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Mundos Universos
Guido Pagliarino
Guido Pagliarino
Mundos Universos
Cuentos
Copyright © 2017 Guido Pagliarino
http://www.pagliarino.com (http://www.pagliarino.com/) – http://www.pagliarino.net (http://www.pagliarino.net/)
TraducciГѓВіn del italiano al espaГѓВ±ol de Mariano Bas
Libro publicado en e-book y libro fГѓВsico por Tektime
TГѓВtulo de la obra original en italiano: "Universi Mondi", copyright © 2017 Guido Pagliarino, publicado en e-book y libro fГѓВsico por Tektime
Las portadas tanto de la obra original como de las traducciones fueron ideadas y diseГѓВ±adas originalmente por Guido Pagliarino.
Los lugares, los hechos, los nombres y apellidos de las personas, las denominaciones de entidades y empresas y sus sedes, pasadas, presentes o proyectadas en el futuro que aparecen en la obra son imaginarios y cualquier relaciГѓВіn con la realidad es pura coincidencia.
ГѓВЌndice
BREVE PRГѓВ“LOGO DEL AUTOR (#ulink_d180e510-2d70-57d1-bfd1-d4be0bc71f45)
Guido Pagliarino MUNDOS UNIVERSOS Cuentos (#ulink_13f4f14c-3aa3-53c6-9638-f1c90218cce8)
BUENA Y MALA CIENCIA (#ulink_2c7f6aa3-f57c-5d26-9351-f70d3627c299)
LOS DOS MUNDOS UNIVERSOS DE F. (#litres_trial_promo)
TIEMPO GENTIL (#litres_trial_promo)
DULCE MUERTE (#litres_trial_promo)
LA MEJOR SANIDAD PГѓВљBLICA (#litres_trial_promo)
YA NADIE CREГѓВЌA EN LA TRIADA CAPITOLINA (#litres_trial_promo)
MUJER, ADEMГѓВЃS DE CYBORG (#litres_trial_promo)
CUESTIГѓВ“N DE PERSPECTIVA (#litres_trial_promo)
BREVE PRГѓВ“LOGO DEL AUTOR (#ulink_148fbe37-0349-5173-a055-a73dc42c6c90)
La recopilaciГѓВіn recoge cuentos de diversa longitud a lo largo de muchos aГѓВ±os, de 1991 a 2017. El lector encontrarГѓВЎ cuerdas cГѓВіsmicas, universos paralelos, viajes en el tiempo y alternautas, experimentos cientГѓВficos antihumanos, cyborgs esclavos y ademГѓВЎs, en un futuro no lejano, es mГѓВЎs, que ya estГѓВЎ aquГѓВ en su germen, miserias sociales como la indigencia de los jubilados, el uso econГѓВіmico de la persona por parte de oligopolios, gracias sobre todo a la tecnologГѓВa y el abuso del ser humano en el curso de una investigaciГѓВіn cientГѓВfica no humanista y como un fin en sГѓВ misma o para los intereses de un grupo. En el primer cuento, BUENA Y MALA CIENCIA, el abogado Osvaldo M., profesor de Derecho Internacional PГѓВєblico se resigna a abandonar la universidad, darse de baja en el colegio de abogados y concluir su vida internado en una clГѓВnica residencial para afectados por enfermedades degenerativas como Parkinson, Alzheimer o Pick: este ГѓВєltimo es el mal que sufre, con menos de sesenta aГѓВ±os. Pero he aquГѓВ que tal vez pueda haber una cura por parte de alguien que ГѓВ©l no sospechaba que existiera. ¿Un ГѓВЎngel? ¿Un diablo? No, todo lo contrario. En LOS MUNDOS UNIVERSOS DE F., el protagonista F. encuentra un diablo que le engaГѓВ±a y, sin embargo, le concede dominar del mundo. Y sin embargo... TIEMPO GALANTE habla de un apasionado del salto base y exparacaidista militar que estГѓВЎ en coma en un hospital durante muchos aГѓВ±os por culpa de un accidente en la montaГѓВ±a. Ya es un viejo, pero su mujer sigue siendo tan joven como en la maГѓВ±ana del accidente. ¿Accidente? En DULCE MUERTE, un viejo jubilado casi pobre se ve obligado a participar en un experimento social bastante dudoso, por la noche, en la calle, en una ciudad semioscura, bajo el riesgo de perder su pensiГѓВіn con multas enormes debido a sus errores completamente insignificantes, segГѓВєn reglas absurdas. En la calle no recibe ayuda de nadie, ni siquiera de un viejo amigo de su edad que encuentra en la semioscuridad, amigo que tiene la apariencia de un cuarentГѓВіn activo. En LA MEJOR SANIDAD PГѓВљBLICA entra en vigor una sanidad pГѓВєblica hipotГѓВ©tica y prГѓВіxima que funciona perfectamente: «¡Todos los problemas se han resuelto!», afirma pomposamente el ministro de la salud, dirigiГѓВ©ndose a los ciudadanos desde la televisiГѓВіn pГѓВєblica. SГѓВ, pero... ¿cГѓВіmo se ha llegado a ese brillante resultado? En el cuento YA NADIE CREГѓВЌA EN LA TRIADA CAPITOLINA, un hombre del que no sabemos nada se despierta en una casa de la que no es posible salir. EstГѓВЎ completamente solo, la casa estГѓВЎ rodeada por fieras que tratan de entrar... ¿CГѓВіmo ha acabado aquГѓВ dentro? ¿Por quГѓВ©? Solo decimos: no tiene nada que ver con pelГѓВculas de tensiГѓВіn-terror de secuestro y detenciГѓВіn. La historia breve MUJER, ADEMГѓВЃS DE CYBORG tiene como protagonista a una esposa artificial, con una enorme inteligencia, de un viejo lujurioso y machista casi bobo. En el cuento tambiГѓВ©n breve CUESTIГѓВ“N DE PERSPECTIVA, leemos acerca de una exploradora y guerrera de un mundo alejado del nuestro que acude en ayuda de su gente agredida por enemigos, llega en plena batalla y trata de entrar en la pelea y en ese momento aparecen, cerniГѓВ©ndose sobre las dos estirpes en lucha, dos seres colosales...
Guido Pagliarino (#ulink_148fbe37-0349-5173-a055-a73dc42c6c90)
Mundos Universos (#ulink_148fbe37-0349-5173-a055-a73dc42c6c90)
Cuentos (#ulink_148fbe37-0349-5173-a055-a73dc42c6c90)
BUENA Y MALA CIENCIA (#ulink_148fbe37-0349-5173-a055-a73dc42c6c90)
Osvaldo M., jurisconsulto de Derecho Internacional PГѓВєblico, se resignГѓВі ante lo inevitable: dimitir de la universidad, darse de baja en el colegio de abogados y concluir su vida alojado en Casa Tranquila, clГѓВnica residencial para gente acomodada afligida por enfermedades neurodegenerativas como Parkinson, Alzheimer o Pick.
Le habГѓВa atacado la tercera enfermedad, demasiado precozmente, al no haber cumplido los sesenta. Desde hacГѓВa algunos meses sufrГѓВade vez en cuando agitaciГѓВіn psicomotora, ansiedad y pГѓВ©rdidas de memoria y habГѓВa decidido por tanto acudir al mГѓВ©dico de cabecera. Este le habГѓВa mandado a un neuropatГѓВіlogo que le habГѓВa sometido a una larga serie de anГѓВЎlisis, de los cuales habГѓВa concluido el infausto diagnГѓВіstico. Osvaldo habГѓВa preguntado al especialista la causa y naturaleza del mal y habГѓВa obtenido la franca respuesta de que la patogГѓВ©nesis de la enfermedad era desconocida y solo se conocГѓВa el cuatro anatomopatolГѓВіgico, indicado por una atrofia del ГѓВЎrea cerebral frontal-temporal y la presencia de alteraciones neuronales, los cuerpos de Pick, consistentes en inclusiones intracelulares, neurofilamentos similares a los encontrados en la enfermedad de Alzheimer, aunque la patologГѓВa de Pick se consideraba distinta de la de aquella. Supo amargamente que el enfermo perdГѓВa la capacidad expresivo-expositiva, conservando sin embargo, durante un tiempo, la de la lectura y la escritura y cayendo luego en la demencia plena. En cuanto a la cura, el neuropatГѓВіlogo le habГѓВa disuadido: habГѓВa esperanzas de ralentizar el proceso, pero ninguna de curaciГѓВіn.
Osvaldo vivГѓВa solo desde hacГѓВa muchos aГѓВ±os, aparte de una asistenta y cocinera durante el dГѓВa, no habГѓВa formado nunca una familia e, hijo ГѓВєnico, era el ГѓВєnico superviviente de su familia. Al conocer su destino, no teniendo ningГѓВєn pariente que pudiera verificar que iba a ser atendido adecuadamente durante las veinticuatro horas por cuidadores a sueldo, decidiГѓВі ingresar en una clГѓВnica neurolГѓВіgica residencial, la mejor posible, mientras todavГѓВa conservaba la lucidez. BuscГѓВі personalmente en la web y, despuГѓВ©s de haber recogido un grupo de direcciones, a primera vista las mГѓВЎs atrayentes, se informГѓВі acudiendo a ellas en persona y acabГѓВі decidiendo ir a Casa Tranquila, cuyo nombre completo era Instituto ClГѓВnico NeurolГѓВіgico Residencial Casa Tranquila. Obtuvo al mismo tiempo el apoyo logГѓВstico de un jurista del que se fiaba, su exalumno y amigo, el abogado Lamberto N., veintidГѓВіs aГѓВ±os mГѓВЎs joven: una vez que Osvaldo se alojara en la clГѓВnica, debГѓВa pasar a verlo periГѓВіdicamente para controlar que fuera respetado como persona y bien tratado en comida, alojamiento y limpieza personal y, sobre todo, que tuviese un trato mГѓВ©dico diligente. Por otro lado, el amigo se encargarГѓВa de la pensiГѓВіn mensual y los gastos extraordinarios: Osvaldo estaba seguro de que los intereses de su ingente patrimonio serГѓВan mГѓВЎs que suficientes como para cubrir los gastos, incluso si resultaba tener una vida larga, aparte de que, al haber sufrido desde hacГѓВa mucho tiempo problemas cardiacos, creГѓВa que, despuГѓВ©s de todo, no iba a ser tan larga. A cambio del trabajo de Lamberto, Osvaldo le habГѓВa designado como heredero universal en su testamento notarial y le habГѓВa entregado de inmediato, como honorario anticipado directo, su gran casa en la ciudad con todo lo que contenГѓВa. Los dos tenГѓВan una cita con el notario Tommaso Q. a las 11 de pasado maГѓВ±ana.
Con esos pensamiento melancГѓВіlicos, poco antes de la hora de la comida Osvaldo pasГѓВі a travГѓВ©s de una puerta interior de su piso a la sala de espera de su despacho: bajo sus anteriores propietarios habГѓВa sido una ГѓВєnica vivienda grande que ocupaba todo el segundo piso, con dos entradas por la escalera, una para los propietarios e invitados y la otra para el servicio. La segunda se habГѓВa convertido en la entrada a su despacho. La zona de trabajo comprendГѓВa tres habitaciones, el salГѓВіn-estudio propiamente dicho, la antecГѓВЎmara-sala de espera y el despacho de las dos empleadas. Dentro no habГѓВa nadie, aunque era un dГѓВa laborable, porque Osvaldo habГѓВa despedido a las colaboradoras, igual que habГѓВa hecho por otro lado con la asistenta-cocinera, comiendo los dГѓВas siguientes en un restaurante cercano. EntrГѓВі en el salГѓВіn que constituГѓВa su despacho, lleno de revistas jurГѓВdicas, expedientes de trabajo y ensayos legales, entre los cuales destacaban los suyos, encuadernados en piel roja. Estaban colocados respectivamente, de izquierda a derecha desde la entrada, en tres estanterГѓВas de madera clara de nogal que cubrГѓВa otras tantas paredes. A lo largo de la cuarta, que tenГѓВa en el centro la puerta entre el despacho y la sala de espera, colgaban, cuatro a cada lado, ocho grabados sobre los respaldos de otras tantas sillas acolchadas. En el centro de la sala, enfrente de la puerta, destacaba una gran mesa que usaba como escritorio, cubierta de expedientes y cartas, detrГѓВЎs de la cual se erguГѓВa un sillГѓВіn profesional. Todo el mobiliario era dorado y antiguo, en estilo Luis XV. El abogado tenГѓВa la intenciГѓВіn de sentarse por ГѓВєltima vez en su escritorio, mirar un rato a su alrededor, tranquilamente, y dar asГѓВ una especie de adiГѓВіs oficial a su vida profesional, para dejar de pensar en ello y no volver nunca a acceder al ГѓВЎrea de trabajo en los ГѓВєltimos y tristes dГѓВas que iba a pasar en su casa.
HabГѓВa dado un par de pasos en el cuarto cuando advirtiГѓВі, con alarma, un entumecimiento en las manos y los pies que invadiГѓВі de repente todo su cuerpo. Se quedГѓВі quieto donde estaba. La falta de sensibilidad en el cuerpo se convirtiГѓВі en un molesto hormigueo y luego en casi en un escozor. Le picaba tambiГѓВ©n el cuero cabelludo. TambiГѓВ©n empezaron a picarle, por dentro, el cerebro y el mГѓВєsculo cardiaco. RazonГѓВі, atГѓВіnito: «Estoy a punto de perder totalmente la cabeza y ademГѓВЎs estoy sufriendo un infarto». Sin embargo, despuГѓВ©s de unos pocos segundos, el picante hormigueo empezГѓВі a disminuir y, como antes, tambiГѓВ©n en todo el cuerpo. Pero le atacГѓВі otro dolor, y con mГѓВЎs intensidad: una especie de gran garra invisible que apretaba fuertemente su cerebro mientras que sentГѓВa que el corazГѓВіn se calentaba hasta quemarle:
—¡Me muero! —gritó.
—¡No se muere en absoluto, abogado! —exclamó una voz desconocida, dejándole estupefacto, una voz de tono melodioso, similar al sonido femenino de una potente contralto.
—¡Que diabГўВЂВ¦! ГўВЂВ”dijo sin poderse contener a pesar del tono tranquilo de la voz y se volviГѓВі de golpe tratando de descubrir una presencia a sus espaldas: no habГѓВa nadie.
—Tenga un poco de paciencia, el dolor está a punto de desaparecer —continuó la voz.
El dolor desapareciГѓВі y se sintiГѓВі fГѓВsicamente bien, incluso muy bien, pero en ese momento no se parГѓВі a pensarlo, mirГѓВі preocupado a su alrededor y echГѓВі incluso un vistazo debajo de la mesa: no habГѓВa nadie. El que le habГѓВa hablado debГѓВa estar detrГѓВЎs de la puerta. ¿Un ladrГѓВіn? Osvaldo ya no estaba perplejo, sino enfadado: tomГѓВі de la mesa un pequeГѓВ±o pero pesado pisapapeles de bronce, una estatuilla del siglo XVII que representaba un caballo y un caballero, con una peana todavГѓВa mГѓВЎs pesada que la figurilla, y saliГѓВі rГѓВЎpidamente a la sala de espera: no habГѓВa nadie. EntrГѓВі en la habitaciГѓВіn en la que hasta hace unos dГѓВas habГѓВa visto el trabajo de sus empleadas: no habГѓВa nadie. VolviГѓВі sobre sus propios pasos, cruzГѓВі de nuevo la sala de espera y se dirigiГѓВі al primer cuarto de su vivienda, un distribuidor: tampoco aquГѓВ habГѓВa nadie. No fue mГѓВЎs allГѓВЎ, ya que la voz no habГѓВa sonado lejos del despacho. MecГѓВЎnicamente, posГѓВі el pesado pisapapeles de la figurilla sobre una mesita que tenГѓВa a su lado, un poco demasiado bruscamente contra una estatuilla de Capodimonte, una damisela y un caballero del siglo XVIII, que quedГѓВі araГѓВ±ada en su base. No se dio cuenta del daГѓВ±o y volviГѓВі a entrar en la sala de espera haciendo ruido:
—¡Se me ha derretido el cerebro! ¡Oigo voces que no existen! —y continuó razonando mentalmente: «El médico no me habló de posibles alucinaciones esquizofrénicas».
La voz de contralto resonГѓВі de nuevo, tranquila como antes:
—Su cerebro no se ha derretido, abogado, no tiene imaginaciones. —Estas palabras, recorriendo techo y paredes, reverberaron en la habitación sin muebles, salvo ocho asientos para los clientes junto a dos paredes y un perchero y un paragüero junto a la puerta del rellano, y al dueño de la casa le parecieron de ultratumba. Se sobresaltó y se le aceleró el corazón.
La extraГѓВ±a voz continuГѓВі plГѓВЎcidamente:
ГўВЂВ”En realidad usted me oye, abogado, a travГѓВ©s de un dispositivo, llamГѓВ©mosle un mГѓВіvil, ¿de acuerdo?, exhibido sobre el manos libres que hay en este cuarto, sobre la silla mГѓВЎs cercana a la puerta de su estudio. Y la primera vez en su despacho el aparato se habГѓВa solidificado exactamente sobre su mesa, pero no lo vio porque estaba mezclado con las cartas. AsГѓВ que hace un momento lo he retransferido a la sala de espera y ahora, abogado, no puede dejar de verlo. AdemГѓВЎs, esta vez lo he reconstruido con pintura de color rojo vivo y no blanco.
¿Solidificado? ¿Exhibido? ¿Retransferido? ¿Reconstruido?, se maravillГѓВі Osvaldo. Vio que habГѓВa realmente una especie de mГѓВіvil en esa silla. Se aproximГѓВі. No lo tocГѓВі, solo lo observГѓВі. AdvirtiГѓВі que no se trataba de aparato moderno inteligente multimedia, sino de un modelo de dimensiones menores de las de un Smartphone y de apariencia arcaica, de aquellos que solo valГѓВan para conversar e intercambiar mensajes de texto. Se acercГѓВі mГѓВЎs y vio que no habГѓВa ninguna inscripciГѓВіn sobre el mГѓВіvil y que no tenГѓВa teclas ni pantallas, como si el aparato solo valiera para recepciГѓВіn.
Se dijo en voz alta:
ГўВЂВ”No creo en la magia y todavГѓВa no se ha inventado el teletransporte, asГѓВ que en realidad me he vuelto esquizofrГѓВ©nico y este mГѓВіvil solo estГѓВЎ en mi cabeza.
ГўВЂВ”Se engaГѓВ±a, ¿sabe? ГўВЂВ”le apremiГѓВі la agradable voz, que provenГѓВa claramento del aparatito.
Osvaldo respondiГѓВі como si esas palabras fueran reales, pero sin creerlo de verdad:
—Asàque se ha inventado el teletransporte, ¿no es asÃ�
ГўВЂВ”SГѓВ, desde hace tiempo.
—Ah, entonces, señor... o señora...
—Soy varón y me llamo Ornulatinval Tamagonemistralin Rutillinainon, pero, para usted, abogado, solo Or, como me suelen llamar los amigos: ¿podemos tratarnos de tú?
Osvaldo aceptГѓВі el juego que, segГѓВєn creГѓВa, le planteaba su achacoso cerebro:
ГўВЂВ”SГѓВ, gracias, y yo soy Osvaldo.
—Querido Osvaldo, es un honor llamar por su nombre a una autoridad mundial del derecho como tú. Pero, si me lo permites, ahora iré al grano, es más, primero me ocuparé de lo que realmente te interesa más y luego de lo que te interesa menos.
—Ah, vale, ¿y vosotros sois…?
ГўВЂВ”Espera, por favor. Ahora mismo, lo que mГѓВЎs te interesa es sin duda que te hemos curado completamente, gracias a ciertos rayos terapГѓВ©uticos que te hemos lanzado por teletransporte. Ahora tienes el fГѓВsico absolutamente sano de un adolescente, no solo los ГѓВіrganos sino tambiГѓВ©n los mГѓВєsculos y los huesos y si, supongamos, trataras de hacer cien flexiones, no te resultarГѓВa imposible. De todos modos, te lo confirmarГѓВЎn los nuevos anГѓВЎlisis hospitalarios a los que te sometas, dado que hoy y los dГѓВas siguientes continuarГѓВЎs sintiГѓВ©ndote maravillosamente bien: los mГѓВ©dicos se asombrarГѓВЎn de su restablecimiento, los incrГѓВ©dulos hablarГѓВЎn de remisiГѓВіn espontГѓВЎnea y los demГѓВЎs pensarГѓВЎn en un milagro. En realidad, sencillamente, nuestras ciencias estГѓВЎn mucho mГѓВЎs avanzadas que las vuestras y no solo las fГѓВsicas, sino tambiГѓВ©n las ciencias sociales. Y tambiГѓВ©n la ГѓВ©tica: epistemologГѓВa, ciencia y ГѓВ©tica impregnan totalmente lo que vuestros pensadores llaman humanismo sapiencial-cientГѓВfico. El objetivo de nuestros intelectuales es siempre y solo el bien de la persona, que nunca se considera un instrumento, sino siempre y solo el fin principal de la investigaciГѓВіn: no como pasa, tambiГѓВ©n para ti, sobre vuestra Tierra, donde muchas veces la epistemologГѓВa, la ciencia y la tГѓВ©cnica han sido y son antihumanistas. Basta con pensar en el gas Zyklon B y las V1 y V2 de vuestro Hitler o los experimentos actuales con fetos humanos.
Osvaldo, no estando ya completamente seguro de estar sufriendo una alucinaciГѓВіn, dijo dirigiГѓВ©ndose al mГѓВіvil:
—¿Quién me asegura que estoy curado de verdad? ¿Quién me dice que mi cerebro no me está dando ilusiones consoladoras?
ГўВЂВ”No sufres percepciones ilusorias y, como te he dicho, los anГѓВЎlisis mГѓВ©dicos te lo demostrarГѓВЎn: ¡no solo estГѓВЎs curado, sino que tienes las cГѓВ©lulas ГѓВіptimas de un joven! La salud es un pago anticipado por el trabajo profesional que queremos pedirte. En cuanto a nosotros, los purkilatronalarcolmintranikianos, somos antropomorfos como vosotros, pero... um... con algunas diferencias. Y tal vez pueda decirse que para vosotros somos a la vez tan terrestres como extraterrestres, porque nuestro planeta Purkilatronalarcolmintranik, al que para simplificar puedes llamar Alter Terra, es idГѓВ©ntico a la Tierra, es decir, tiene los mismos mares y continentes y la misma antigГѓВјedad geolГѓВіgica, gira sobre el mismo eje en un dГѓВa de duraciГѓВіn parecido al vuestro y en torno a una estrella idГѓВ©ntica a vuestro Sol en 365 dГѓВas y 6 horas. Pero los dos planetas no existen en la misma cuerda de la creaciГѓВіn, sino sobre dos, tan vecinas entre ellas como para ser prГѓВЎcticamente coincidentes.
A pesar de la perplejidad que sufrГѓВa, Osvaldo siguiГѓВі conversando y respondiГѓВі adecuadamente:
ГўВЂВ”Recuerdo un programa de televisiГѓВіn en el que se hablaba de la teorГѓВa supersimГѓВ©trica de las cuerdas. AhГѓВ decГѓВan que algunos astrofГѓВsicos piensan que todo lo que existe es una expresiГѓВіn directa de algo que solo podГѓВa definirse como una energГѓВa vibratoria, es decir, que suponГѓВan vibraciones de cuerdas o filamentos supersutiles y supersimГѓВ©tricos que, a pesar de tener dimensiones, serГѓВan tan finos y cortos que no se podrГѓВan apreciar ni siquiera con instrumentos millones de veces mГѓВЎs potentes de los mejores actuales. PensГѓВ© en algo similar a los universos paralelos de la ciencia-ficciГѓВіn.
ГўВЂВ”Se puede llamar asГѓВ. Tal vez dijeran tambiГѓВ©n que la teorГѓВa de las cuerdas o filamentos requiere, para poder demostrarse, la conjetura de al menos seis dimensiones ademГѓВЎs de la del tiempo y las tres espaciales y, segГѓВєn algunos de vuestros investigadores, ademГѓВЎs una sГѓВ©ptima dimensiГѓВіnГўВЂВ¦
—… SГѓВ, me acuerdoГўВЂВ¦
ГўВЂВ”Pero se trata de un nГѓВєmero muchГѓВsimo mayor. En cualquier caso, ninguno de vuestros estudiosos ha encontrado, por el momento, pruebas de las multidimensiones, aunque sean reales, como te estoy demostrando en la prГѓВЎctica con mi intromisiГѓВіn interdimensional.
Osvaldo tenГѓВa finalmente la sensaciГѓВіn de no ser vГѓВctima de alucinaciones, sino que se movГѓВa en la realidad, tal vez porque la posibilidad de estar curado era demasiado fascinante como para negarle la confianza a esa voz misteriosa. Se dirigiГѓВі al mГѓВіvil:
ГўВЂВ”Me has dicho que querГѓВ©is mi ayuda. EstarГѓВa dispuesto. ¿De quГѓВ© se trata?
—De defendernos en una causa ante…
—Estaba a punto de darme de baja en el colegio de abogados y retirarme a una casa de salud —le interrumpió.
ГўВЂВ”Los sabemos, antes de contactarte nos informamos sobre ti. Pero podrГѓВas renunciar ¿no? DespuГѓВ©s de todo ahora estГѓВЎs totalmente sano.
ГўВЂВ”ValeГўВЂВ¦ bueno, supongamos que sГѓВ. ¿De quГѓВ© causa se tratarГѓВa? ¿SerГѓВa civil o penal? Soy abogado civil.
ГўВЂВ”TambiГѓВ©n lo sabemos. El proceso, como estaba a punto de decirte, serГѓВa ante el Tribunal Internacional de La Haya.
—¡Ah! Efectivamente, he llevado varias causas de derecho internacional pГѓВєblico. Pero, perdona, ¿a titulo de quГѓВ© estarГѓВais sometidos al derecho internacional?
ГўВЂВ”Somos un Estado, el Estado ГѓВљnico de Krallumpntalvinstrinil, que se extiende sobre todo nuestro planeta. El proceso serГѓВa en vГѓВa civil, no penal. Aunque vuestro mundo nos considera, de manera totalmente injusta, como crueles criminales, no lo somos y no hemos tenido nunca denuncias penales. Es la voz popular la que nos ha culpabilizado durante milenios, a causa de cuentos, primero orales, luego escritos y mГѓВЎs recientemente en pelГѓВculas que han alimentado la especie maligna de que somos violentos contra vosotros, los seres humanos, ademГѓВЎs de que nos gusta comeros, prefiriendo la carne tierna de vuestros niГѓВ±os.
En la cara de Osvaldo apareciГѓВі una expresiГѓВіn de gran desconcierto.
—Por el contrario, nuestra especie es apacible y la defensa de los débiles es para nosotros uno de los mandamientos supremos. Desde siempre practicamos la caridad hacia el prójimo, como quiere el Creador de lo existente. No hemos cometido nunca aquello que algunos de vuestros textos sagrados llaman el pecado original.
—¿Sois ángeles?
ГўВЂВ”No, no soy un mensajero divino, salvo, tal vez, en el sentido muy humilde de que, como mis iguales, testimonio con mi vida la verdad y la justicia: verГѓВЎs, Osvaldo, cГѓВіmo sabrГѓВ© demostrarte con certeza que somos criaturas benevolentes. Pero, entretanto, vuelve por favor a tu despacho y llГѓВ©vate tambiГѓВ©n el mГѓВіvil interdimensional. Sobre tu mesa hemos teletransportado un portГѓВЎtil: es muchГѓВsimo mГѓВЎs potente y complejo que vuestro mejor notebook, aunque se parezca, se abre como uno terrestre y la conexiГѓВіn es wireless, pero interdimensional. Cuando lo abras, encontrarГѓВЎs todos los datos que nos conciernen, informaciones que te servirГѓВЎn para defender nuestra causa: te explicarГѓВ© enseguida cГѓВіmo funciona. Estamos seguros de que conseguirГѓВЎs darnos a conocer en todo el mundo como las personas justas y apacibles que somos, acabando asГѓВ con las infamantes acusaciones que nos lanza tu especie. ГўВЂВ”En un tono enfГѓВЎtico, la voz armoniosa aГѓВ±adiГѓВіГўВЂВ”: Osvaldo, ¡defendiГѓВ©ndonos, harГѓВЎs valer la verdad! Tal y como el Creador pretende de todas las criaturas dotadas de razГѓВіn. ГўВЂВ”VolviГѓВі a la entonaciГѓВіn tranquilaГўВЂВ”: Si te resulta ГѓВєtil, podrГѓВamos teletransportar tambiГѓВ©n los textos impresos de los ficheros, pero serГѓВa miles de tomos y no sГѓВ© siГўВЂВ¦
ГўВЂВ”... pero no, ¡menudo engorro! Los ficheros estГѓВЎn muy bien ГўВЂВ”respondiГѓВі Osvaldo aceptando implГѓВcitamente la propuesta. VolviГѓВі al despacho con el mГѓВіvil rojo en la mano y aГѓВ±adiГѓВі: ГўВЂВ”Bueno, no te lo he dicho hasta ahora: acepto representaros.
—Bien. Considerémoslo ya como un contrato cerrado. Ahora yo, como representante legal de mi especie, puedo finalmente mostrarme y asàexplicarte bien de qué se trata. Sin embargo, te advierto que te puedes asustar, ya que para los terrestres nuestro aspecto es monstruoso, como por otro lado lo es el vuestro parta nosotros, en realidad y… no sabes cuánto —Del móvil salió una especie de risita divertida.
Los labios de Osvaldo se tensaron en una expresiГѓВіn igualmente alegre. Dijo con curiosidad:
—¿Tal vez sois de color verde? ¿O gris? Tal vez tenéis grandes ojos negros y…
ГўВЂВ”Ya sГѓВ© a quiГѓВ©nes te refieres: no, esos otros hijos del Creador viven en cuerdas distintas de la tuya y la mГѓВa. Y a vuestros ojos no son tan monstruosos como nosotros. Ahora me teletransporto y me verГѓВЎs. Pero, por favor, no te asustes, las apariencias engaГѓВ±an, como solГѓВ©is decir, y el bien puede parece mal como, al contrario, SatГѓВЎn se disfraza a veces de ГѓВЎngel de luz, como escribГѓВa vuestro Pablo de Tarso en su neotestamentaria Segunda EpГѓВstola a los Corintios: «Estos tales son falsos apГѓВіstoles, gentes fraudulentas que se disfrazan de apГѓВіstoles de Cristo. No es una sorpresa, porque tambiГѓВ©n SatanГѓВЎs se disfraza de ГѓВЎngel de luz. No es por tanto raro que sus ministros se disfracen como administradores de justicia. Pero su fin serГѓВЎ de acuerdo con sus obras». ГўВЂВ”Sin soluciГѓВіn de continuidad, a unos cuatro metros de Osvaldo, el autor de la voz comenzГѓВі a aparecer, diГѓВЎfano, luego semitransparente y finalmente, en forma sГѓВіlida humanoide: sus ojos estaban dotados de una notable belleza, grandes y luminosos, pero el pasmado Osvaldo, lanzando un grito, solo advirtiГѓВі el resto de su figura, similar a la descrita en fГѓВЎbulas y cuentos de fantasГѓВa para representar aГўВЂВ¦ ¡los orcos! El alienГѓВgena, de mГѓВЎs de dos metros de alto, tenГѓВa la piel morada y verrugosa, de apariencia reptiliana, nariz pronunciada, una boca enorme sin labios, diez pequeГѓВ±os cuernos verduzcos sobre la frente, cabeza calva, cuello largo, enormes ГѓВіrganos auditivos en lo alto de los lados del crГѓВЎneo, con forma similar a la de las orejas del elefante indio, manos grandes, de cinco dedos como las nuestras, y pies tambiГѓВ©n grandes calzados con botines de color amaranto. El ser vestГѓВa un taparrabos turquesa en el que aparecГѓВa por delante en su parte baja un abultamiento del que debГѓВa ser responsable un correspondiente sexo masculino. El resto del cuerpo estaba desnudo y no tenГѓВa pelo visible.
Osvaldo, al estar ya en ГѓВіptima salud mental, ademГѓВЎs de fГѓВsica y al haber sido siempre muy curioso culturalmente, recuperГѓВі rГѓВЎpidamente el autocontrol.
El anГѓВіmalo visitante considerГѓВі:
—Era inevitable que te sobresaltaras. Lo siento, aunque veo que ya te estás tranquilizando.
ГўВЂВ”SГѓВ, estoy bien, ha sido solo un momento, y tengo mucha curiosidad.
ГўВЂВ”Enseguida te pongo al dГѓВa, pero despuГѓВ©s de ponernos cГѓВіmodos en dos sillas, ¿vale?
ГўВЂВ”En realidad estarГѓВa mejor de pie, por la emociГѓВіn que tengo. ГўВЂВ”Y Osvaldo puso el mГѓВіvil rojo sobre la mesa junto al portГѓВЎtil alienГѓВgena, que era del mismo color y estaba colocado exactamente delante del sillГѓВіn.
ГўВЂВ”Como quieras, pero, si me lo permites, yo en cambio me me voy a sentar: crГѓВ©eme, ser teletransportado entre dimensiones diversas cansarГѓВa a cualquier internauta. ГўВЂВ”Y sin esperar al permiso del dueГѓВ±o de la casa, se acomodГѓВі sobre una de las dos sillas cercanas a la puerta, a la izquierda de la salida.
Contrariamente a lo que habГѓВa dicho, tambiГѓВ©n Osvaldo se sentГѓВі, pero en su propio sillГѓВіn, delante del notebook rojo. Listo para escuchar las palabras de su singular huГѓВ©sped, conteniendo una turbaciГѓВіn natural, le mirГѓВі, sin dirigir sin embargo la vista al rostro, sino al pecho.
Una vez obtenida su atenciГѓВіn, el orco empezГѓВі:
ГўВЂВ”Te enseГѓВ±arГѓВ© cГѓВіmo se usa nuestra computadora, pero antes de explico mejor la situaciГѓВіn: Sabes que en el pasado no tenГѓВamos todavГѓВa el control de los pasos interdimensionales, pero en cierto modo ya existГѓВan desde tiempos muy antiguos. Se trataba sin embargo de apariciones por causas naturales, desconocidas para nosotros, de nuestras figuras, es decir, no de purkilatronalarcolmintranikianos corpГѓВіreos, sino solo de sus forma ilusorias, diГѓВЎfanas. Sin embargo esas imГѓВЎgenes eran mГѓВЎs que suficientes para aterrorizar a los terrestres que las veГѓВan, ademГѓВЎs de que la civilizaciГѓВіn de la Tierra era precientГѓВfica. Tal vez hayas entendido que se trataba de un fenГѓВіmeno anГѓВЎlogo a lo que vosotros llamГѓВЎis fantasmas, que creГѓВ©is que son ectoplasmas de personas ya muertas, mientras que, en realidad, son imГѓВЎgenes proyectadas a travГѓВ©s de pasajes, en este caso pasajes intertemporales y no interdimensionales, es decir, que unen vuestro pasado con vuestro presente haciendo vislumbrar transparencias de personas y escenas de tiempos pasados: por eso surgieron sobre la Tierra leyendas sobre fantasmas y luego se escribieron cuentos y posteriormente se rodaron pelГѓВculas, sobre todo de los espectros escoceses, dado que muchos de esos pasajes temporales estГѓВЎn en vuestra Escocia. Hacia el inicio de vuestro siglo XX no tuvimos conocimiento de los agujeros interdimensionales ni tampoco de los temporales, no habГѓВa conseguido todavГѓВa la tecnologГѓВa que finalmente, en su momento, nos permitiГѓВі descubrir esas entradas y luego, a partir de la ГѓВ©poca correspondiente al inicio de vuestro tercer milenio, tambiГѓВ©n lograr transportes controlados hacia y desde vuestra Tierra, ademГѓВЎs de hacia el pasado de nuestro Purkilatronalarcolmintranik: los accesos concretos, como el que acabo de hacer, ya no son solo pasajes de nuestra imГѓВЎgenes fantasmagГѓВіricas. En cuanto a la Tierra, pudimos estudiar vuestra civilizaciГѓВіn y, despuГѓВ©s de conocer muchos otros hechos, llegamos a conocer el terror suscitado durante milenios por nuestras figuras trasladadas a vuestro mundo a travГѓВ©s de agujeros interdimensionales y descubrimos que nuestras inesperadas apariciones no solo habГѓВan aterrorizado a personas, como por otro lado habГѓВan hecho vuestros espectros domГѓВ©sticos, sino que habГѓВan hecho tambiГѓВ©n surgir leyendas sobre nosotros, los malvados orcos u ogros, leyendas en las cuales, digГѓВЎmoslo tambiГѓВ©n, habГѓВa intervenido asimismo mucha vuestra fГѓВ©rtil imaginaciГѓВіn. Y entendimos tambiГѓВ©n que, igual que con vuestros fantasmas, las leyendas derivaban de obras literarias y despuГѓВ©s de las pelГѓВculas sobre orcos que comen seres humanos. Leyendas, literatura y filmografГѓВa absolutamente infamantes para nosotros y que afectan insoportablemente a nuestro sentido absoluto de verdad y de justicia: sin ninguna presunciГѓВіn, creo firmemente que somos criaturas de espГѓВritu angГѓВ©lico, aunque no seamos ГѓВЎngeles. PodrГѓВЎs aseverar nuestra perfecta conducta moral en los ficheros que hay en la computadora y ademГѓВЎs, dado que podrГѓВas pensar que esto sencillamente es falso, podrГѓВЎs verlo en persona viniendo conmigo a nuestro mundo y visitГѓВЎndolo: el aparato que te he dado es tambiГѓВ©n un dispositivo para el transporte interdimensional. MГѓВЎs adelante te explicarГѓВ© como activar esa funciГѓВіn, por ahora no toques en absoluto las teclas violetas, por favor.
ГўВЂВ”No, no, lo evitarГѓВ©. YГўВЂВ¦ me decГѓВas que tenГѓВa que ayudarosГўВЂВ¦
—… presentarás en nuestro nombre una demanda civil en el Tribunal de La Haya y, gracias a toda la documentación que hemos incluido en la computadora y a lo que recogerás en persona sobre nuestro planeta, como experto del derecho que eres, obtendrás con seguridad una sentencia que nos rehabilitará en vuestro mundo.
ГўВЂВ”Es magnГѓВfico, pero habГѓВa pensadoГўВЂВ¦ ¡Iba a retirarme! Y noto dentro una fuerzaГўВЂВ¦
—Es evidente, tienes de nuevo una salud perfecta.
ГўВЂВ”Nunca me habГѓВa sentido tan motivado, casi deseoso de profundizar, tanГўВЂВ¦ tan completo. ¡Ah! Tengo que anular la citaГўВЂВ¦ ГўВЂВ”Miro su reloj de pulseraГўВЂВ”. ГўВЂВ¦ No, es ya la una menos cuarto, los empleados se habrГѓВЎn ido a comer.
—… ¿Los empleados?
—Los empleados de un notario con el que tengo una cita pasado mañana, reunión que tengo que anular, pero lo haré esta tarde. Estoy tan nervioso que no tengo hambre: ¿te parece que empieces a enseñarme como se usa tu computadora? Bueno, tal vez tú tengas hambre.
—Comeré luego. Después de todo, la espera aumenta el apetito. — Y le sonrió amablemente.
La expresiГѓВіn que apareciГѓВі en ese rostro monstruoso, le pareciГѓВі a sin embargo a Osvaldo ГѓВєnicamente ridГѓВcula: a duras penas pudo contener una carcajada. Luego dijo al orco con verdadera simpatГѓВa a pesar de la fealdad de su huГѓВ©sped:
ГўВЂВ”Gracias. QuerrГѓВa ponerme a la tarea desde ahora mismoГўВЂВ¦ amigo. ГўВЂВ”MirГѓВі finalmente a los ojos al alienГѓВgena y descubriГѓВі que mostraban una luz de bondad que muy raramente habГѓВa encontrado en sus semejantes.
Dos dГѓВas despuГѓВ©s, en el despacho del notario Tommaso Q., este y Lamberto N. estaban esperando la llegada de Osvaldo, ya impacientes al haber pasado treinta minutos de la hora de la cita.
—No habrá encontrado dónde aparcar —supuso el notario—. En esta zona no es fácil.
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