llegado a esta Г©poca y lugar, Sam se sintiГі conectado a tierra, sintiГі que tenГ­a direcciГіn y un propГіsito en la vida. Finalmente, sentГ­a que estaba en el camino correcto.

TratГі de sentir si Caitlin estaba en peligro. Por mucho que lo intentГі, no logrГі percibir nada. PensГі en la Гєltima vez que la habГ­a visto en ParГ­s, justo antes de que ella huyera de Notre Dame. Estaba con ese hombre -Caleb-y se preguntГі si aГєn estaban juntos. Aunque habГ­a visto a Caleb una o dos veces, le habГ­a caГ­do muy bien. Esperaba que Caitlin estuviera con Г©l y que la estuviera cuidando. TenГ­a la sensaciГіn de que estaban juntos.

Sin previo aviso, de repente Polly se zambullГі hacia abajo, cerca de los tejados. O no le interesГі que Sam la siguiera, o supuso que lo harГ­a. Eso molestГі a Sam. Le habrГ­a gustado que ella le hubiera dado algГєn aviso, o al menos que tuviera la deferencia de indicarle que estaba bajando. Y, sin embargo, una parte de Г©l tenГ­a la sensaciГіn de que a ella sГ­ le importaba. ВїSimplemente se estaba poniendo difГ­cil?

ВїY, de cualquier manera, por quГ© le importaba tanto? ВїNo se habГ­a dicho de que no estaba interesado en las chicas en este momento?

Sam se lanzГі hasta llegar a a su nivel, y los dos volaron a pocos metros por encima de la ciudad. Pero tambiГ©n marcГі su posiciГіn virando a la izquierda, de modo que volaron aГєn mГЎs lejos uno del otro. Toma eso, pensГі Sam.

Cuando se acercaron al centro de la ciudad, Sam estaba impresionado. Esta Г©poca y este lugar eran muy diferentes, pero muy diferentes, a todo lo que habГ­a visto o experimentado antes. Estaba tan cerca de los tejados que sentГ­a como si casi pudiera agacharse y tocarlos. La mayorГ­a de los edificios eran bajos, sГіlo tenГ­an unos pocos pisos y techos inclinados, cubiertos con lo que parecГ­an enormes montones de heno o paja. La mayorГ­a de los edificios estaban pintados de un blanco brillante, con lГ­neas cafГ©s enmarcГЎndolos. Las iglesias -enormes, de mГЎrmol y piedra caliza-, se elevaban en el paisaje, dominando cuadras enteras, y aquГ­ y allГЎ habГ­a una que otra estructura grande que parecГ­an ser palacios. Probablemente, supuso, eran las residencias de la realeza.

La ciudad estaba dividida por un rГ­o ancho, sobre el que ahora volaban. El rГ­o estaba lleno de barcos de todas formas y tamaГ±os -y las calles tambiГ©n eran bulliciosas. De hecho, no podГ­a creer que estuvieran tan llenas de gente. HabГ­a gente por todas partes, corriendo de aquГ­ para allГЎ. No podГ­a imaginar por quГ© podrГ­an tener tanta prisa. No era como si tuvieran internet o e-mails, o faxes, o incluso telГ©fonos mГіviles.

Sin embargo, otras partes de la ciudad se veГ­an relativamente tranquilas. Los caminos de tierra, el rГ­o, y todos los barcos creaban una sensaciГіn de tranquilidad. No habГ­a coches corriendo, autobuses, bocinas, camiones o motocicletas acelerando. Todo estaba relativamente tranquilo.

Es decir, hasta que escuchГі un sГєbito rugido.

Sam volviГі la cabeza, y lo mismo hizo Polly.

AllГ­, a un lado, avistaron un gran estadio, construido en un cГ­rculo perfecto y elevГЎndose varios pisos. Le recordГі el Coliseo romano, aunque Г©ste era mucho mГЎs pequeГ±o.

Usando su vista de pГЎjaro, pudo ver que habГ­a algГєn tipo de animal grande en el centro que corrГ­a, y muchos otros pequeГ±os animales se movГ­an a su alrededor. No lograba entender quГ© era, pero pudo ver que el estadio estaba lleno de miles de personas, todos de pie, vitoreando y rugiendo.

De repente, mientras observaba, sintiГі un hormigueo en su cuerpo. No era algo queВ  pudiera describir. De pronto, sintiГі la presencia de Caitlin allГ­. Totalmente.

“¡Mi hermana!" le gritó a Polly. “Está ahí", dijo, señalando. "La siento."

Polly mirГі hacia abajo, y frunciГі el ceГ±o.

"Yo no estoy tan segura”, dijo. "No siento nada."

GirГі la cabeza hacia otra direcciГіn y seГ±alГі el puente frente a ellos. "Tengo la sensaciГіn de que estГЎ allГ­."

Sam vio un enorme puente sobre el rГ­o. Le sorprendiГі notar que estaba cubierto con tiendas de todo tipo, y aГєn mГЎs le sorprendiГі ver, mientras volaban sobre el puente, que habГ­a varios presos de pie sobre un andamio y tenГ­an sogas alrededor de sus cuellos y capuchas sobre sus cabezas. ParecГ­a como si estuvieran a punto de ser ejecutados. Y habГ­a grandes multitudes a su alrededor.

"EstГЎ bien", dijo Sam, y de pronto se sumergiГі en direcciГіn al puente. Supuso que se le adelantarГ­a y esta vez serГ­a el primero en sumergirse.

Sin darse vuelta, Sam aterrizГі sobre el puente y, momentos despuГ©s, sintiГі que Polly aterrizaba varios metros detrГЎs de Г©l. Ella lo alcanzГі, y los dos caminaron lado a lado, manteniendo su distancia, Г©l sin mirarla, y ella sin mirarlo tambiГ©n. Estaba orgulloso de mantener su relaciГіn en un plano puramente profesional. No habГ­a ni siquiera un atisbo de cercanГ­a, que era claramente lo que ambos querГ­an.

Sam estaba sorprendido de lo que veГ­a sobre el puente. Era abrumador, habГ­a mucho que ver en todas direcciones.

“¿Quieres teñir tu cuero, hijo?" Un hombre le preguntó, sosteniendo un pedazo de cuero crudo en su rostro. El aliento del hombre apestaba y Sam lo evitó.

"Ahora, Вїpor dГіnde?" Sam preguntГі a Polly.

Al igual que Г©l, ella examinГі el puente, mirando por todas partes para encontrar a Caitlin. Pero no habГ­a rastro de ella por ningГєn lugar.

Polly finalmente se encogió de hombros. "No lo sé", dijo. “La había sentido aquí, pero ahora … no estoy tan segura.”

Sam se volviГі y mirГі al horizonte, hacia ese estadio.

"Yo la sentГ­ allГЎ atrГЎs", dijo. "En ese estadio que sobrevolamos."

"EstГЎ bien", dijo Polly, "vamos por ahГ­. Pero caminemos -por si acaso estГЎ en el puente."

Mientras caminaban por el puente, entre todos los vendedores, Polly pareció animarse de nuevo y poco a poco empezó a alegrarse. “¡Mira cómo viste toda esta gente!" ella dijo. “¡Quiero decir, mira lo que llevan! Es increíble, ¿verdad? No creo que nunca me encontrarían muerta llevando algo así. Pero puedo ver su funcionalidad. Me pregunto cómo pudo ponerse de moda. Es decir, ¿cómo puede cambiar de generación en generación? Está muy loco, ¿no? Y estaba pensando, si viviera en este momento, si yo fuera una de esas personas, qué color me pondría … "




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