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ВЎpolly!
Stephen Goldin
¡POLLY!
una novela de
Stephen Goldin
Publicada por Parsina Press (http://www.parsina.com/)
TraducciГѓВіn realizada por Tektime
¡Polly! Copyright 2008 por Stephen Goldin. Todos los derechos reservados.
DiseГѓВ±o de portada por korhan hasim isik.
TГѓВtulo original: Polly!
Traductor: Jordi Olaria
ГѓВЌNDICE
Escena 1 (#u0f74a2a3-171c-5d17-ab9f-e161d76015d4)
Escena 2 (#ud6c8ac04-8f8d-5f39-9033-0e2cc6cff5a0)
Escena 3 (#ueebc50cd-1517-576b-b0b0-e2700d418aaa)
Escena 4 (#litres_trial_promo)
Escena 5 (#litres_trial_promo)
Escena 6 (#litres_trial_promo)
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Dedicado a todas las diosas
—pasado, presente y futuro—
que han estado deambulando por mi vida
ESCENA 1
Su propia tos le hizo despertarse.
Al principio no sabГѓВa porquГѓВ© tosГѓВa, pero entonces notГѓВі aquel penetrante olor en su consciencia. Humo. El aire estaba denso con humo. Un humo caliente y negro. Pasando ante ГѓВ©l en oleadas intensas y de mal agГѓВјero.
Y entonces se escuchГѓВі un ruido. Era un rugido, como el de un tren llegando, pero de diferente manera. PodrГѓВa tratarse de un huracГѓВЎn o un tornado, o una rГѓВЎfaga de miento tan fuerte que casi lo dejГѓВі sordo. Al mismo tiempo, le dolieron los oГѓВdos. QuizГѓВЎs era un cambio en la presiГѓВіn ambiental.
Se dio cuenta que aquel ruido le recordaba: el rugido de un horno de tamaГѓВ±o industrial
¡Fuego!
Sus ojos se abrieron de par en par, lo que fue un grabe error. Al instante le picaron y las lГѓВЎgrimas empezaron a emanar de ellos. El humo y el hollГѓВn casi le dejaron sin poder ver, y la tos casi sin poder respirar.
Fuego, la peor pesadilla posible para un dueГѓВ±o de una librerГѓВa, especialmente cuando vivГѓВa en la planta superior de la tienda. No veГѓВa llamas a su alrededor, asГѓВ que el fuego debГѓВa estar abajo en aquel momento. Devorando todo el inventario.
¡Bárbara! Despierta, Bárbara.
Entonces recordГѓВі... no habГѓВa ninguna BГѓВЎrbara a quien levantar. Se habГѓВa ido hace un par de dГѓВas. Estaba solo.
Parte de su mente se preguntaba porquГѓВ© molestarse por ello; tГѓВєmbate aquГѓВ, muГѓВ©rete y todo se acabarГѓВa. Pero la parte de su cerebro con el instinto de supervivencia venciГѓВі.
¿CuГѓВЎl era el consejo que siempre le daban sobre los incendios? El hume sube. Tumbarse sobre el suelo para evitar inhalar humo. ¿Pero todavГѓВa se podГѓВa aplicar si el humo venГѓВa del piso inferior?
Se levantГѓВі de la cama sobre sus rodillas y empezГѓВі a gatear. Luego se detuvo. ¿Por dГѓВіnde estaba la ventana? No podГѓВa ver nada. SabГѓВa la manera en la que su cama estaba orientada en relaciГѓВіn con la ventana, pero sus engranajes mentales se atascaron. De repente, no pudo recordar como habГѓВa salido de la cama. ¿Izquierda o derecha? ¿Se estaba moviendo hacia la ventana o lejos de ella?
HabГѓВa cristales rotos delante suyo. Bueno, se dirigГѓВa en la direcciГѓВіn correcta. Una voz gritГѓВі: “¿Hay alguien aquГѓВ?ГўВЂВќ
TratГѓВі de responder gritando, pero su garganta estaba tan ahogada de humo que sГѓВіlo pudo emitir un tos seca.
Eso era suficiente, sin embargo, para su posible socorrista. "Te escucho. Ya voy."
Un momento despuГѓВ©s, el bombero agarrГѓВі su brazo, lo levantГѓВі suavemente y lo condujo hasta la ventana. Afuera habГѓВa una escalera. “¿Crees que puedes bajar?ГўВЂВќ preguntГѓВі el salvador. El asintiГѓВі.
"¿Alguien más aqu�" fue la siguiente pregunta.
SacudiГѓВі la cabeza. "SГѓВіlo yo", dijo con voz ronca.
HabГѓВa otro bombero en la escalera. Los dos rescatadores lo ayudaron a trepar temblorosamente hasta el suelo. De pronto sintiГѓВі frГѓВo. A pesar de que era julio, la noche era frГѓВa ГўВЂВ”y ademГѓВЎs, saliendo del edificio sobre calentado, el contraste era aГѓВєn mГѓВЎs intenso.
AdemГѓВЎs, sГѓВіlo llevaba puestos sus calzoncillos. Fue lo ГѓВєnico con lo que durmiГѓВі, ya que era lo ГѓВєnico que tenГѓВa. Uno de los bomberos lo vio temblar y al instante lo envolviГѓВі en una manta. Alguien mГѓВЎs le trajo una sudadera grande y holgada y pantalones se los puso. Alguien mГѓВЎs le dio un poco de agua.
Se volviГѓВі para mirar el fuego. Lo observГѓВі impasible mientras ardГѓВa. Las llamas eran bastante bonitas, en realidad, contra la oscuridad de la noche. De vez en cuando tomaba un sorbo de agua, mГѓВЎs por reflejo que por sed.
Su vida entera se convirtiГѓВі en humoГўВЂВ” por lo menos, todo lo que no habГѓВa perdido se fue metafГѓВіricamente hablando con ГѓВ©l a principios de esta semana.
Se quedГѓВі allГѓВ mientras la gente se movГѓВa a su alrededor haciendo todo tipo de cosas frenГѓВ©ticasГўВЂВ” corriendo con hachas, echando agua sobre el fuego, y manteniendo alejada a la multitud. Nada de eso parecГѓВa importarle mucho; Su mente se habГѓВa ido lejos. Las vistas, los sonidos, los olores eran todo un caleidoscopio de sensaciones que pasaban por el extremo equivocado de un telescopio. Nada de eso era real. Nada de eso le afectГѓВі.
Una mujer se detuvo y le hablГѓВі brevemente. Ella dijo que era de la Cruz Roja y le preguntГѓВі si tenГѓВa un lugar para quedarse aquella la noche. Ella le dio la tarjeta de un refugio que podrГѓВa hospedarlo durante una noche o dos, mientras ГѓВ©l consiguiera arreglarlo todo.
Las llamas lentamente se apagaron. Alguien le dijo que el primer piso estaba casi destruido, mientras que algunas cosas se habГѓВan salvado del segundo: su cartera, una cГѓВіmoda pequeГѓВ±a con algunas ropas, su telГѓВ©fono mГѓВіvil. Alguien mГѓВЎs le dijo que en una evaluaciГѓВіn preliminar parecГѓВa que el fuego habГѓВa comenzado por culpa de algГѓВєn cableado defectuoso. Nada parecГѓВa sospechoso.
En algГѓВєn momento debiГѓВі de haber ido al refugio, aunque no lo recordaba. Se despertГѓВі y caminГѓВі aturdidamente hacia la puerta, bajГѓВі por la calle hasta un cajero automГѓВЎtico, donde sacГѓВі un poco de dinero de su pobre cuenta para poder desayunar. La comida bien podrГѓВa haber sido de cartГѓВіn; Lo masticaba y lo tragaba mecГѓВЎnicamente sin siquiera saborearlo.
El resto del dГѓВa lo pasГѓВі rodeado de una extraГѓВ±a bruma. RecogiГѓВі la poca ropa que pudo rescatar y a puso en un par de bolsas de plГѓВЎstico para supermercado. HablГѓВі con su agente de seguros, quien le dio condolencias como profesional que era y le recordГѓВі que mientras gran parte de su negocio habГѓВa sido asegurado, no tenГѓВa seguro de vivienda para cubrir sus pГѓВ©rdidas personales. DejГѓВі la oficina del agente con un grueso montГѓВіn de papeleo para llenar y devolvГѓВ©rselo en la mayor brevedad posible.
PasГѓВі aquella noche en un motel barato, y no recordГѓВі nada de la experiencia. A la luz del dГѓВa, la realidad se filtraba lentamente en las esquinas de su mente. TendrГѓВa que hacer algo con respecto a encontrar un lugar donde quedarse; No tenГѓВa suficiente dinero para seguir viviendo en un motel. TenГѓВa que reunir sus cosas y hacer un balance de los recursos que tenГѓВa. Bueno, eso no tardarГѓВa mucho. No quedaba mucho para hacer balance.
¿A dГѓВіnde podrГѓВa ir? Bueno, su hermano tenГѓВa un rancho en Nevada y siempre le invitaba a venir a visitarlo. Eso lo harГѓВa, supuso.
EmpezГѓВі a llamar un par de veces para avisar a su hermano que venГѓВa, y cada vez colgaba antes de terminar de marcar. No podГѓВa contar esta historia por telГѓВ©fono; PodrГѓВa romper a llorar y estropearlo para siempre. Mejor seguir adelante y sorprender a su hermano. ¿QuiГѓВ©n sabe? Una vez llegarГѓВЎ a su casa, quizГѓВЎs hubiera encontrado una forma de darle sentido a todo aquello.
LanzГѓВі sus pocas pertenencias a su Toyota y comenzГѓВі su viaje hacia el este.
ESCENA 2
El viaje empezГѓВі bien. Condujo por las calles de la ciudad y luego por la autopistaГўВЂВ” algo simple de realizar. El dГѓВa estaba caluroso y el aire acondicionado del Corolla roto, pero el viento natural ГўВЂВ”cuatro ventanas abiertas a 96 km/hГўВЂВ” ayudaron a soportarlo. El coche no tenГѓВa reproductor de CD, pero habГѓВa buena mГѓВєsica, rock clГѓВЎsico, en la radio. Al menos tenГѓВa eso. Tan pronto intentГѓВі recordar las letras, se dio cuenta que no tendrГѓВa tiempo de recordar aquello que no querГѓВa recordar.
Era temprano a media maГѓВ±ana, justo cuando todos iban a trabajar. TodavГѓВa habГѓВa mucho trГѓВЎfico en el otro lado de la carretera, pero casi ninguno en el suyo. Iba en contra del resto, lejos de la ciudad. Nada que lo ralentizara.
Se trasladГѓВі a otra autopista, moviГѓВ©ndose de cuatro carriles por sentido a dos. El trГѓВЎfico allГѓВ estaba todavГѓВa en la otra direcciГѓВіn, dejГѓВЎndolo libre para moverse. ApretГѓВі un poco mГѓВЎs el acelerador. El viento azotГѓВі, casi sin dejar escuchar la radio. SubiГѓВі el volumen.
El camino llevaba hacia el este sobre las colinas y al cГѓВЎlido valle central de California. Este era el lugar donde sГѓВіlo los temerarios se atrevГѓВan a ir en verano sin aire acondicionado. Bueno, temerario o desesperado. Supuso que encajaba en una categorГѓВa u otra.
Con las colinas ahora entre ГѓВ©l y la ciudad, la estaciГѓВіn de radio comenzГѓВі a desvanecerse. Incluso apagando el sonido y volviГѓВ©ndolo a encender no solucionaba el problema. ComenzГѓВі a presionar el botГѓВіn "Buscar" para encontrar algo mГѓВЎs. DesechГѓВі un par de cadenas de programaciГѓВіn de entrevistasГўВЂВ” una de ellas de deportes y la otra con un fatuo comentarista que se empeГѓВ±aba en provocar el enojo de los oyentesГўВЂВ” y una cadena en espaГѓВ±ol. TratГѓВі de cambiar a FM, pero casi no habГѓВa recepciГѓВіn, asГѓВ que regresГѓВі a AM y finalmente encontrГѓВі una cadena de mГѓВєsica que tocaba un rango de oldies a rock clГѓВЎsico. Audible, aunque un poco suave para su estado de ГѓВЎnimo.
La temperatura estaba subiendo rГѓВЎpidamente. El viento que pasaba era tan caliente como el aire dentro del coche, y empezaba a sudar. Se detuvo en una gasolinera, llenГѓВі el tanque y comprГѓВі un paquete de botellas de agua. DeberГѓВan bastar para mantenerlo hidratado durante un tiempo.
BebiГѓВі la primera botella en media hora, y tan rГѓВЎpido se la bebiГѓВі, se puso a sudar de nuevo. AbriГѓВі la segunda botella y echГѓВі algo de ella sobre su cabeza. Eso parecГѓВa llevar la temperatura un poco mГѓВЎs hacia el rango soportable.
DespuГѓВ©s de sesenta y cuatro kilГѓВіmetros, tomГѓВі una carretera de dos carriles. PrГѓВЎcticamente no habГѓВa trГѓВЎfico aquГѓВ, y ГѓВ©l tenГѓВa el camino para sГѓВ mismo. ComprobГѓВі su reloj: Las diez y media. Estaba haciendo un tiempo decente. Si seguГѓВa con este ritmo, incluso podrГѓВa llegar al rancho antes de que oscureciera ГўВЂВ”sin duda antes de que fuera demasiado tarde.
La tierra a su alrededor estaba cambiando lentamente de terrenos agrГѓВcolas cultivados a matorrales y arbustos. En su espejo retrovisor, las montaГѓВ±as se encogГѓВan al penetrar mГѓВЎs profundamente en el corazГѓВіn del valle.
Esta emisora de radio estaba empezando tambiГѓВ©n a perder la seГѓВ±al, para dar paso a una cadena mГѓВЎs local. Esta nueva orgullosamente resultГѓВі ser que tocaba ambos tipos de mГѓВєsica, Country y Western. Por suerte, era algo parecido al rap, cercano a lo que le gustaba.
Por lo tanto, se puso a escuchar con poco interГѓВ©s por las ondas del twangy del desespero. Tras el tercer cantante masculino diferente cantando una lamentable historia sobre una mujer que lo abandonГѓВі, apagГѓВі con ira el altavoz y siguiГѓВі conduciendo.
Gran error. Los siguientes veinticuatro kilГѓВіmetros aproximadamente su mente estaba mucho mГѓВЎs lejos que su coche en aquella carretera casi-recta. Hacienda. BГѓВЎrbara. El fuego. La tienda. BГѓВЎrbara. Los impuestos. Fuegos. Incluso la mГѓВєsica country era mejor que el silencio.
La temperatura seguГѓВa subiendo. Se bebiГѓВі el resto de la segunda botella de agua y se tirГѓВі parte de la tercera sobre su cabeza otra vez. Tuvo menos efecto que la ГѓВєltima vez. Por lo menos, estaba agradecido por tener cubre asientos de tela en lugar de aquellos baratos de cuero sintГѓВ©tico; tener su piel enganchada a un material de fГѓВЎbrica le harГѓВan esa conducciГѓВіn mucho mГѓВЎs desagradable de lo que ya lo era.
MirГѓВі el asiento detrГѓВЎs suyo. Una montaГѓВ±a de formularios de la aseguradora, haciendo peso encima un montГѓВіn de ropa para que no salieran volando con el viento. DeberГѓВa echarles un vistazo cuando su agente se los dio. QuerГѓВan todo tipo de informaciГѓВіn, incluso el nombre de pila de su padre y el signo del zodiaco de su abuelo. SufriГѓВі un incendio, ¡por el amor de Dios! Casi todos sus papeles se habГѓВan perdido. ¿CГѓВіmo se suponГѓВa que tenГѓВa que darles la informaciГѓВіn sobre sus finanzas con todos los datos quemados?
No. No era el momento para pensar en esas cosas. Era el momento para escuchar una mala canciГѓВіn de Country y meditar mientras conducГѓВa por el desierto.
Su velocidad aumentГѓВі hasta los ochenta. Sin trГѓВЎfico en la carretera, no habГѓВa nada que lo retuviera. Al menos, en una carretera desierta, no habГѓВa muchas posibilidades de atrapar la atenciГѓВіn de la Patrulla de Carreteras.
Justo detrГѓВЎs suyo, pudo ver que habГѓВa luces intermitentes a travГѓВ©s de su espejo retrovisor. Maldiciendo, se detuvo al lado de la carretera. ConocГѓВa lo que ocurrirГѓВa; SacГѓВі su licencia y registro y se las entregГѓВі al oficial. El oficial se los devolviГѓВі, junto con un boleto de exceso de velocidad. Todo muy educado y profesional. Ambos estaban de vuelta en la carretera en menos de quince minutos.
La temperatura estaba subiendo. Se tirГѓВі el contenido del resto de la tercera botella de agua sobre su cabeza, y prГѓВЎcticamente podГѓВa sentir que se estaba convirtiendo en vapor y evaporГѓВЎndose tan pronto como lo tocГѓВі. VaciГѓВі la cuarta botella, y no sirviГѓВі de nada.
Se detuvo y volviГѓВі a llenar el depГѓВіsito en una pequeГѓВ±a estaciГѓВіn que decГѓВa ser la ГѓВєltima parada de gasolina para los siguientes ochenta kilГѓВіmetros. El carburante era terriblemente caro y sus recursos se estaban agotando, pero esto superГѓВі la sorpresa de la alternativa desagradable, la forma en que su suerte se estaba ejecutando en estos dГѓВas.
Pocos minutos despuГѓВ©s empezГѓВі a perder de vista la cadena de radio. EmpezГѓВі a buscar desesperadamente otra. Todo lo que podГѓВa encontrar aquГѓВ en medio de la nada era un programa religioso. ¿QuГѓВ© hacГѓВa eso a mediodГѓВa? No era domingo. ¿No eran esas cosas reservadas para la tarde o la noche cuando no molestarГѓВan a la gente decente?
ГўВЂВњAquellos paganos quieren decirte que todo fue un accidente,ГўВЂВќ decГѓВa el predicador. ГўВЂВњSi te encuentras un reloj en el suelo, seguro que dices, ГўВЂВ?que cosa mГѓВЎs rara, ¿todas estas piezas de metal se han juntado ellas solas en el suelo para decirme la hora?ГўВЂВ™ ¡Vaya suposiciГѓВіn mГѓВЎs estГѓВєpida, ridГѓВcula, sin sentido, imbГѓВ©cil, tonta, alocada y banal! ¿O creerГѓВЎs que alguien hizo aquel complicado reloj a posta para tus propios propГѓВіsitos? Un reloj implica un Relojero tan seguro que la noche sigue al dГѓВa.ГўВЂВќ
ГўВЂВњSГѓВ,ГўВЂВќ le contestГѓВі a la radio molestamente. "Un relojero imbГѓВ©cil que no sabe o no le importa si dejГѓВі su reloj en medio de un estГѓВєpido campo. Tal vez el dueГѓВ±o lo perdiГѓВі o lo tirГѓВі porque daba mal el tiempo. ¿QuГѓВ© pasa si dejas una barra de hierro en el campo y vuelves unos meses mГѓВЎs tarde encontrГѓВЎndolo cubierto con polvo rojizo? ¿AsumirГѓВas que alguien vino y lo pintГѓВі? ¿O crees que se acaba de oxidar? ¡no me jodas!ГўВЂВќ
El predicador radiofónico lo ignoró. “Lo que estas personas no pueden ver es que todo es parte de un gran diseño, un diseño tan grande que no podemos ver todos los detalles. El plan de Dios es tan grande que se envuelve todo el camino alrededor de nosotros como una manta grande y reconfortante. El plan de Dios es inmenso y es para todos nosotros, y todos participamos en él”.
“¿El plan de Dios incluye quemar mi tienda?ГўВЂВќ Le gritaba a la radio. “¿Quiere Dios que yo estГѓВ© sin hogar y en bancarrota? ¿Es Hacienda parte sutil del plan de Dios? ¿Necesita Dios mis ocho mil dГѓВіlares? ¿Es el plan de Dios para darme una multa por exceso de velocidad? ¿O hacer que BГѓВЎrbara me deje? ¿QuГѓВ© estГѓВЎ haciendo el plan de Dios para mГѓВ? ¿DГѓВіnde la manta del amor que deberГѓВa cubrirlo todo? ¡Tiene unos agujeros de polilla muy grandes!ГўВЂВќ
GolpeГѓВі furiosamente el botГѓВіn para apagar la radio. La humedad en su rostro era mucho mГѓВЎs que lГѓВЎgrimas de sudor, picando sus ojos y haciendo mГѓВЎs difГѓВcil ver por dГѓВіnde estaba conduciendo. Si hubiese habido mГѓВЎs trГѓВЎfico, podrГѓВa haber estado en problemas, pero no habГѓВa nadie a quien atacar. Al menos logrГѓВі mantener el coche en la carretera.
Incluso el silencio era mejor que escuchar basura como esa. Incluso escuchar sus propios pensamientos era mejor. A pesar de que estaba enfadado y confundido, deprimido y lleno de desesperaciГѓВіn. Al menos eran sus pensamientos, no los de un tipo hipГѓВіcrita.
TerminГѓВі el resto de la botella muy rГѓВЎpido, la mitad en su boca y la otra mitad sobre su cabeza. No parecГѓВa que ayudara. SeguГѓВa haciendo un calor insoportable.
ESCENA 3
A primera vista, el objeto podrГѓВa bien ser un espejismo. Pero no brillaba e iba creciendo en tamaГѓВ±o a medida que se aproximaba con su coche, por lo que definitivamente era algo real.
Era una enorme mansiГѓВіn de dos pisos construida en piedra blanca, con filas de ventanas en cada piso que reflejaba el sol de primera maГѓВ±ana. El porche frontal le sobresalГѓВa apoyado por una fila de columnas de mГѓВЎrmol blanco, y en frente de la casa habГѓВa un trozo rectangular de cГѓВ©sped verde delineado a la perfecciГѓВіn con el lГѓВmite del desierto a su alrededor.
HabГѓВa conducido por esta carretera antes y no recordaba haber visto algo asГѓВ. Eso habГѓВa sido hace unos aГѓВ±os, sin embargo, podrГѓВa haber sucedido durante ese tiempo.
La carretera pasaba por delante de la casa, a unos treinta metros de distancia. La tierra alrededor era perfectamente plana, desprovista de cualquier cosa de interГѓВ©s, pero ocasionalmente podГѓВas ver algunos arbustos y cactus solitarios dispersos aquГѓВ y allГѓВЎ. Incluso las montaГѓВ±as que siempre estaban presentes en California eran sГѓВіlo una mancha azul en el lejano horizonte.
Estaba demasiado absorto en su propia miseria para pensar en la mansiГѓВіn mucho mГѓВЎs que como una curiosidad. Su depresiГѓВіn era una nube negra que abrumaba todas las otras preocupaciones, asГѓВ que ГѓВ©l ignorГѓВі la mansiГѓВіn y siguiГѓВі conduciendo.
O tratГѓВі de hacerlo. Sin previo aviso, su motor de repente tosiГѓВі y muriГѓВі, y el viejo Corolla se detuvo lentamente hasta hacerlo casi directamente frente a la entrada de la mansiГѓВіn. Por lo menos se las arreglГѓВі para dirigirlo al lado de la carretera, por lo que no serГѓВa golpeado por cualquier otro coche que pasara por aquГѓВ. Aunque no habГѓВa mucha probabilidad de que eso ocurriera.
El indicador de la gasolina indicaba que el depГѓВіsito estaba medio lleno. IntentГѓВі encender el motor un par de veces, pero solamente obtuvo un lГѓВєgubre ruido parecido a un zumbido. “¡Mierda!ГўВЂВќ gritГѓВі a la desconsiderada mГѓВЎquina, golpeando la rueda con ambos puГѓВ±os. “¡Mierda, mierda, mierda, mierda, mierda! ¿Por quГѓВ© a mi? ¿Por quГѓВ© ahora? SabГѓВa que no deberГѓВa haber confiado en un trozo de basura para un viaje como este.ГўВЂВќ
MirГѓВі a disgusto el montГѓВіn de formularios para la aseguradora en el asiento del pasajero que estaban debajo de la bolsa de ropa, los sacГѓВі y cerrГѓВі de un golpe la puerta. LevantГѓВі el capГѓВі para comprobar el motor. Aquello era algo inГѓВєtil ГўВЂВ”no tenГѓВa ni idea de lo que estaba mirando, ni mucho menos como poder arreglarlo.
MirГѓВі impacientemente su reloj. Las doce y treinta y cinco. La temperatura rondaba los treinta y siete grados. Aquella tarde solo podГѓВa que ir a peor. Ni un ГѓВЎpice de viento. TenГѓВa que ponerse manos a la obra si querГѓВa llegar al rancho antes de la puesta de sol.
Puso la mano en el bolsillo y se sacГѓВі su mГѓВіvil. Nadie le podГѓВa ayudar, de todas maneras pues la pantalla indicaba que no habГѓВa cobertura. DespuГѓВ©s de todo, ¿quien instalarГѓВa una antena de telefonГѓВa aquГѓВ para los conejos y los coyotes? LanzГѓВі tu telГѓВ©fono tan lejos como pudo hacia el desierto. “¡Buen viaje!ГўВЂВќ gritГѓВі. “¿Y ahora, quГѓВ©? ¿QuГѓВ© pasarГѓВЎ?ГўВЂВќ golpeГѓВі el coche con frustraciГѓВіn en medio de un sollozo. “¿Me ocurrirГѓВЎ algo bueno?ГўВЂВќ
Lo que ГѓВ©l querГѓВa hacer era volver con el coche. Sentarse en el asiento trasero. Tumbarse en posiciГѓВіn fetal y llorar. QuizГѓВЎs incluso chuparse su pulgar. Todo el universo pasarГѓВa por delante suyo. Probablemente algo mejor de lo que habГѓВa estado haciendo ГѓВєltimamente.
LevantГѓВі la mirada y vio otra vez aquella casa. Bueno, al menos podГѓВa pedir si podrГѓВa usar su telГѓВ©fono para llamar a la Asistencia-en-Carretera. Por supuesto, no con la racha que llevaba.
Se desesperГѓВі. A pesar de haberse tirado por encima mucha agua, su ropa estaban ya secas por el calor del desierto. PasГѓВі sus dedos por el pelo un par de veces como si fuera un peine. Entonces empezГѓВі a pisar fuertemente el asfalto, alegrГѓВЎndose de que todavГѓВa no era de noche, una noche de tormenta; ahora tendrГѓВa que entrar en la guarida de DrГѓВЎcula o Frank N. Furter
(#litres_trial_promo) o alguien parecido.
Estaba tan envuelto en su nube negra de pensamientos que habГѓВa llegado a mГѓВЎs de la mitad de la entrada antes de ver al muГѓВ±eco de nieve en el cГѓВ©sped cerca del porche. TenГѓВa que ser uno de esos adornos plГѓВЎsticos de Navidad, pensГѓВі. Alguien tenГѓВa un extraГѓВ±o sentido del humor, dejГѓВЎndolo fuera en julio. O eso o era alguien muy perezoso.
A medida que se acercaba a ГѓВ©l, sin embargo, parecГѓВa cada vez mГѓВЎs real. Era un muГѓВ±eco de nieve estГѓВЎndar de tres bolas con la base de un metro de diГѓВЎmetro, el medio de sesenta centГѓВmetros y la cabeza de treinta. Sus ojos eran ciruelas negras, su nariz un pepinillo dulce y su boca era una lГѓВnea punteada de cerezas curvadas en una sonrisa. Llevaba una alegre bufanda amarilla y roja alrededor de donde estarГѓВa su cuello. En su cabeza, en lugar del sombrero de copa tradicional, tenГѓВa una gorra de bГѓВ©isbol de Oakland A's. Sus brazos estaban desproporcionadamente flacos, sГѓВіlo un par de ramas desnudas que salГѓВan de sus hombros.
Se acercГѓВі a ГѓВ©l y lo tocГѓВі. Estaba frГѓВo. Estaba hecho de nieve. Y estaba de pie sobre este cГѓВ©sped en treinta y siete grados de calor bajo el sol abrasador del desierto en julio.
Se alejГѓВі lentamente de ГѓВ©l, no completamente dispuesto a quitarle los ojos de encima. El muГѓВ±eco de nieve se quedГѓВі allГѓВ y no mostrГѓВі ninguna intenciГѓВіn de derretirse.
Finalmente, con un rГѓВЎpido movimiento de cabeza, tratГѓВі de sacarlo de su mente. HabГѓВa muchos otros problemas de que preocuparse. SubiГѓВі los cuatro escalones hasta el porche, se acercГѓВі a la gran puerta y presionГѓВі la campana.
A los pocos segundos la puerta se abriГѓВі y se vio mirando a la mГѓВЎs bella chica que habГѓВa visto jamГѓВЎs. Era pequeГѓВ±a ГўВЂВ”tan sГѓВіlo metro setenta y dos, no le llegaba mГѓВЎs allГѓВЎ de la narizГўВЂВ” pero aquella tan solo era lo ГѓВєnico a lo que podrГѓВa llamar remarcable. Su cuerpo estaba perfectamente proporcionado, ni muy pechugona ni muy aniГѓВ±ada. Su pelo marrГѓВіn oscuro, con un corte pixie, con un rostro perfecto, ojos marrones y brillantes, una nariz alegre y una boca pequeГѓВ±a pero expresiva.
Llevaba puesto un pantalГѓВіn vestido satinado de una pieza. La mitad inferior eran unos pantalones destellantes; la parte superior era un arnГѓВ©s con la forma de dos paГѓВ±uelos negros uniГѓВ©ndose en la parte frontal y atГѓВЎndose entre ellos por el cuello. Llevaba unas zapatillas negras con poco talГѓВіn, y su parte trasera estaba descalzo. No estaba esquelГѓВ©tica, pero tampoco tenГѓВa grasa. Alrededor de su cuello llevaba una cadena dorada y un gran medallГѓВіn de varios centГѓВmetros, con al menos una docena de pequeГѓВ±as luces que parpadeaban. No parecГѓВa tener mucho mГѓВЎs de veinte aГѓВ±os.
“¿SÃ�” dijo ella.
ГѓВ‰l estaba demasiado ocupado admirando las vistas por lo que olvidГѓВі la razГѓВіn de estar allГѓВ. ГўВЂВњEh, perdona que te moleste, pero mi coche se ha estropeado en medio de la carretera. Me preguntaba si...ГўВЂВќ
“Bueno, no te quedes bajo este sol” dijo haciéndole señas para que entrase. “Entra que aquàhay aire acondicionado y se está bien. Bienvenido a Green House.”
ГўВЂВњGracias,ГўВЂВќ dijo poniendo un pie dentro. Ella cerrГѓВі la puerta tras ГѓВ©l, y enseguida sintiГѓВі el lujo. No habГѓВa sentido frГѓВo desde hacГѓВa horas.
Estaban en un vestГѓВbulo echo de baldosas de mГѓВЎrmol negras y blancas y una enorme lГѓВЎmpara de cristal colgando de un techo alto. HabГѓВa un largo pasillo que llevaba hasta la parte trasera de la mansiГѓВіn, con varias puertas que daban a diferentes habitaciones. Unas amplias escaleras con una alfombra verde llevaban al piso superior.
“Odio molestar de esta manera...” empezó diciendo, pero ella lo volvió a interrumpir.
ГўВЂВњNo digas tonterГѓВas. No es molestia. No es tu culpa el lugar donde tu coche se estropea, ¿verdad?ГўВЂВќ
ГўВЂВњNo,ГўВЂВќ dijo con un profundo suspiro. ГўВЂВњMe estaba preguntando si me dejarГѓВas usar el telГѓВ©fono un momento.ГўВЂВќ
ГўВЂВњLo harГѓВa si tuviera uno.ГўВЂВќ
“¿Vives en un lugar tan apartado en medio de la nada sin teléfono?”
ГўВЂВњSi tuviera uno, la gente no dejarГѓВa de llamarme todo el ratoГўВЂВќ dijo ella. ГўВЂВњHay demasiada gente intentando hablar conmigo. Prefiero ser un poco difГѓВcil de localizar.ГўВЂВќ
“¿Pero si tienes algún problema” le dijo. “¿Y si necesitas comunicarte con alguien?
“No tengo problema alguno a la hora de comunicarme con el que quiero” dijo ella “Y no hay problema que mi servicio no pueda solucionar.”
“Oh, tienes servicio. Supongo que entonces nada.”
“Sip. De echo, iba a sugerirte que mi chófer echara un vistazo a tu coche. Seguramente sepa como repararlo.”
“No quiero meterte en problemas...”
ГўВЂВњPara nada. Fritz harГѓВЎ su trabajo. Es por esto que estГѓВЎ aquГѓВ.ГўВЂВќ CogiГѓВі su medallГѓВіn y hablГѓВі por ГѓВ©l. ГўВЂВњFritz, hay un coche fuera que parece que ha dejado de funcionar. ¿PodrГѓВas echarle un vistazo y hacerlo que vuelva a funcionar?ГўВЂВќ
ГўВЂВњJa, meine frauleinГўВЂВќ dijo la voz a travГѓВ©s del medallГѓВіn. Aquella voz tenГѓВa un acento tanto de alemГѓВЎn de Hollywood que podГѓВa escuchar el taconeo de sus talones.
“Muchas gracias” dijo él.
Ella se dio la vuelta. “Me llamo Polly, por cierto.”
“Oh, esto... y yo Rod.”
Ladeó su cabeza hacia la izquierda. “No pareces ninguna â€�caña’
(#litres_trial_promo) dijo sentenciosamente.
“¿Qué aspecto tiene una â€�caña’?”
ГўВЂВњEsto, algo largo, cilГѓВndrico y rГѓВgidoГўВЂВќ le dijo regalГѓВЎndole una sonrisa malvada. ГўВЂВњPor supuesto, entiendo que sea tu apodo.ГўВЂВќ
ГѓВ‰l se sintiГѓВі ruborizado. ГўВЂВњEs por HerГѓВіdotoГўВЂВќ dijo calmadamente mientras se preguntaba porque lo decГѓВa. Casi nunca se lo habГѓВa contado a nadie ГўВЂВ”ni mucho menos a un completo desconocido.
“Ah, el historiador griego” gritó Polly. “Genial.”
“¿Lo conoces?”
“Por supuesto, amo la Antigua Grecia.”
ГўВЂВњSГѓВ, y tambiГѓВ©n mi padre. Era profesor de civilizaciones clГѓВЎsicas.ГўВЂВќ
ГўВЂВњTenГѓВa que quererte de verdad para darte tal honorable nombre.ГўВЂВќ
HerГѓВіdoto resoplГѓВі con desprecio. ГўВЂВњHerГѓВіdoto Shapiro es un nombre horrible para un chico judГѓВo.ГўВЂВќ
“Me gusta. ¿Puedo llamarte â€�Hero’?”
“Prefiero Rod.”
“Puedes ser mi Héro-e” dijo ella, ignorando por completo sus palabras. “Es mejor que â€�Her,’ ¿no?”
ГўВЂВњHaz lo que quierasГўВЂВќ dijo resignГѓВЎndose. TenГѓВa mayores problemas en su vida en aquel momento que preocuparse por como le llamaba una niГѓВ±a tonta y rica. Uno de sus problemas era el apartar su mirada del increГѓВble cuerpo de aquella niГѓВ±a tonta y rica evitando dejar el suelo lleno de babas.
Ella lo rodeó con sus brazos y lo llevó a la habitación a su derecha. “Entra a la sala y únete a la fiesta.”
“¿Fiesta?” Sintió una opresión en el pecho. Las fiestas conllevan gente, normalmente gente feliz. La gente feliz era la última cosa que necesitaba en su vida en aquel momento. “Eh, no quisiera ir a una fiesta a la que no he sido invitado—“
“No tienes porque si no quieres” le dijo Polly.
Él estaba demasiado en guardia y sudado y despeinado. “No estoy seguro de que vaya conmigo. Seguramente no conozco a nadie—“
“No te preocupes. Todo estará bien. Son buena gente. No invito a quien no lo sea.”
“Pero, esto... no voy vestido para una fiesta.”
“No te preocupes. Todos mis amigos vienen-tal-cual. Muy informal. Creo que las personas son más importantes que su ropa. Ven.”
AbriГѓВі la puerta corrediza y le invitГѓВі a que entrara al gran salГѓВіn. La habitaciГѓВіn estaba llena de gente. HabГѓВa una banda tocando mГѓВєsica instrumental discretamente en el fondo, y gente hablando amigablemente. Se podГѓВa escuchar risas desde diferentes sitios.
La alfombra era azul pГѓВЎlido, cubierta por un par de tapetes Persas sobre un suelo azul. El papel de las paredes era de un tono azul pastel con bandas azul marino horizontales cerca de la parte superior y el revestimiento de madera. HabГѓВa un largo sofГѓВЎ de brocado Empire y cinco sillas de jacquard verde con pequeГѓВ±os manojos de campanillas en forma de diamante, y un gran piano celeste en la esquina opuesta. PequeГѓВ±as mesas de caoba habГѓВa sido colocadas bajo un espejo de plato con esquinas biseladas. Todo el mundo estaba hablando de pie; nadie permanecГѓВa sentado en tales sofisticados muebles.
Él contempló la gran multitud, pero no pudo encontrar ninguna cara conocido. “¿Cómo has logrado reunir tanta gente en un lugar en medio del desierto?”
“Los invité” dijo Polly sin rodeos. “A la gente le gusta venir a mis fiesta.”
PulsГѓВі un botГѓВіn en su medallГѓВіn y sonГѓВі un leve pero insistente carillГѓВіn en la habitaciГѓВіn. La gente dejГѓВі de conversar para ponerse a mirar hacia la puerta.
“Hola a todos” dijo ella “espero que lo estéis pasando bien.”
Mucha gente asintiГѓВі, otros contestaron con algГѓВєn movimiento. ГўВЂВњBienГўВЂВќ dijo Polly ГўВЂВњsi hay algГѓВєn problema, decГѓВdmelo. Me gustarГѓВa presentaron a miHГѓВ©ro-e. De echo, se llama Herodotus Saphiro, pero creo que HГѓВ©ro-e le queda mejor. Haced que se sienta a gusto.ГўВЂВќ Los invitados lo saludaron, cosa que hizo sentir a Herodotus mГѓВЎs avergonzado.
Polly se dio media vuelta hacia él. “Parece que necesitas una bebida.”
“No suelo beber mucho—“
“Solamente una copa de vino. Eh, Fifi” dijo ella.
Una bella y alegre jovenzuela de pelo rubio vistiendo un uniforme negro y blanco de sirvienta se les acercГѓВі, llevando una bandeja con copas de vino. Su ropa era escasa dejando poco a la imaginaciГѓВіn, sobretodo por dejar en evidencia su origen mamГѓВfero. ГўВЂВњOui, Mademoiselle?ГўВЂВќ preguntГѓВі.
Polly tomó un par de copas de vino de la bandeja, dándole una a Herodotus y quedándose la otra para ella. “Fifi, quiero que te asegures que Héro-e tiene todo lo que quiera.”
La sirvienta mirГѓВі el rostro de Herodotus y sonriГѓВі. ГўВЂВњHarГѓВ© lo mejor que puedaГўВЂВќ le prometiГѓВі con una voz que de repente parecГѓВa ronca. Sus hombres y caderas empezaron a moverse como si fueran accionados indistintamente el uno del otro.
Polly alzó la copa. “Para las nuevas amistades” dijo, acercando su copa con la de él.
Herodotus contemplГѓВі el lГѓВquido dorado de la copa y lo probГѓВі. Estaba delicioso ГўВЂВ”dulce pero no empalagoso, suave al paladar, refrescante en la garganta, con un final definido y afrutado. TomГѓВі un segundo sorbo mucho mГѓВЎs largo.
Ella lo contemplaba con una sonrisa en su rostro. “¿Te gusta?” preguntó.
ГўВЂВњSГѓВ, estГѓВЎ muy bueno.ГўВЂВќ
ГўВЂВњEs de mi viГѓВ±edoГўВЂВќ dijo presumiendo. ГўВЂВњSe llama AlegrГѓВa, el vino de las uvas alegres. Crecen junto a otro viГѓВ±edo donde se almacenan las uvas de la ira. Guardo este vino para ocasiones especiales.ГўВЂВќ
“Oye, Polly, yo—“
“Perdona por tener que dejarte unos instantes, pero tengo atender a alguien. Temas de anfitriona y cosas por el estilo. Habla con la gente, diviértete. Si necesitas algo, Fifi o James estarán encantados de ayudarte.”
“¿Quién es ese James?”
“Mi mayordomo. Estaré de vuelta pronto y entonces podremos hablar.” Tomó un sorbo de su copa y se alejó, sonriendo a todo aquel con el que se cruzaba hasta desaparecer entre la multitud.”
Herodotus se sintiГѓВі fuera de su lugar y completamente solo. La gente parecГѓВa amable, pero no estaba con humor para hacer amigosГўВЂВ” no ese dГѓВa. Se dirigiГѓВі hacia el sofГѓВЎ y se sentГѓВі en uno de sus extremos, intentando no estropear aquel antiguo mobiliario e intentando pasar por inadvertido lo mejor que pudo.
Unos minutos despuГѓВ©s, un hombre vino y se sentГѓВі a su lado. ParecГѓВa tener sesenta y muchos aГѓВ±os, con un rostro curtido y arrugado con un peinado casi blanco perfecto. TenГѓВa un cuerpo delgado con un generosa barriga que le arrugaba la cara pero no de una forma bonita. SonreГѓВa mucho.
“¿Cuánto tiempo hace que la conoces?” preguntó el hombre intentando empezar una conversación.
“¿Ella? ¿Te refieres a Polly?”
“¿AsГѓВ es como se llama ГѓВєltimamente? SГѓВ, Polly.ГўВЂВќ
“Me encontré con ella hace unos pocos minutos.”
El viejo hombre asintiГѓВі. ГўВЂВњYo ya hace cinco aГѓВ±os. Mi mujer y yo llevamos cuarenta y tres aГѓВ±os casados, y no ha estado enferma ni un solo dГѓВa en su vida excepto uno o dos resfriados. Entonces Alice fue al hospital, y tres semanas despuГѓВ©s muriГѓВі de cГѓВЎncer. Toda mi vida se desplomГѓВі. PensГѓВ© que hubiera sido mejor morir y estar con ella. Entonces esa enfermera vino a mi en la sala de visitas y me cogiГѓВі de la mano. No soy un tipo que llore con facilidad, pero terminГѓВ© como un niГѓВ±o llorando sobre sus hombros, empapГѓВЎndole todo el uniforme. ParecГѓВa que no el importaba. Le contГѓВ© todo sobre Alice. ¡JesГѓВєs! Estuvimos hablando durante horas. Ya sabes, tengo amigos que intentan levantarme el ГѓВЎnimo diciГѓВ©ndome que Alice fue a un lugar mejor. Polly jamГѓВЎs me dijo tal estupidez. Solamente estaba allГѓВ, y fue suficiente, y entonces el resto del mundo tambiГѓВ©n ГўВЂВ” un poco mГѓВЎs vacГѓВo sin Alice, pero no tan desesperanzador como pensaba.ГўВЂВќ
Se detuvo. “¿Cuál es tu historia?” preguntó.
Herodotus se sonrojГѓВі. DespuГѓВ©s de una historia como la del viejo, ¿quГѓВ© podГѓВa decir? ГўВЂВњMi coche se rompiГѓВі fuera de su casaГўВЂВќ, dijo, casi disculpГѓВЎndose.
El hombre lo miró un rato, con las más ligeras de sus sonrisas en las comisuras de la boca. Finalmente se levantó. “Claro,” dijo él, extendiéndose y golpeando a Herodotus en la espalda. “Recuerda, como dice Polly, que las cosas nunca son desesperadas a menos que pierdas toda esperanza.” Y se alejó.
Herodotus tomГѓВі otro sorbo de vino y observГѓВі a los que estaban en la fiesta. DespuГѓВ©s de otro par de minutos, un pequeГѓВ±o hombre con un traje gris, una camisa blanca almidonada y una corbata roja se acercГѓВі al sofГѓВЎ. En vez de sentarse en ella, caminГѓВі detrГѓВЎs de ГѓВ©l y se inclinГѓВі para susurrar al oГѓВdo de Herodotus. ГўВЂВњQuГѓВtate de aquГѓВ mientras tengas una oportunidadГўВЂВќ dijo ГѓВ©l de forma siniestra.ГўВЂВќ
“¿Qué?”
ГўВЂВњYa me oГѓВste. Sal de allГѓВ antes de que sea demasiado tarde.ГўВЂВќ se alejГѓВі sin explicar mГѓВЎs.
Herodotus se preguntГѓВі quГѓВ© clase de madriguera de conejos habГѓВa caГѓВdo mientras miraba al hombre. Pero no tenГѓВa elecciГѓВіn de quedarse aquГѓВ a menos que quisiera caminar unos cincuenta kilГѓВіmetros en medio del calor del verano del desierto.
TomГѓВі su camino entre la multitud de la gente como si se tratase de un gato de pelo negro con los ojos brillantes. HabГѓВa ido direcciГѓВіn al sofГѓВЎ adrede mirando a Herodotus para terminar sobre sus piernas. Herodotus acariciГѓВі su piel con cuidado. El gato no se quejГѓВі, y empezГѓВі a ronronear amasando su muslo con sus patas aterciopeladas.
Entonces Polly regresó, vistiendo un leotardo cubierto de lentejuelas —rojo con rallas blancas verticales, con un embellecedor azul con estrellas blancas en la parte superior e inferior. Sus hombros, brazos y piernas estaban desnudos, con zapatillas de baile en sus pies.
“Ah, has conocido a Midnight” dijo Polly con una sonrisa.
“Creo que él me ha encontrado a mi” dijo Herodotus.
“Veo que sueles pensar las cosas desde una perspectiva “descabellada”
“He vivido con unos pocos toda mi vida” admitió él.
ГўВЂВњMe alegra oГѓВrlo. Los gatos son la prueba viviente de que Dios solamente bromeaba cuando decГѓВa que deberГѓВa haber otros dioses antes que ГѓВ©l.ГўВЂВќ Se sentГѓВі y acariciГѓВі el gato. RonroneГѓВі todavГѓВa mГѓВЎs fuerte.
Polly saltГѓВі al sofГѓВЎ a su lado, dando saltos un par de veces con todo el decoro de una niГѓВ±a revoltosa de diez aГѓВ±os, terminando sentГѓВЎndose de lado con las piernas cruzando frente a ГѓВ©l. El gato ni se asustГѓВі. ГўВЂВњAhora, ¿de quГѓВ© podrГѓВamos hablar?ГўВЂВќ preguntГѓВі ella.
Herodotus sacudió la cabeza. “No estoy de humor para hablar. Solamente quiero que me arreglen el coche y regresar.”
La voz de Polly pareció compasiva. “Tienes problemas, ¿no?”
ГўВЂВњHe dicho que no quiero hablar de ello.ГўВЂВќ Su tono se volviГѓВі mГѓВЎs ГѓВЎspero de lo que querГѓВa.
ГўВЂВњBuenoГўВЂВќ dijo ella, todavГѓВa acariciando al gato. ГўВЂВњEntonces hablemos de mi tema favorito ГўВЂВ”yo mismo. Hazme preguntas. Se que tienes algunas, lo puedo ver en tus ojos. PregГѓВєntame cualquier cosa. Me siento muy bien, por lo que tendrГѓВЎs una de esas oportunidades que aparecen una vez en la vida y por las que algunos hombres morirГѓВan por ella.ГўВЂВќ
Obviamente no lo iba a dejar solo, por lo que deberГѓВa contestarle tambiГѓВ©n con humor.
“¿Cultivas muchas flores por aquÃ�”
PermaneciГѓВі en silencio y perpleja durante unos segundos. ГўВЂВњTengo que admitir, que no es el tipo de preguntas que me suelen hacer. Normalmente son del tipo ГўВЂВ?cuГѓВЎl es el sentido de la vidaГўВЂВ™ o ГўВЂВ?porque me ha pasado a miГўВЂВ™. Claro que cultivo, tengo un jardГѓВn pequeГѓВ±o para ello, pero no mГѓВЎs grande que el de Versalles. ¿Por quГѓВ© me lo preguntas?
“Bueno, cuando llegué me dijiste â€�Bienvenido a greenhouse’.”
Polly se puso a reГѓВr. Era un sonido como campanas sonando, un sonido que hizo que toda la sala resplandeciera, algo que era placer en su pura esencia. ГўВЂВњNo ГўВЂВ?greenhouseГўВЂВ™ de almacГѓВ©n para cultivar plantasГўВЂВќ dijo ella. ГўВЂВњGreen HouseГўВЂВќ por su color verde.
“Pero tu casa es blanca.”
“Si, pero â€�Casa Blanca’ ya está tomada, ¿no?”
Herodotus cerrГѓВі sus ojos. Su cerebro le parecГѓВa que habГѓВa entrado en una densa niebla. ГўВЂВњNo estoy seguro que tenga ningГѓВєn sentido.ГўВЂВќ
“¿Sentido? No he hablado jamás de ningún â€�sentido’ en el contrato de la casa. O â€�justicia’, de hecho. Ni en la letra pequeña. La leàtoda.”
Herodotus tenГѓВa la sensaciГѓВіn incГѓВіmoda de que Polly habГѓВa estado viviendo sola durante demasiado tiempo. Estuvo a punto de ponerse en pie y decirle que seguirГѓВa esperando afuera a que su mayordomo viniera con el coche. Era un hombre alto con traje, pelo con signos de calvicie y algunas canas en un lado. TenГѓВa un cierto aire de superioridad, y llevaba una bandeja plateada con canapГѓВ©s en su mano derecha. AcostГѓВі educadamente la bandeja y dijo en un acento britГѓВЎnico de clase alta.
“¿Un refrigerio?”
“Gracias, James” dijo Polly mientras tomaba un entremés de la bandeja mientras miraba a Herodotus. “¿Te preocupa algo?”
La mayorГѓВa de las fiestas a las que habГѓВa ido tenГѓВan patatas fritas y salchichas, o cuencos de nueces o pretzels. No habГѓВa nada familiar en la bandeja que tenГѓВa delante suyo. ГўВЂВњEh, ¿que me recomiendas?ГўВЂВќ
“A ver, todo está bueno” dijo Polly “lo he echo todo yo misma.”
Herodotus escogiГѓВі lo que parecГѓВa una flor pequeГѓВ±a roja y marrГѓВіn sobre una galleta salada. La mordiГѓВі con cuidado, y se dio cuenta que tenГѓВa un punto de dulzor y otro de salado.
“Está bueno” dijo mientras terminaba de comérselo.
“Bueno, no tienes que mostrarte tan sorprendido” dijo Polly.
“¿Qué es?!
“Tras pensarme la respuesta, creo que te lo contaré. No queremos más por el momento, James.”
“Como desee, Madam.” El mayordomo se retiró a servir al resto de los invitados.
Polly contempló como Herodotus terminaba de masticar el canapé, y dijo. “Esto, ¿por dónde estábamos?”
“No creo que estuviésemos en ninguna parte.”
ГўВЂВњAh, sГѓВ, me estabas haciendo preguntas profundas y perspicaces. Venga, no puedo esperar a la siguiente.ГўВЂВќ
Herodotus se terminГѓВі el vino antes de regalarle otra muestra de sus pensamientos. Tras un suspiro, decidiГѓВі lo que le estaba preocupando. Bueno, uno de ellas. Polly no parecГѓВa estar ofendida por su franqueza.
“¿Sabes que” preguntó directamente “hay un muñeco de nieve en medio de la entrada a tu casa?
ГўВЂВњAh, ¿el seГѓВ±or FrГѓВo? Pensaba que ya lo habГѓВan quitado. Debe haber estado deambulado por ahГѓВ pues le gusta mirar como pasan los coches.ГўВЂВќ
Esto me ha dejado helado. “Me estás tomando el pelo.”
Ella le respondiГѓВі con una flamante sonrisa, una sonrisa que iluminГѓВі la habitaciГѓВіn con un arco de luz. ГўВЂВњPor supuesto, tontoГўВЂВќ dijo ella colocando su mano sobre su rodilla. ГўВЂВњEl seГѓВ±or FrГѓВo no puede ir a ninguna parteГўВЂВ” no tiene piernas. Esto siempre me ha llevado a preguntarme sobre Frosty. ¿CГѓВіmo puede bailar si los muГѓВ±ecos de nieve no tienen ni pies ni piernas? Aunque su canciГѓВіn es bonita.ГўВЂВќ
El tacto de su mano con su rodilla le hizo sentir... algo en ГѓВ©l. No estaba caliente, pues habГѓВa conectado el aire acondicionado. No se trataba de electricidad, aunque sintiГѓВі como todo su cuerpo estaba electrizado. No era nada sexual, aunque sus leotardos le puso en alerta ante su cercana feminidad. Tan sГѓВіlo era algo, y sin duda era bueno.
Empezaron las preguntas. “Pero como—“ cuando lo interrumpió.
ГўВЂВњBasta de preguntas y respuestas por ahora. QuizГѓВЎs mГѓВЎs tarde, si eres un buen chico. Ahora, necesito mi hora de ejercicio, el cual deberГѓВa haber empezado. Es por lo que voy vestida asГѓВ. Ven al gimnasio y hazme compaГѓВ±ГѓВa.
“¿Y los invitados?”
“Oh, estarán bien solos durante un momento. James y Fifi pueden cuidar de ellos.”
“No suelo hacer mucho ejercicio” dijo Herodotus, sin importarle decir que hacer ejercicio no era tan interesante como verlo hacer a otra persona. “Adelante. Me quedaré sentado cuidado a tu gato esperando a que tu chófer arregle mi coche.”
ГўВЂВњOh, no lo harГѓВЎsГўВЂВќ dijo ella levantГѓВЎndose del sofГѓВЎ de un salto y agarrГѓВЎndole del brazo. Midnight aprovechГѓВі la situaciГѓВіn para saltar de la falda de Herodotus y caer en algГѓВєn otro lugar. ГўВЂВњMe encanta ser vistaГўВЂВќ continuГѓВі Polly ГўВЂВњy no puede ser contigo aquГѓВ.ГўВЂВќ TirГѓВі de ГѓВ©l y lo acercГѓВі junto a ella. ГўВЂВњTГѓВіmalo como repago por mi hospitalidad.ГўВЂВќ
DГѓВЎndose cuenta que estaba mГѓВЎs cerca de la Fuerza Irresistible de lo que pudiera estar nunca, dejГѓВі que lo llevarГѓВЎ hasta el vestГѓВbulo y luego a travГѓВ©s del pasillo central hasta la parte trasera de la casa. HabГѓВa peores formas de pasar el tiempo, pero despuГѓВ©s de todo, ninguna viendo como una bella chica sudaba.
Llegaron al final del pasillo donde habГѓВa un ascensor esperГѓВЎndolos con la puerta abierta. Polly pulsГѓВі el botГѓВіn nГѓВєmero tres. Herodotus se dio cuenta que los botones llegaban hasta el trece, y el ГѓВєltimo decГѓВa ГўВЂВњR.ГўВЂВќ
ГўВЂВњPensaba que tu casa tenГѓВa solamente dos pisosГўВЂВќ dijo mientras se cerraban las puertas del ascensor. Este subiГѓВі mГѓВЎs rГѓВЎpido que cualquier otro ascensor que hubiera visto. Herodotus sintiГѓВі como sus rodillos llegaban hasta su pecho y atravesaban su cabeza, y como su estГѓВіmago hubiera caГѓВdo al suelo.
“Oh, debes haberla visto desde la parte delantera” dijo Polly a la ligera. “Es mucho más grande desde la parte trasera. Ya hemos llegado.”
El ascensor se parГѓВі de golpe de tal manera que Herodotus sintiГѓВі estar balanceГѓВЎndose sobre un muelle de gelatina. Las puertas se abrieron para mostrar un pasillo parecido al de un hotel con puertas en el otro lado. No habГѓВa nГѓВєmeros en ellas, ni ninguna indicaciГѓВіn de lo que habГѓВa detrГѓВЎs, excepto una que estaba pintada de verde claro.
Apoyando su paso con cuidado, Polly caminГѓВі rГѓВЎpidamente por el pasillo. No necesitaba tirar de la mano a Herodotus; sus nervios seguГѓВan chirriando desde el ascensor y tenГѓВa miedo de quedarse atrГѓВЎs, de perderse en esta mansiГѓВіn cada vez mГѓВЎs confusa.
Ella se detuvo delante de la puerta verde. “Puedes entrar” dijo ella.
“¿Por quГѓВ© querГѓВa hacerlo?ГўВЂВќ
“Porque está prohibido” dijo ella con cierto aire negativo. “Todo el mundo quiere entrar cuando les digo que está prohibido.” Siguió caminando hasta la siguiente puerta a su izquierda situada a la mitad de camino del salón.
“Esto es el gimnasio” dijo. “Entremos.”
Era una habitaciГѓВіn muy grande, tanto como el gimnasio de un instituto. No era lo que Herodotus esperaba encontrar. No habГѓВa ninguna cinta de correr, ni bicicleta estГѓВЎtica, ni mГѓВЎquinas de pesas, ni ninguna de esas maquinas para subir escaleras ГўВЂВ”ninguna de esas modernas mГѓВЎquinas. En su lugar, habГѓВa un caballete para saltar, barras paralelas, un trapecio y una cuerda floja de dos metros y medio de alto. HabГѓВan colocado multitud de colchones grises por todo el suelo.
“¿Eres acróbata? Se aventuró a preguntar Herodotus.
“Melamente de una folma espilitual” dijo parodiando al acento chino.
Herodotus pareciГѓВі confundido, tal como mostraba su expresiГѓВіn facial.
ГўВЂВњHas visto Tony Randall en Los 7 rostros del Dr. LaoГўВЂВќ dijo a medias Polly. Cuando Herodotus hizo que no con su cabeza, ella continuГѓВі “¡DeberГѓВas! Dirigido por George Pal, con guiГѓВіn de Charles Beaumont. Es una pelГѓВcula que se merece ser beatificada.ГўВЂВќ
Luego volvió al asunto en cuestión. “La acrobacia me da un buen entrenamiento y me ayuda a mantener la figura de niña que has estado admirando cuando pensabas que no estaba mirando.”
Herodotus se ruborizГѓВі, pero sГѓВіlo habГѓВa orgullo en el tono de Polly cuando dijo: ГўВЂВњMira esto.ГўВЂВќ
HabГѓВa una cuerda al lado del trapecio, y Polly subiГѓВі unos cuantos centГѓВmetros hasta que pudo alcanzar la barra. EmpezГѓВі a balancearse de un lado a otro, cobrando ГѓВmpetu, hasta que con un movimiento suave hizo una voltereta hacia atrГѓВЎs enganchando sus rodillas sobre la barra. Se sentГѓВі mГѓВЎs arriba hasta que estaba de pie en la barra. Herodotus empezГѓВі a aplaudir, pero ella le hizo callar. ГўВЂВњOh, eso no es nadaГўВЂВќ dijo ella, con el tacto mГѓВЎs dГѓВ©bil de su voz. ГўВЂВњPor favor, espera hasta el final del acto para aplaudir.ГўВЂВќ
InclinГѓВЎndose hacia delante, ella empezГѓВі a caer mientras, al mismo tiempo, doblaba la cintura y agarraba la barra de trapecio con ambas manos. Su ГѓВmpetu la llevГѓВі alrededor de la barra con un giro completo, en cuyo punto ella extendiГѓВі sus piernas hacia arriba hasta estar haciendo el pino en la barra. Ella posГѓВі allГѓВ, con una roca firme, durante quince segundos, luego de pronto se soltГѓВі y cayГѓВі hacia abajo hasta que, en el ГѓВєltimo instante, se agarrГѓВі los tobillos en los extremos de la barra de trapecio donde las cuerdas la sostenГѓВan. Entonces lentamente moviГѓВі su pierna izquierda hacia un lado, de tal manera que todo su cuerpo estaba colgando simplemente por su tobillo derecho.
Ella mantuvo esa postura durante otros segundos, sГѓВіlo para probar que no le habГѓВa salido por casualidad, para despuГѓВ©s sin esfuerzo inclinarse hacia arriba agarrando la barra con las manos de nuevo. Se inclinГѓВі hacia adelante y hacia atrГѓВЎs, usando su cuerpo como contrapeso para balanceГѓВЎndose por el trapecio. Las oscilaciones aumentaron hacia adelante y hacia atrГѓВЎs, cada vez mГѓВЎs altas con cada arco sucesivo. Luego, en el ГѓВЎpice del columpio, se soltГѓВі y volГѓВі por el aire. Su cuerpo se curvГѓВі rГѓВЎpidamente y ella hizo dos giros completos antes de enderezar su postura de nuevo y aterrizar en el centro de la cuerda floja.
ГўВЂВњNada de aplausosГўВЂВќ le recordГѓВі ella a ГѓВ©l ГўВЂВњpero un suspiro de sorpresa serГѓВa buen recibido.ГўВЂВќ
Ella no esperó, y empezó a caminar de vuelta a lo largo del cable, caminando de una manera tan seguro como si estuviera en el suelo. Se desplazo hasta el centro del cable, doblando sus rodillas y dando una voltereta hacia atrás, una segunda y una tercera —cada vez aterrizando sin problemas sobre sus pies.
ГўВЂВњAhora es el momento de que el pГѓВєblico participeГўВЂВќ dijo ГўВЂВњHay un mono ciclo ahГѓВ. ¿PodrГѓВas traГѓВ©rmelo, por favor?ГўВЂВќ
Herodotus fue y le trajo el mono ciclo. No se preocupГѓВі por darle las gracias, simplemente balanceГѓВі la rueda sobre el cable y se subiГѓВі a ГѓВ©l delicadamente, entonces paladeГѓВі hacia atrГѓВЎs y luego hacia adelante dos veces de un extremo al otro del cable.
Tras pedalear hasta el centro, se quedГѓВі quieta manteniendo el equilibrio y dijo ГўВЂВњAhora, trГѓВЎeme aquel palo y ese plato que hay ahГѓВ.ГўВЂВќ Herodotus hizo lo que pidiГѓВі.
El palo tenГѓВa casi un metro de largo por algo mГѓВЎs de un centГѓВmetro de diГѓВЎmetro. Lo tomГѓВі por la mitad, puso el plato encima y empezГѓВі a darle vueltas. Se lo colocГѓВі en el borde de la mano y empezГѓВі a girar cada vez mГѓВЎs rГѓВЎpido. Cuando vio que habГѓВa logrado la velocidad adecuada, agarrГѓВі la barra con ambas manos, tirando su cabeza hacia atrГѓВЎs y balanceando con cuidado el palo sobre su frente. SeparГѓВі sus manos colocГѓВЎndoselas a ambos lados. EmpezГѓВі a pedalear hacia delante y hacia atrГѓВЎs a lo largo del cable.
ГўВЂВњAquГѓВ es donde imparto el gran secreto del universoГўВЂВќ dijo, sin quitar los ojos del plato. ГўВЂВњToda la sabidurГѓВa de los antiguos se reducГѓВa a una sola palabra: Equilibrio. Mantente en equilibrio y el mundo es tu ostra. Asumiendo que te gustan las ostras, es decir, de otra manera toda la metГѓВЎfora no tiene valor.ГўВЂВќ
Ella continuГѓВі en la barra sobre su frente durante un minuto. A continuaciГѓВіn, la sujetГѓВі con su mano derecha, la sacГѓВі de su frente y la tirГѓВі al suelo. TomГѓВі el plato con su mano izquierda y, mirando a Herodotus, dijo ГўВЂВњCГѓВіgelaГўВЂВќ mientras se la tiraba. Mientras tanto, permanecГѓВa en el mono-ciclo subida en la cuerda, pedaleando hacia atrГѓВЎs y hacia adelante durante otro minutos sin mostrar esfuerzo alguno.
Al final, se bajo del mono-ciclo de una manera tan fГѓВЎcil como habГѓВa subido a ГѓВ©l, y fue hacia Herodotus. Se agachГѓВі y agarrГѓВі el cable dГѓВЎndole vueltas, dejГѓВі caer sus piernas hasta que ella estaba colgando por sus manos, luego se dejГѓВі caer ligeramente a la alfombra quedando los brazos triunfantemente sobre su cabeza.
“Muy bien, ahora puedes aplaudir” dijo ella.
Herodotus estaba por encima de cualquier aplauso. A pesar de como se sentГѓВa, dijo de una manera entusiasta “¡FantГѓВЎstico! ¿Eres una profesional?ГўВЂВќ
Polly bajó las manos y se inclinó. “Nunca me han pagado por ello, asàque supongo que eso me convierte en una aficionada con talento. Pero me gusta un poco. ¿Tienes hambre? Siempre tengo hambre después de un entrenamiento funambulista.”
HabГѓВa pasado mucho tiempo desde el desayuno y ese canapГѓВ© apenas lo habГѓВa llenado, pero Herodotus estaba receloso acerca de pedir mГѓВЎs generosidad. ГўВЂВњOdio molestarte. Ya has hecho tanto...ГўВЂВќ
“Ningún problema. Llamare a Mario para que nos traiga un snack.”
ГўВЂВњUna cosa, ¿te importarГѓВa que usara el baГѓВ±o para refrescarme?ГўВЂВќ
ГўВЂВњEn absoluto. Mejor que hacerlo en el suelo. Adelante.ГўВЂВќ lo acompaГѓВ±ГѓВі hasta fuera del gimnasio hasta el pasillo. ГўВЂВњEs la segunda puerta a la izquierda en esa direcciГѓВіn. No entres en la puerta verde. Cuando termines, toma el ascensor hasta el primer piso. Nos veremos allГѓВ.ГўВЂВќ
Fue al servicio, cerrГѓВі la puerta con llave. Estaba bien tener unos pocos minutos de privacidad. Polly era muy guapa y amable, pero aquello habГѓВa sido muy... intenso. SГѓВ, habГѓВa una palabra para definirla. Intensa.
TomГѓВі aire a fondo y abriГѓВі los ojos. A continuaciГѓВіn los volviГѓВі a cerrar. PodrГѓВa haber imaginado que Polly no tendrГѓВa un baГѓВ±o cualquiera, pero aquello iba mГѓВЎs allГѓВЎ de lo mГѓВЎs bestia que se hubiera imaginado.
AbriГѓВі los ojos otra vez para contemplar aquello. El papel de las paredes y el techo era un trampantojo que representaba una enorme catedral, quizГѓВЎs echo para tal efecto.
El lavabo estaba, literalmente, en un trono ГўВЂВ”una elaborada construcciГѓВіn tallada en roble oscuro con incrustaciones de marfil y joyas. Los robustos apoya brazos tenГѓВan cabezas de leones al final, y los cuatro pies eran garras con pelotas. La parte de atrГѓВЎs del trono era un terciopelo de color vino, y una luz constante brillaba en el asiento como si viniera de una vidriera arriba. Un rollo de papel higiГѓВ©nico estaba unido discretamente a un lado.
Se dirigiГѓВі al trono y levantГѓВі el asiento con cautela. Para su gran alivio parecГѓВa un inodoro ordinario por dentro. Se aliviГѓВі; entonces, como su esposa, que pronto serГѓВa la ex esposa, se recordГѓВі a sГѓВ mismo, volviГѓВі a bajar el asiento. Cuando se inclinГѓВі, se dio cuenta de que el papel higiГѓВ©nico parecГѓВa un poco extraГѓВ±o. Se acercГѓВі para tocarlo.
No era papel. Era de seda.
CaminГѓВі hasta el fregadero, que parecГѓВa una fuente bautismal octogonal que habГѓВa visto en su visita a las viejas iglesias. Los accesorios eran todo de oro macizo, y cuando encendГѓВa los grifos el agua que fluГѓВa hacia afuera era ligeramente perfumada de rosas. Los jabones eran en forma de cisnes pequeГѓВ±os, y las toallas de mano eran de lino plegado en forma de cisne.
Se quedó mirando su reflejo en el espejo mientras se lavaba las manos. “¿Dónde me he metido?” Se preguntó en voz alta en voz baja. “¿Es esta una versión aún más surrealista del Hotel California? ¿Quién es esta chica, y qué es este lugar?”
Sus palabras no tenГѓВa respuestas para ГѓВ©l, asГѓВ que se secГѓВі las manos y saliГѓВі de la habitaciГѓВіn.
La cabina del ascensor estaba abierta y esperГѓВЎndolo mientras caminaba por el pasillo. ApretГѓВі el ГўВЂВњ1ГўВЂВќ con cierto temblor, y el ascensor saliГѓВі disparado como si el cable se hubiera roto, sГѓВіlo para llegar a una sГѓВєbita pero suave parada. ГўВЂВњPodrГѓВa ser un paseo emocionante en cualquier parque de atraccionesГўВЂВќ murmurГѓВі.
SaliГѓВі a la planta baja. No habГѓВa seГѓВ±ales de Polly, asГѓВ que esperГѓВі.
Un gran leГѓВіn macho con una melena completa caminaba casualmente por una puerta. Herodotus instintivamente se quedГѓВі de piedra y retrocediГѓВі lentamente. Las puertas del ascensor se habГѓВan cerrado detrГѓВЎs de ГѓВ©l, pero ГѓВ©l apretГѓВі su espalda tan fuertemente como pudo.
El leГѓВіn lo mirГѓВі, y ГѓВ©l se dio cuenta que era un poco tuerto. Lo mirГѓВі otra vez, ignorГѓВЎndolo mientras decidiГѓВі caminar por el salГѓВіn hacia otra habitaciГѓВіn.
Tras unos pocos segundos Herodotus se dio cuenta que le costaba respirar. DecidiГѓВі tomar aire a fondo para intentar calmar sus nervios.
Polly saliГѓВі de otra puerta. Se habГѓВa vuelto a cambiar de ropa, esta vez llevaba unos tejanos ajustados, zapatillas y una camiseta blanca que decГѓВa “¡Creo en mi!ГўВЂВќ en letras azules a la altura del pecho. Incluso con una ropa tan sencilla parecГѓВa inmensamente sexy para ГѓВ©l.
ГўВЂВњEhГўВЂВќ dijo ГѓВ©l con indecisiГѓВіn ГўВЂВњhabГѓВa un leГѓВіn paseГѓВЎndose por toda la casa.ГўВЂВќ
“Ah, es Bert. No le des mucha importancia. Seguramente te tiene más miedo que tu a él.”
Herodotus decidiГѓВі que el tiempo para las sutilezas habГѓВa terminado. MirГѓВі directamente a sus ojos y dijo “¿QuiГѓВ©n demonios eres tГѓВє?ГўВЂВќ
Le respondió con una expresión incrédula. “Ya te lo he dicho. Me llamo Polly.”
“¿Polly, que más?”
“¿Polly que más qué?”
“¿Cuál es tu apellido?”
“No, cual es el nombre del tipo de la segunda base.”
“Ya he jugado a esto antes” dijo él de manera irritada. “Dime tu apellido.”
“¿Necesito uno?”
“Todo el mundo tiene un apellido.”
“Cher. Madonna. Prince.”
ГўВЂВњTodos estos son nombres artГѓВsticos. En verdad nacieron con apellidos.ГўВЂВќ
ГўВЂВњQuizГѓВЎs Polly sea mi nombre artГѓВstico.ГўВЂВќ
“Entonces, ¿trabajas en un escenario?”
“Constantemente” dijo ella con cierta lentitud en su voz.
ГўВЂВњTodo lo que querГѓВa decir es que—“
ГўВЂВњTu puedes, chico.ГўВЂВќ sus ojos se iluminaron de repente. “¿CГѓВіmo te atreves entrar aquГѓВ como si fueras el dueГѓВ±o del mundo y hacerme un interrogatorio de tercer grado? ¿Llevas el mГѓВіvil en el bolsillo o te alegras de verme? Lo que te importa de mi es el apellido, ¿o si una vez tuvo uno? No te quiero mГѓВЎs por aquГѓВ. Por favor, vete de una vez.ГўВЂВќ
Herodotus se dio cuenta de tal cambio abrupto en el carácter de Polly. “Pero—“
“Nada de peros. Vete. ¡Ahora!” dijo apuntando la puerta principal de la casa.
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